La diferencia entre Skore 999 y Error 999 es apenas un par de consonantes. Detrás de los dos personajes está la misma persona, Daniel Gutiérrez Escobar. Skore firma los grafitis, las pinturas, Error escribe, rapea, y para Daniel, el rap y el grafiti son el principio de todo.
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Daniel empezó a escuchar rap a los 11 años gracias a Gustavo, su hermano, que es cinco años mayor. “Yo lo veía a él estéticamente distinto al resto de gente, se vestía súper ancho, era súper rerapero. En ese entonces compartíamos habitación, y cuando el salía yo me ponía a escarbar, a ver que era eso, los dibujos, los compilados de rap. Así conocí el rap, esos sonidos de Nueva York de principios de los 90, tipo Onyx, eso me hizo clic en la cabeza”, dice.
Pero cómo en esa época el internet era todavía una novedad y era escaso, no era fácil acceder a mucha información, y como el rap era en inglés y Daniel todavía no entendía tanto, se concentraba en los grafitis que aparecían en los videos, y cada que veía uno pausaba y lo calcaba directamente de la pantalla.
Así empezó en el grafiti, con el rap, y eso se le volvió la vida, pintar y rapear, pero en esos años de adolescencia era más tímido e intrépido, prefería el anonimato y la adrenalina, por eso se concentró más en el grafiti, y por eso tantos lo conocen como Skore 999.
“En esa época dar cara era justamente lo que no quería y en el grafiti era bonito eso, era como uy, este man quién será, lo veo por todos lados pero no sé quién es. Eso también me formó una personalidad bien introvertida”, dice Daniel.
Pero los que sí sabían quién era realmente Skore eran los raperos. Ellos eran los que más le insistían que rapeara, y así de a poquitos lo ha venido haciendo, soltando temas cada tanto, colaborando con otros artistas, —Métricas Frías, Gordo Sarkasmus, El Nido, Penyair, El Kalvo, entre otros—, incluso montó un grupo con SagaUno y N. Hardem, Los Niños Invisibles, y en 2019 publicó un álbum, Odisea, con la producción de Charles Haggard.
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Así de a poquitos, le ha ido dedicando cada vez más tiempo al rap, de ahí es que viene Del Hito, el álbum que acaba de publicar, y ahí es que aparece con más ímpetu Error 999, porque los sobrenombres diferencian los proyectos, aunque la diferencia no es tanta.
La composición del disco no está muy lejos del grafiti. Daniel dibuja desde chiquito, desde entonces le daba forma lo que sus amigos ponían en palabras. Se inventaban personajes y él los dibujaba siempre.
Pero en el rap es al revés, se trata de ponerle palabras a las cosas, que la palabras creen las imágenes. Además, hay que dar la cara, hay que sostener lo que se dice, los hitos son otros. La cuenta empieza de cero.
“El disco es un regalo a mí mismo, de los 20 años que llevo haciendo esta vuelta, por eso lo quise hacer como si lo hubiera sacado en esa época. Es un homenaje a las bases de mi carrera, lo tenía reclarito, por eso quise que todas las personas que trabajaran en el disco tuvieran que ver con grafiti”, dice Daniel.
Del Hito es un nuevo comienzo para Daniel, que ahora va a buscar en la música lo que ya encontró en el grafiti, su estilo, su manera, su carácter, su propia forma de hacer algo que tantos saben. Y el andar empezó firme, porque cuando empezó a buscar referentes de cómo quería sonar se encontró con Stasevich, el Ucraniano que produjo el álbum 1993 de Onyx.
“Eso fue muy bonito porque para mí era muy lejano poderle llegar a él, pero se lo mostré a mi hermano y le dije, así es que quiero sonar. Mi hermano le escribió y el man dijo que de una”, dice Daniel.
Por eso Del Hito, suena al rap neoyorkino auténtico, al rap que Daniel empezó escuchando, el que le hizo click y le marcó el camino. Ahora lo hace él, es el auténtico rap rolo.