Jesús Abad Colorado ha sido un pionero en muchas cosas. Fue uno de los primeros reporteros gráficos cuyos trabajos pasaron de las páginas de los periódicos colombianos a los folios de los libros o a las salas de los museos. Ahora es el primer fotógrafo en recibir el premio Simón Bolívar en la categoría de Vida y Obra. Esa carrera, precisamente, comenzó en EL COLOMBIANO, algo que el mismo Abad Colorado recordó en el discurso de la ceremonia de entrega de los premios. EL COLOMBIANO conversó con el reportero gráfico de este nuevo laurel a su trayectoria y de las encrucijadas que viven los medios noticiosos.
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“En el discurso que di en la ceremonia de los premios mencioné varios elementos. Dentro de esos elementos agradecí todo el aprendizaje que tuve en el periódico El Colombiano durante los nueve años que permanecí, y nombré hasta la directora de ese entonces, cuando yo ingresé, que era Ana Mercedes Gómez, quien fue la que me convenció de que me quedara en el periódico. En esa época me estaban ofreciendo irme a trabajar a El Tiempo, y ella fue quien me dijo que me quedara trabajando ahí en El Colombiano. Dentro de esto, lo que te digo que está en el discurso, menciono que tengo un respeto profundo por mis colegas. Yo soy una sumatoria de muchas memorias: las de la casa, de la escuela, de mi universidad de Antioquia, de la que me siento muy honrado, de la Universidad Nacional de Colombia, donde trabaja mi padre, pero tengo muchísima gratitud por esos colegas del periódico El Colombiano que también fueron parte de mi aprendizaje en un ejercicio ético, responsable, buscando acercarnos a la verdad de la gente, no de ningún poder económico o político. Y eso lo voy a agradecer siempre de corazón”.
“Mire, yo creo que los periodistas no estamos en vías de extinción frente a esa proliferación de nuevas tecnologías, de inteligencia artificial, del papel que están jugando los influencers y tantas personas sin ninguna formación. Yo creo que el buen periodismo siempre va a prevalecer porque estamos llamados, precisamente, desde nuestra formación y en la medida en que estemos bien preparados, a enseñarle a la sociedad en la que vivimos una forma de narrar la historia, ya sea escrita, oral o visual, como en este caso. El periodismo ha sido siempre un ejercicio de juntar los fragmentos del espejo roto que dejan las violencias o las informaciones mal manejadas. Mucha gente hoy echa mano precisamente de las nuevas tecnologías para confundir a la gente. El buen periodismo tiene que prevalecer, tiene que ser sensato, tiene que ser veraz. Tiene que ir, todavía, a pie a muchos lugares, porque una cosa es ser periodista en las calles de Medellín y otra cosa es estar en los territorios contando lo que le sucede a la gente, donde muchas veces están silenciados por distintos poderes que se siguen moviendo por los territorios”.
“El proceso de paz fue la mejor apuesta que se hizo en Colombia y la búsqueda de una justicia transicional, como la que puede estar en este momento haciendo la JEP, hizo parte de los acuerdos que fueron obviamente refrendados por la comunidad internacional, por Naciones Unidas. Ese modelo es un ejemplo para otras naciones. Lastimosamente, nuestro país no se preparó para entender lo que significaba ese acuerdo de paz, porque lo que hicieron de alguna forma distintos dirigentes políticos en Colombia y hasta sectores de la iglesia fue dividirnos más entre los amigos del acuerdo y los enemigos. Y eso debería de producirnos vergüenza, porque la paz no se hace para que viva bien la gente que vive cómodamente en las principales ciudades. La paz, obviamente, se hace para buscar justicia con quienes siempre han sido los perdedores, que especialmente han habitado el campo colombiano. Y haciendo este planteamiento, te diría que, lastimosamente, la polarización que hay en el país frente al acuerdo de paz y esa desconfianza permiten que mucha gente regrese a las armas, permiten que otros grupos empiecen a crecer y a multiplicarse. Dada la falta de implementación de los acuerdos de paz, la falta de presencia estatal en los territorios, no solo con fuerza pública, sino con el bienestar que requieren las comunidades, permite que nuevos actores sigan tomando ese papel, desde el fusil, sobre la vida y la dignidad de la gente. Y es muy triste porque hay distintos lugares de Colombia que hoy están viviendo situaciones muy difíciles que ponen en riesgo hasta la vida de los periodistas que podrían ir a contar lo que está pasando. El papel nuestro como periodistas, obviamente, es tratar de estar cercanos a la gente, no solo para hacerle la ola a quienes están en la oposición, porque nuestro ejercicio no está con ningún poder político, armado o económico. Nuestro ejercicio de periodismo es un servicio a la sociedad”.
“Hay mucha confusión, mucha competencia, deslealtad. Algunos poderes mundiales buscan deslegitimar a la prensa. Pienso, por ejemplo, en Elon Musk que, a través de una red social, se cree el ojo del Gran Hermano para controlar lo que se maneja en el mundo. No es cierto, pero sí, nuestra sociedad carece de una cultura política. Por eso, muchas veces, terminamos eligiendo tan mal a las personas que tienen que liderar nuestros países. No estoy hablando solamente de Colombia. Sí te voy a decir que hay nuevos portales de noticias. Yo creo que en nuestro país hay gente que está haciendo muy buen periodismo, y lo digo porque, en nuestra propia ciudad, en Medellín, hay gente que ganó el Simón Bolívar. Pienso en El Armadillo, en La Urbe. A nivel nacional se me vienen a la mente los ejemplos de CeroSetenta, Agencia Baudó, Cuestión Pública. Los medios tradicionales tienen que competir con estos nuevos portales haciendo buen periodismo para una sociedad que necesita que las historias se cuenten bien”.