La 67ª edición de los Premios Grammy no solo fue una noche de celebración musical, sino también un escenario para que las voces de los artistas resonaran más allá de las melodías.
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Chappell Roan, galardonada como Mejor Artista Nuevo, aprovechó su momento en el escenario para pronunciar un discurso contundente que sacudió a la industria musical y puso sobre la mesa temas cruciales como los derechos laborales y el trato justo hacia los artistas emergentes.
Con su álbum debut The Rise and Fall of a Midwest Princess, Chappell Roan se ha consolidado como una de las figuras más destacadas de la música contemporánea.
Sin embargo, su camino al éxito no ha estado exento de obstáculos, por eso, durante su emotivo discurso, compartió su experiencia personal y lanzó un llamado urgente a las discográficas para que mejoren las condiciones de los artistas, especialmente aquellos que están comenzando sus carreras.
Con una libreta en mano y una voz firme, Roan comenzó agradeciendo a sus seres queridos y a sus seguidores, pero rápidamente cambió el tono para dirigirse a las grandes compañías discográficas.
“Me dije a mí misma que si alguna vez ganaba un Grammy y me tocaba pararme aquí frente a las personas más poderosas de la música, exigiría que las discográficas ofrezcan un salario digno y atención médica, especialmente a los artistas en desarrollo”, declaró.
La artista relató cómo fue contratada siendo menor de edad y cómo, tras ser despedida, se enfrentó a dificultades económicas durante la pandemia.
“No tenía experiencia laboral y me resultó muy difícil encontrar trabajo. No podía pagar un seguro médico... Fue devastador sentirme tan comprometida con mi arte y, al mismo tiempo, tan traicionada por el sistema”, confesó.
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Asimismo, cuestionó el papel de las discográficas en el apoyo a los nuevos talentos.
“Si mi sello lo hubiera priorizado, podría haber recibido atención médica de una empresa a la que le estaba dando todo. Los sellos discográficos deben tratar a sus artistas como empleados valiosos, con un salario digno y protección”, afirmó.
El discurso de Chappell Roan resonó en la sala y generó un impacto inmediato en redes sociales y medios de comunicación, pues su valentía al abordar un tema tan espinoso en un escenario tan prominente, la ha convertido en una voz líder para los artistas emergentes que luchan por condiciones laborales justas.
Además de su mensaje, la noche estuvo marcada por su electrizante presentación de Pink Pony Club, tema que, aunque no tuvo éxito inicialmente, se convirtió en un himno que catapultó su carrera, así que acompañada por un grupo de bailarines vestidos como vaqueros payasos y montada en un caballo rosa gigante, Roan demostró por qué es una de las artistas más innovadoras y audaces de su generación.
Ahora solo queda decir que Chappell Roan no solo se llevó a casa el gramófono a Mejor Artista Nuevo, también marcó un hito en los Grammy, ya que su discurso ha abierto un diálogo necesario sobre las prácticas de la industria musical y ha inspirado a otros artistas a alzar la voz por sus derechos.
En una industria que a menudo prioriza el éxito comercial sobre el bienestar de sus creadores y Roan ha demostrado que el verdadero poder de la música radica en su capacidad para generar cambio. Como ella misma concluyó: “Nosotros respaldamos a las discográficas, pero ¿ustedes nos respaldan a nosotros?”, concluyó.