Desde el comienzo de este proyecto, su director Julio César (también una de las cabezas visibles de Clover Studios) sabía que se iba a llamar UNO y que sería un thriller, una historia llena de suspenso. “Yo como director -y nosotros como productora- vimos en el thriller una opción de oferta para la gente”, dice Julio con la esperanza que una película nacional así lleve buen público a las salas del cine en todo el país.
Laura Franco Franco, productora de la cinta, precisa que esta película tiene equilibrio entre el suspenso, el drama y la acción, “que nos permite explorar un terreno poco abordado desde la cinematografía nacional”.
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UNO se estrena este jueves 21 de noviembre. Narra la historia de Esmeralda (interpretada por Marcela Mar) quien, tras sufrir una tragedia familiar, descubre los secretos más oscuros de La Alameda, una pequeña comunidad minera en Colombia.
Juan Pablo Urrego interpreta a Joaquín, “un campesino que conoce bien el terreno y sus peligros, a los que se enfrentan sus habitantes por la minería”, dice la reseña.
Para Juan Pablo este proyecto le llamó la atención por ser una historia que no se ha tocado mucho en la cinematografía colombiana: “UNO es una película que tiene contenido, que puede generar un debate, que puede abrir una conversación y que también te entretiene”.
Sobre la minería ilegal, y otros temas que toca, hubo bastante trabajo de investigación para su guionista Juliana Ospina, pero Juan Pablo también aprovechó que tiene un hermano, ingeniero ambiental, para ir más allá: “Leí, investigue, hablé con mi hermano que sabe bastante del tema. A mí me gusta, antes de empezar cualquier proyecto, empaparme un poco de lo que vamos a contar, más allá de que mi personaje lo hable, lo diga y lo actúe”.
Hay varias particularidades con las que la gente se va a encontrar: un color muy concreto (lejos de los matices de los tonos fuertes y vivos), una fotografía muy bien cuidada (todos escenarios antioqueños) o la decisión de no mostrar la cara de algunos actores hasta determinado momento. “Y los actores lo entendieron, comprendieron desde el principio que todo hacía parte de una intención narrativa”, explica Julio.
El personaje de Juan Pablo tiene también una postura concreta, muy encogida al inicio, “y yo nunca lo hice pensando en esa idea original de Julio (el director) de no mostrar los rostros, sino que fue algo mío, entendiendo el personaje, fue más ese lado interpretativo”.
Aunque dos de los actores fueron extranjeros, los canadienses Rachel Blanchard y James Gilbert, Laura explica que fue una producción con talento –en gran medida– paisa, en todos sus departamentos. Fueron cinco semanas de preproducción y cinco semanas de rodaje en municipios como Guatapé, Marinilla y Tarazá. Hubo más de 85 personas contratadas directamente por la película que tenía, además, un 70% de su personal femenino.
“Para nosotros ha sido muy importante toda esa derrama económica que genera el cine, porque en todo el esquema siempre buscamos impactar a la comunidad. Decidimos trabajar con los locales, nos movíamos en chivas contratadas allá, estuvimos hospedados y viviendo en Guatapé esas cinco semanas, y ahí se nota el impacto económico que una película genera en regiones como estas”, concluye Laura.
Con UNO: entre el oro y la muerte, Juan Pablo Urrego espera que la gente deje de decir que la producción cinematográfica colombiana no tiene nada que envidiarle a ninguna producción internacional, “porque eso viene pasando desde hace rato y tenemos que creernos el cuento. Colombia está en un momento en el que nos podemos dar el lujo de explorar géneros que no habíamos hecho antes (...) Ahora, muy importante es el apoyo del público, la película se estrena este 21 de noviembre y estos primeros días son vitales, que la gente vaya a las salas y apoye el cine colombiano con historias como la de UNO, que les aseguro les va a gustar, van a pasar un gran rato y se van a entretener. Esta es una película para dejarse sorprender”.Siga leyendo: Otros documentales de Orlando Von Einsiedel, director de Los Niños perdidos y ganador del premio Oscar