Desde que el Gobierno Nacional anunció que la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16) se iba a realizar en Cali, desde hoy hasta el primero de noviembre, todos los medios de comunicación del mundo entero volcaron los ojos sobre Colombia, y no de forma gratuita. Este evento de alto perfil político y ambiental reunirá a delegados de todo el mundo para discutir y negociar acciones concretas sobre la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la distribución equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos.
Es decir, la Conferencia de las Partes (COP), que es el principal foro internacional en materia de biodiversidad de Naciones Unidas, atraerá la atención global debido a las decisiones trascendentales que allí se tomen desde hoy. El objetivo es enfrentar los problemas ambientales más urgentes con la meta de detener y revertir la pérdida de naturaleza para 2030, en línea con el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, que se adoptó en la COP15 de 2022, celebrada en Canadá y que busca conservar el 30% de la tierra y el 30% los océanos, reducir especies invasoras y pesticidas, y fomentar la agricultura sostenible, con especial énfasis en la participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
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Este nuevo plan estratégico, precisamente, reemplazó a las Metas de Aichi, adoptadas en 2010, durante la COP10 que se llevó a cabo en Japón, cuyo fin era detener la pérdida de diversidad biológica y asegurar que los ecosistemas siguieran suministrando servicios esenciales entre 2011 y 2020, pero, tal y como lo explica WWF Colombia, aunque “las 20 metas Aichi, agrupadas en cinco objetivos estratégicos fueron, en su momento, la hoja de ruta para conservar la biodiversidad global en una década, durante la COP14, que tuvo lugar en Egipto, estas fueron revisadas, y los países reconocieron que no alcanzarían a cumplirlas”, dándole lugar entonces, en la COP15, al Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, la nueva hoja de ruta para detener y revertir la pérdida de biodiversidad a nivel global.
La COP de Biodiversidad tiene lugar cada dos años, a diferencia de la COP de Cambio Climático, que se celebra anualmente, y en esta edición, el punto más importante será la revisión, por parte de todos los países adscritos (196 en total), de los avances de sus Estrategias Nacionales y Planes de Acción en Biodiversidad (NBSAPs), fundamentales para cumplir los 23 objetivos propuestos en el marco global.
Por eso, del 16 al 18 de octubre, en la Zona Azul de la COP16 inició la fase preparatoria para las negociaciones que se darán en la cumbre mundial con la reunión del Órgano Subsidiario de Implementación (SBI, por sus siglas en inglés) del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), donde se revisaron el estado de aplicación del Marco Global de Biodiversidad de Kunming Montreal en cada uno de los países participantes. En dicha reunión Susana Muhamad, ministra de Ambiente y presidenta de la COP16, habló del compromiso y la responsabilidad que la humanidad debe asumir para que esta reunión no se quede en un compendio de buenas intenciones.
“Nos encontramos en un momento en el que la encrucijada de la pérdida de biodiversidad, los impactos del cambio climático y la contaminación están destruyendo la forma de la vida. Y vamos a necesitar el compromiso más firme de todas las partes, pero también la movilización de toda la sociedad y de todo el gobierno para que podamos definir un camino ambicioso para lograr cambios transformadores hacia la sostenibilidad de nuestro planeta, nuestra economía y nuestra sociedad”, expresó.
Asimismo, Astrid Schomaker, secretaria ejecutiva del Convenio sobre Diversidad Biológica, destacó el progreso que se ha logrado desde la adopción del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal hace dos años: “En estos dos últimos años, hemos visto a las partes centrarse en el desarrollo de sus estrategias nacionales de biodiversidad y planes de acción. A fecha de hoy, 91 partes han presentado objetivos nacionales, 61 de ellas tienen uno o más objetivos nacionales alineados con cada uno de los objetivos del marco, y 29 partes han presentado ya sus Estrategias y Planes Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAP por su sigla en inglés). Esto es alentador”.
En dicha fase preparatoria, Mauricio Cabrera, viceministro de Ambiente, en calidad de representante del Gobierno Nacional, también mostró los avances de Colombia en la implementación del Marco Global, y anunció que hoy, 21 de octubre, presentará su Plan Nacional de Biodiversidad actualizado al mundo, teniendo en cuenta que como país anfitrión de esta cumbre tiene sobre los hombros grandes expectativas, ya que se espera que no solo presente sus logros, sino que lidere la discusión para fomentar compromisos más ambiciosos en la protección de la biodiversidad a nivel global.
Además de la revisión del estado de implementación del Marco Global de Biodiversidad, la COP16 será el escenario para desarrollar los cuatro objetivos a los que Colombia le apuntará en esta cumbre mundial, los cuales fueron fijados por la ministra Muhamad a finales de junio de este año.
El primero tiene qué ver con que se presentará la Coalición Paz con la Naturaleza que busca integrar a varias naciones en un esfuerzo colectivo por regenerar la vida y revertir los efectos de la crisis climática. Este enfoque, además, ha sido un pilar de la agenda ambiental colombiana, ya que aboga por transformar la relación entre los humanos y la naturaleza para promover prácticas más sostenibles en la producción y el consumo.
El segundo, es lograr la unificación de las agendas de la COP de Cambio Climático y Biodiversidad, es decir, el país buscará que los esfuerzos internacionales para enfrentar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad se alineen en un marco común, dada la interconexión entre ambos problemas.
Esta convergencia es esencial para abordar lo que se ha llamado la “triple crisis planetaria”: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Esto porque para países como Colombia es crucial que las soluciones basadas en la naturaleza, entre las que se incluyen la restauración de ecosistemas y la reforestación, tengan cabida en las negociaciones climáticas globales.
“Unificar las agendas del clima y la biodiversidad permitirá una sinergia en las acciones y políticas, maximizando los beneficios para ambos frentes. La biodiversidad, respaldada por la riqueza cultural de la región, se establece como ejemplo a seguir, trazando el camino hacia una convivencia armoniosa entre las personas y la naturaleza, y asegurando un futuro más sostenible para todos”, explica Ximena Barrera, directora de Gobierno de WWF Colombia.
El tercero, es finalizar y activar un mecanismo multilateral que permita el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de información genética, que es el objetivo principal del Protocolo de Nagoya de 2010, un tema que ha sido central en las negociaciones previas.
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Este sistema beneficiará a los países ricos en biodiversidad, como Colombia, que han demandado recibir compensaciones por la utilización de sus recursos genéticos en sectores industriales globales, como el farmacéutico y el biotecnológico.
“El Protocolo de Nagoya es crucial para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad al promover prácticas responsables en la utilización de recursos genéticos. Garantiza que las comunidades campesinas y los pueblos étnicos, que poseen un conocimiento tradicional invaluable sobre la biodiversidad, sean reconocidos y beneficiados equitativamente por el uso de sus recursos genéticos. Esto no solo fortalece la conservación de la biodiversidad al incentivar prácticas de uso sostenible, sino que también contribuye al desarrollo económico y social de estas comunidades, mejorando sus condiciones de vida sin comprometer los recursos naturales fundamentales para su subsistencia”, señala Barrera.
El cuarto, será la movilización de recursos financieros para proteger la biodiversidad hasta 2030, ya que la financiación ha sido un tema recurrente en las negociaciones sobre biodiversidad y cambio climático, y la COP16 no será la excepción. Se espera que los países lleguen a acuerdos concretos sobre cómo movilizar los fondos necesarios para cumplir las 23 metas establecidas, puesto que la necesidad de establecer mecanismos financieros sólidos que permitan a los países en desarrollo, como los de América Latina, cumplir con sus compromisos de conservación sin sacrificar su desarrollo económico, es urgente.
“Si la COP16 no logra generar mayor confianza en la entrega de recursos financieros, el impulso para la implementación nacional del Marco Global de Biodiversidad (GBF) podría estar en riesgo. Es crucial que en la COP16 se adopte una estrategia clara y exhaustiva de movilización de recursos del GBF para el periodo 2025-2030, que abarque todas las fuentes, incluido el sector privado. Además, es imperativo encontrar una solución duradera y viable para el mecanismo financiero del CBD que satisfaga las necesidades de todos los países, asegurándose de llegar a un acuerdo durante la conferencia en Cali”, concluye la funcionaria de WWF.
En resumen, de la COP16 se espera que los países pongan en práctica sus promesas para salvar especies y restaurar ecosistemas; concreten compromisos ambiciosos para la biodiversidad y la sostenibilidad global; hagan operativo el marco de seguimiento que incluye indicadores para cada una de las 23 metas; reconozcan la importancia de la biodiversidad para los sectores de desarrollo; integren la biodiversidad en los procesos de sus actividades económicas, y agrupen iniciativas para conservar y utilizar la biodiversidad de forma sostenible.