Desde el pasado 22 de octubre, las regiones de la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, en España, han sido el epicentro de un devastador fenómeno meteorológico conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA).
La intensidad de este evento ha sido tal que, hasta el momento, deja un saldo de 63 fallecidos, con 62 muertes en Valencia y una en Cuenca.
Las cifras de víctimas colocan esta DANA como una de las catástrofes meteorológicas más mortales en la historia reciente de ese país, solo superada en cantidad de fallecidos por la tragedia de la riada de Biescas, en Huesca, que en 1996 cobró la vida de 87 personas, y las inundaciones en el río Turia en 1957, que se cobraron la vida de al menos 80 personas.
La emergencia actual en Valencia y Castilla-La Mancha deja una estela de destrucción que no se había visto en esta magnitud en lo que va de siglo en la región.
Este miércoles, continúan las labores de rescate para encontrar a seis personas desaparecidas en Letur (Albacete) y en zonas del litoral valenciano afectadas por el desbordamiento de ríos y el anegamiento de carreteras, calles y edificios.
Además, la situación ha generado una enorme movilización de recursos para mitigar los daños materiales y atender a las familias desplazadas.Le puede interesar: “Vamos a reconstruir con todos los recursos del Estado”: presidente español ante inundaciones en Valencia
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de España ha calificado esta DANA como la más virulenta registrada en las últimas décadas en esa región.
De acuerdo con los reportes, el impacto de esta DANA ha sido aún mayor que el de eventos recientes, como la gota fría de septiembre de 2019, y comparable a las tormentas de octubre de 1982, cuando la Pantanada de Tous causó más de 30 muertes, y la tormenta de noviembre de 1987 que dejó cuatro fallecidos.
Estas tormentas extremas suelen ser fenómenos típicos de las zonas mediterráneas en los meses de otoño, cuando las temperaturas del mar alcanzan su punto más cálido tras el verano, aumentando la posibilidad de precipitaciones intensas y prolongadas.
La meteoróloga española Mar Gómez explica que una DANA se forma cuando en los niveles superiores de la atmósfera se crea un área de aire frío aislada del flujo general de corrientes atmosféricas.
Normalmente, el flujo de aire en chorro, conocido como “jet stream”, sigue un curso predecible desde el oeste, pero puede sufrir grandes ondulaciones y, en ocasiones, “estrangularse” y formar una zona aislada.
En el caso de esta DANA, dice la especialista, el aire frío quedó atrapado en una burbuja de circulación cerrada, formando un área ciclónica de baja presión. Este fenómeno provoca fuertes precipitaciones debido a la combinación de condiciones de inestabilidad atmosférica, temperaturas contrastantes y una elevada humedad.
La DANA suele afectar especialmente a las regiones mediterráneas, ya que la temperatura superficial del mar es más cálida a finales del verano y principios de otoño, lo que aumenta la humedad y potencia el desarrollo de nubes de tormenta de gran tamaño.
En el caso de la DANA actual, el contraste de temperatura en las distintas capas de la atmósfera, conocido como “gradiente térmico”, ha sido particularmente pronunciado, generando condiciones de alta inestabilidad que han facilitado la formación de tormentas intensas.
En palabras de Gómez, esta DANA ha sido intensificada por la humedad que el mar Mediterráneo aún retiene tras los meses de verano. Las masas de aire cálido y húmedo que suben desde la superficie se enfrían rápidamente en contacto con el aire frío de las capas superiores, y esto provoca lluvias torrenciales al alcanzar el nivel de saturación y precipitar en forma de tormentas intensas.
“Es un fenómeno especialmente peligroso en las costas mediterráneas, porque el Mediterráneo actúa como un acumulador de energía que alimenta las tormentas. Además, la orografía de la zona y la planificación del territorio contribuyen a que las lluvias se acumulen y generen inundaciones”, precisa la meteoróloga.Lea aquí: España vive inundaciones mortales y aterradoras
El cambio climático es un factor que está influyendo en la frecuencia y gravedad de estos eventos, según destacan expertos en meteorología.
La meteoróloga también advierte sobre el vínculo entre el calentamiento global y el aumento en la severidad de fenómenos como las DANAs. Aunque las DANAs son fenómenos naturales que se han producido desde hace mucho tiempo, el calentamiento global contribuye a que el aire retenga una mayor cantidad de humedad, lo que se traduce en precipitaciones más intensas cuando estas masas de aire se condensan.
En este contexto, el Mediterráneo, al calentarse cada vez más durante el verano, genera un entorno donde el agua que se evapora contribuye a grandes reservas de humedad, las cuales son liberadas en forma de lluvias intensas cuando una DANA o fenómeno similar activa el proceso.
La relación entre la intensidad de la DANA y el cambio climático se observa en la frecuencia creciente de este tipo de tormentas extremas.
“Un mundo más cálido es un mundo en el que el mar y el aire retienen más energía, lo cual intensifica las tormentas y agrava los efectos de estos fenómenos en términos de inundaciones y daños materiales”, subraya Gómez.
Los efectos de esta DANA han sido devastadores en varias regiones del este de España. Las lluvias han generado el desbordamiento de ríos, la destrucción de carreteras y la inundación de áreas urbanas, lo que ha obligado a las autoridades a activar planes de emergencia y a evacuar a cientos de personas.
Las labores de rescate se mantienen activas en varios municipios de Valencia y Albacete, donde equipos de bomberos y servicios de emergencias intentan localizar a las personas desaparecidas y atender a los damnificados.
En el transcurso de los próximos días, la situación seguirá siendo compleja, ya que la AEMET pronostica que la DANA se mantendrá en la región y continuará provocando precipitaciones en el este, noreste y sur del país. Específicamente, se esperan lluvias y tormentas persistentes en Andalucía y Extremadura.
La previsión es que el fenómeno se mantenga hasta el jueves, cuando se espera un respiro en el noreste peninsular, aunque las lluvias continuarán afectando las provincias del oeste.
Ante la gravedad del fenómeno, expertos citados por la agencia Europa Press insisten en la necesidad de adaptar las infraestructuras y mejorar la planificación urbana para enfrentar la creciente amenaza de fenómenos meteorológicos extremos como la DANA.
La acumulación de agua en áreas urbanas, la falta de desagües adecuados y el crecimiento poblacional en áreas propensas a inundaciones agravan los riesgos asociados a estos eventos.Siga leyendo: ¿Por qué la conexión entre cambio climático y biodiversidad es clave en la COP16?