Además del cine y el arte, el fallecido y afamado director David Lynch dedicó gran parte de su atención y de su tiempo a la meditación trascendental.
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“Usando esta técnica el estrés se va, la tristeza, la depresión, el odio, la ira, el miedo empiezan a irse y la inteligencia crece, la creatividad crece, el amor universal está ahí, crece y aparece una paz muy profunda (...) Es esta plenitud interna, la Meditación Trascendental es sólo la llave que abre la puerta a eso. Usen esta técnica, veinte minutos por la mañana y por la tarde, sigan con su vida y vean como mejora. Lo único que necesitan es un profesor cualificado”, dijo durante una charla en Madrid en la Escuela Universitaria de Artes.
La Meditación Trascendental es una técnica de meditación desarrollada por el maestro hindú Maharishi Mahesh Yogi basanda en antiguas prácticas de yoga meditativo. Según sus palabras, recogidas en una entrevista que aparece publicada en la página web de la Fundación Maharishi Colombia, “la Meditación Trascendental es un programa simple y natural para la mente, una marcha espontánea y sin esfuerzo de la mente hacia su propia esencia ilimitada”.
–Es una técnica muy fácil de practicar, no requiere ningún esfuerzo ni ninguna creencia, de manera que tú puedes ser una persona escéptica y aprendes la técnica, sigues los pasos y va a producir los resultados. No hay que tener fe en nada, es como hacer ejercicio, pero es un ejercicio mental—, dice Paul Fabre, instructor certificado de la fundación Maharishi Colombia, que este año cumple 50 años.
–¿De que se trata esta técnica?
–Nuestra mente es como un océano pero nosotros estamos siempre en las olas de la superficie, en un fragmento pequeño del océano, el 10 o 15%. Pero está toda esa profundidad que no conocemos y no tenemos acceso a ella. Cuando nosotros llevamos la mente hacia adentro con esta técnica, estamos ondeando en esos niveles más profundos, que son niveles de mayor gozo, plenitud, inteligencia y energía, nos estamos empapando de esas cualidades para disfrutarlas en la vida cotidiana–, dice Fabre.
–¿Cómo se aprende la técnica?
–En un curso personalizado, corto, son cuatro sesiones de una hora, una hora y media más o menos, en los que la persona aprende la técnica y se le dan instrucciones de como manejar diferentes situaciones y ponerlo fácilmente en la rutina diaria. Lo normal es que uno practique de 15 a 20 minutos en la mañana y en la tarde, y le puedo decir desde mi experiencia que es el tiempo mejor invertido del día, porque después de eso uno tiene la mente supremamente aguda.
David Lynch empezó a meditar cuando empezó a hacer cine, en 1973. Todos sus procesos creativos (sus películas, sus pinturas) estuvieron atravesados por la Meditación Trascendental. En 2005 creó la Fundación David Lynch para la Educación Basada en la Conciencia y la Paz Mundial, que tiene una filial para América Latina que ha implementado programas de Meditación Trascendental en países como Perú, México, Brasil, Ecuador y en Colombia, donde ha trabajado con jóvenes en hogares de rehabilitación.
“En un mundo de miedo e incertidumbre como el actual, cada niño debería tener un tiempo al día en la clase para sumergirse dentro de sí mismo y experimentar el silencio –la dicha absoluta–, el enorme depósito de energía e inteligencia que está profundamente adentro de todos nosotros. Esta es la manera de salvar a las próximas generaciones. He estado ”sumergiéndome en mi interior”, a través de la técnica de Meditación Trascendental, por más de 30 años. Esto ha cambiado mi vida, mi mundo. Y yo no soy el único”, escribió David Lynch sobre el propósito de su fundación.
–El primer grupo en el que se enfocó su fundación fue en militares sufriendo estrés postraumático, que es algo muy difícil de tratar. Luego se expandió a programas de educación basada en la conciencia , programas lindísimos. Para darte un ejemplo, en Perú hay más de 40 colegios donde se ha implementado la meditación para todos los estudiantes, en México, en el estado de Oaxca hay más de 60.000 estudiantes aprendiendo meditación como parte de su pensum–, dice Fabre.
Además de la organización de David Lynch hay otras alrededor del mundo que trabajan no sólo en colegios, sino en cárceles, con instituciones policiales y de rehabilitación. Todas trabajan en red, están en contacto. El pasado sábado se reunieron de manera virtual las organizaciones de Meditación Trascendental de América Latina y el Caribe, para honrar la memoria de David Lynch.
Estas organizaciones buscan, no solo garantizar que las personas que quieran hacer meditación encuentren profesores certificados, sino también promover programas de meditación en diferentes instituciones, que la gente medite más. porque la meditación no se limita al bienestar individual, sino que trasciende a lo social, aspira a la paz mundial.
“Estas técnicas de Meditación Trascendental practicadas en grupo son más potentes que si el grupo está disperso (...) Si pones estos meditadores avanzados en grupo de forma permanente sólo necesitas la raíz cuadrada del 1% de la población, y ese pequeño número de personas que puede generar mucha unidad, coherencia y armonía para una población, y llevar esta armonía a la gente que no medita”, dijo Lynch en su charla de Madrid.
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Esa era la ilusión de Lynch, la paz mundial, pero la realidad es otra. La meditación no es mágica, ni milgrosa. “No implica ningún tipo de religión, filosofía o estilo de vida. Maharishi introdujo la técnica como ciencia. Ayudó a establecer el estado meditativo como el cuarto estado de conciencia. Los tres primeros son la vigilia, el sueño y soñar”, dice la Cleveland Clinic, un centro médico académico de múltiples especialidades sin fines de lucro que integra la atención clínica y hospitalaria con la investigación y la educación hace 100 años.
Entre los más destacados practicantes de esta técnica se cuentan Cameron Díaz, Paul McCartney, Hugh Jackman, y más cerca de nosotros J Balvin y el escritor envigadeño Luis Miguel Rivas, que le dedicó un cuento, Maharishi y el brazo pecoso de Fabiola, que acaba así:
“..aún hoy conservo la costumbre diaria de meditar. No he alcanzado la paz absoluta con que se ilusionan los devotos pero estoy mucho mejor de lo que pudieran creer los incrédulos. La otra vez un conocido de Envigado me preguntó con esa manera dictatorial de reducir todo a dicotomías tan común en mi pueblo:—¿Y a vos pa qué te ha servido tanta puta meditadera si seguís bebiendo como un caballo?—¿Te imaginás cómo bebería si no meditara? —le contesté levantando la copa”.