La primera exhibición en Colombia de Mamus, nombre del corto y de los mamos en su lengua, se realizó en la Cinemateca Distrital de Bogotá –donde se exhiben joyas de la cinematografía nacional e internacional– casi que en la clandestinidad por falta de difusión.
Esta presentación tuvo lleno total en la sala más grande y se organizó gracias al apoyo del Ministerio de Cultura y del capítulo de antropología de Uniandinos. A la semana siguiente se exhibió en la Asociación de Exalumnos de la Universidad de los Andes.
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Precedieron a estos estrenos bogotanos los de Los Ángeles, en una sala destinada a la proyección de cortos excepcionales, y Nueva York, en un teatro localizado en el sofisticado Soho, con presencia de la embajadora de Colombia ante Naciones Unidas, Leonor Zalabata, lideresa arhuaca, y público de ese vecindario que celebró, como en Bogotá, los méritos de este corto de treinta minutos que deja a los espectadores no solo embelesados por su belleza singular, sino muy reflexivos sobre las sabias y actuales enseñanzas de los mamos.
Mujeres indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta Julian Espinosa / EL TIEMPOEn las charlas efectuadas después de cada proyección, además de los productores Arukin Torres Zalabata y Ramón Campos Iriarte –cabeza y corazón del corto–, ha participado el antropólogo, escritor, investigador y realizador cinematográfico Yezid Campos, quien es uno de los profesionales que han acompañado a los arhuacos desde los años setenta en sus luchas y en su vocación inquebrantable por defender su hábitat. Sus agudos comentarios, más la radiografía de la actual situación de las comunidades de la Sierra, son fundamentales para entender a estos compatriotas siempre distantes espacial e ideológicamente. Ywira Torres, lideresa arhuaca y gestora cultural, también ha hecho parte del grupo de comentaristas. Siempre habrá un miembro de la comunidad además de Arukin en los conversatorios.
¿Cómo se gestó?
Creo que se dio una alineación de la idea con amigos cercanos y otros no tanto que se entusiasmaron con el proyecto y lo apoyaron con generosidad desmedida
Ramón Campos, periodista y productor de TV y cine, nos cuenta: “Creo que se dio una alineación de la idea con amigos cercanos y otros no tanto que se entusiasmaron con el proyecto y lo apoyaron con generosidad desmedida. El primero de ellos, sin duda, mi socio Arukin Torres, coproductor, con quien veníamos acariciando la materialización de la idea desde hace años y, por supuesto, mi padre.
Luego, un amigo en Nueva York me presentó al director de cine sudafricano Jacques Naudé, obsesionado con hacer una película sobre los indígenas del Amazonas. “Cuando nos conocimos le manifesté que veía complicado trabajar allá y le propuse que se leyera un par de libros sobre la Sierra y el pensamiento ancestral de sus habitantes. Días después me llamó muy entusiasmado por hacer una película en la Sierra. Me preguntó si veía fácil entrar a ese territorio y le respondí que llevaba años subiendo y que tenía muy buenos contactos. Para él, como director del corto, fue una experiencia enriquecedora, pero a la vez difícil por las largas caminatas que hicimos y por los días que teníamos que permanecer inactivos por la lluvia torrencial.
“Mientras se tomaba una decisión, tuve conversaciones con mi papá, quien ha trabajado medio siglo con los indígenas, y con Arukin, arhuaco que conoce la región palmo a palmo, habla la lengua, así como perfecto español, y tiene conocimientos profundos de las tradiciones y costumbres de su pueblo”.
Arukin es activista y gestor social, cultural y político. No terminó la universidad, estudiaba Relaciones Internacionales, porque la situación de la Sierra lo jaló para que trabajara con y por su comunidad de tiempo completo. Con Ramón son amigos desde la juventud. Cuando les comentó a las autoridades el proyecto del corto, hubo unanimidad en aceptarlo.
Los pueblos wiwas, arhuacos, koguis y kankuamos. Nicolás Galeano / Presidencia.“Los mamos son personas mayores, respetados en las comunidades y especializados en temas diversos. Las 62 comunidades que habitan la Sierra tienen cada una dos o cuatro mamos. Tenemos cuatro grandes centros espirituales, las cantiguas mayores, las llamamos, y cada una cuenta con guardianes del lugar donde están situadas. La experiencia de trabajo en la elaboración del corto fue extraordinaria. Parábamos en cada comunidad y explicábamos nuestro propósito. Mi trabajo fue bastante arduo porque no es fácil traducir al español lo que dice un mamo que habla casi siempre con metáforas. Son mensajes cortos, muy concretos, no complejos, pero sí profundos. En la cinta pareciera que las imágenes hablaran por sí solas”, cuenta Arukin por teléfono desde Valledupar.
Y ahí empezó todo.
“Fue un trabajo de unos tres años, mal contados. Nos cogió la pandemia. Hicimos dos viajes largos. Llegamos hasta las lagunas sagradas, que no es fácil por el mal tiempo permanente y porque no se puede acceder sin autorización”, nos informa Ramón.
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Lo técnico
Vale la pena destacar que la inversión en recursos técnicos se refleja de principio a fin en este corto, que de seguro tendrá un recorrido largo y aplaudido dentro y fuera del país.
Por otro amigo de Ramón fue posible grabar con una cámara de tecnología avanzada, cuyo propietario se unió al equipo como director de fotografía. “Cámara enorme, difícil de transportar, con baterías grandes, con juego de lentes Cogua anamórficos, que trajimos de California y dan un mejor look a las imágenes. La posproducción la hicimos en Nueva York. El guion lo escribimos a seis manos y el director añadió, entre otras cosas, la visión artística a las tomas, filmando detalles que, para nosotros, de tanto verlos, pasaban desapercibidos. Queríamos que las imágenes fueran tan protagónicas como los mamos. No hay diálogos ni se oyen voces de narradores, es un corto más bien silencioso, aunque su música es de gran calidad, se grabó en los estudios donde hicieron lo propio los autores de las bandas sonoras de las películas Star Wars.
“Los mamos y Arukin ayudaron mucho porque la gran mayoría de espacios por los que transitamos son espacios sagrados donde los mamos hacen sus pagamentos, su trabajo espiritual y a los que no se accede con facilidad”, dice Ramón.
Y sí, no son imágenes comunes a las que estamos acostumbrados en la decena de registros fílmicos, etnográficos, de expertos y de legos que existen sobre la Sierra. Por ejemplo, una reunión de mamos, en una ocasión especial, a la que raramente asisten personas ajenas a la comunidad, es de una belleza solemne que estremece.
“Nos propusimos que los mamos que aceptaron las entrevistas lo hicieran a sabiendas de que no se trataba de una comparecencia cualquiera, sino de una cita única, para que su sabiduría y filosofía de vida se transmitiera sin afán, sin prisa. En compañía de Arukin y de mi padre logramos entrevistar a hombres que rara vez se exponen al público, así como a Damiana Arroyo, custodia y sabedora ancestral. Se trató de un ejercicio muy respetuoso y paciente, sin aceleres”, dice Ramón con la satisfacción de quien está realizando una tarea pastoral, aunque es ateo militante.
Nabusímake, territorio sagrado indigena y corazón espiritual de los arhuacos, significa ‘el lugar donde nace el sol’. Rafael QuinteroEl mensaje
La filosofía que proviene de la Sierra en este cortometraje es compartida por los indígenas de todo el mundo y en las últimas décadas, por el calentamiento global y las consecuencias que se viven en todo el planeta, se ha extendido a medioambientalistas, profesionales de distintas disciplinas y personas del común.
Estamos volviendo pedazos el planeta por perder la conexión con la naturaleza. La armonía y equilibrio que desde hace 500 años practicamos se desconocen, por eso llamamos a que en el diario vivir y en todas las actividades se haga presente el respeto por la vida, por el territorio, por el hábitat y por la tierra en general. Podría ser este el resumen de las advertencias de los mamos.
“Destaco del mensaje que los mayores entregan en el cortometraje, es su llamado al cuidado y respeto a la biodiversidad, al territorio, a la Madre Tierra, como una obligación ineludible para la preservación de la vida”, agrega Arukin, muy contento de hacer parte de este proyecto que seguramente se verá en muchos rincones del planeta.
Para Yezid Campos, “los mamos tienen otra lógica, otra forma de pensar. Su mensaje no es aparte de la naturaleza y ahí radica su valor. El corto fija su atención en ese pensamiento, en esa filosofía: la armonía que debe existir entre la naturaleza y sus habitantes. Más que un consejo, es una lección de vida. Que la gente se dé cuenta de que la violencia de los diferentes grupos armados, la minería ilegal, la deforestación, las malas prácticas industriales son peligros contra la existencia individual y en contra de la supervivencia de la especie.
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“Los espectadores, seguramente, relacionarán ese contexto violento que arrasa la naturaleza con la calma y belleza que muestra el corto, aunque la Sierra esté amenazada ahora mismo por varios de esos problemas. Por todo esto, sería indispensable introducir en el currículo de la educación media una clase que enseñe las naciones indígenas que habitan en Colombia con sus buenas prácticas ambientales, en la mayoría de ellas”, expresa Yezid con preocupación. Y remata Ramón: “Al Ministerio de Cultura, en cabeza de su diligente e interesado ministro, le corresponde ayudar a la divulgación de este corto, comenzando por una presentación en la Sierra, sin que medien patrocinios comerciales, sino solo la presencia de un Estado interesado en la preservación y respeto por el medioambiente.
En los alrededores de la Kankurwa, los hombres no paran de mambear su sagrado ayu (hoja de coca tostada) mientras las mujeres y niñas tejen mochilas grandes y pequeñas. Rafael Quintero“Sería interesante que Mamus se convierta en un documento de memoria histórica. Hay voces de estos guías espirituales que se están apagando y por eso merece la pena conservarse y darse a conocer por todo el país”.
Y sea oportuno recordar que hace 30 años, en el mes de noviembre, de un bus de servicio público que transitaba por la carretera que conduce de Valledupar a Bogotá fueron bajados, por agentes de la Fuerza Pública, los indígenas arhuacos Napoleón Torres, Hugues Chaparro y Ángel María Torres, quienes fueron torturados y asesinados, crimen que sigue en la impunidad.
Arukin dice que en sus oídos resuenan las palabras de un mamo que en el corto afirma que cada uno de nosotros volverá tarde que temprano al centro de la tierra porque hacemos parte de la naturaleza, y que la conservación del territorio dependerá de los que vienen, los que nos siguen, por eso su mensaje de urgencia para la conservación de la tierra debe transmitirse.
Mamus es un cortometraje que merece y necesita ser visto por el mayor número de personas.
Myriam Bautista - Especial Para EL TIEMPO