A Anya Taylor-Joy la hemos visto en sus papeles con el pelo rojo en un corte hasta el cuello, con su rubio natural y hasta rapada. Ella asume el estilismo que sea con tanta convicción que hasta crea una fragancia para cada papel con aceites esenciales. Es su manera de darle vida al personaje.
Ahora llega con El abismo secreto, en inglés The Gorge, con el pelo negro y corto. En esta cinta que combina acción, romance, suspenso, terror y drama, interpreta a Drasa, una de las agentes elegidas para permanecer en una torre, a un lado de un barranco –en el otro lado está Levi, interpretado por Miles Teller–, protegiendo al mundo de un mal misterioso y no revelado que acecha en su interior.
Ambos agentes, que además son expertos francotiradores, se unen a la distancia mientras intentan mantenerse alerta para defenderse de un enemigo invisible. Una película que ya se puede ver en Colombia por Apple TV+.
EL COLOMBIANO conversó con la actriz de 28 años sobre este nuevo papel y su experiencia –para la entrevista ya tenía su natural largo pelo rubio–.
“Hice esta después de Furiosa, así que me sentí en muy buena forma física, pero las escenas aquí eran tan diferentes que requerían un conjunto distinto de habilidades para cada una, pero eso hizo que fuera muy emocionante porque todos los días iba a trabajar y sabía que era un gran día y que iba a ser algo diferente de lo que había hecho el día anterior. Fue divertido”.
“Qué interesante, no lo había pensado de esa manera antes. Creo que las personas que se sienten incómodas con el voyerismo, y yo me cuento entre ellas, son aquellas que no se sienten necesariamente cómodas en su propia piel. Y creo que mi personaje realmente lo está. Ella juega con la vida, que es algo que contrasta completamente con la severidad del trabajo que hace. Su trabajo es algo muy oscuro y ella es una persona muy luminosa”.
“Creo que esperábamos que se nos presentara el proyecto adecuado y este lo fue, además que tuvo bastante diversión en todas las situaciones, te sentías como si estuvieras en un videojuego.
Todos los días entrábamos en un mundo diferente que tenía una niebla de diferente color, por ejemplo. Era como entrar en una casa embrujada y yo estaba feliz de llegar al set y decirle: ‘hola amigo’”.
“Filmamos bastante en secuencia. Primero, todos los momentos de la torre y luego pasamos a las otras escenas. Experimentamos el rodaje de la misma manera en la que el público verá la película, entonces se sintió muy natural y sencillo”.