Las erupciones volcánicas son fenómenos naturales con un alto potencial destructivo y, al mismo tiempo, impredecibles. Los peligros asociados, como las cenizas, los flujos de lava, y los gases tóxicos, pueden tener efectos devastadores tanto en la salud como en las estructuras y el medio ambiente. Por ello, es vital saber cómo actuar antes, durante y después de una erupción para protegernos y proteger a nuestros seres queridos, especialmente en zonas de riesgo.
Antes de que ocurra una erupción, la preparación es fundamental. Es importante informarse sobre el volcán en la región y conocer los planes de emergencia establecidos por las autoridades. También es recomendable identificar el nivel de alerta en el que se encuentra el volcán y comprender el riesgo local.
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Las autoridades suelen disponer de información clave sobre rutas seguras y procedimientos de evacuación, por lo que es esencial saber cuáles son y cómo llegar a ellas. Además, se recomienda preparar un kit de emergencia que contenga agua, alimentos no perecederos, linterna, radio a pilas, mascarillas de protección respiratoria y documentos importantes.
Contar con este kit básico puede marcar una gran diferencia si las circunstancias empeoran. Por último, establecer un plan familiar de emergencia asegura que todos sepan qué hacer en caso de evacuación y tengan un punto de encuentro definido.
En el momento en que ocurre la erupción, seguir estrictamente las indicaciones de las autoridades puede salvar vidas. En situaciones de emergencia, es crucial evitar moverse hacia áreas peligrosas y mantenerse alejado del volcán. Si las autoridades emiten una orden de evacuación, es vital acatarla de inmediato y dirigirse a las zonas seguras ya identificadas.
En caso de no poder evacuar, lo mejor es permanecer en un lugar cerrado y sellar puertas y ventanas para evitar la entrada de ceniza volcánica, la cual puede causar problemas respiratorios y afectar la visibilidad. Además, para proteger las vías respiratorias, se debe usar una mascarilla o, en su defecto, cubrir nariz y boca con un pañuelo húmedo. En estas situaciones, se recomienda evitar el uso de vehículos, ya que la ceniza volcánica no solo reduce la visibilidad, sino que puede dañar seriamente los motores.
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Una vez finalizada la erupción, el riesgo no desaparece por completo. Es esencial mantenerse en un lugar seguro y esperar la autorización de las autoridades antes de regresar a casa. La ceniza acumulada en los techos y estructuras debe ser retirada con mucho cuidado y usando protección para evitar inhalarla.
De igual manera, es importante verificar si el agua disponible es apta para el consumo, ya que podría estar contaminada con ceniza o residuos volcánicos. Al regresar a casa, conviene revisar el estado de la vivienda para asegurarse de que no haya sufrido daños estructurales. Finalmente, es recomendable mantenerse atento a posibles réplicas o nueva actividad volcánica que puedan poner en riesgo nuevamente la zona.
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Contar con información y actuar rápidamente en cada una de estas etapas puede reducir el impacto de una erupción volcánica. Las recomendaciones de seguridad, así como la colaboración y el acatamiento de las directrices oficiales, son esenciales para preservar la vida y minimizar los daños en este tipo de desastres naturales.