La ampliación del Túnel de Oriente a doble calzada —serán 14,9 kilómetros entre túneles y vías a cielo abierto— será como una gran cirugía de precisión en las montañas que unen a Medellín y a Rionegro. Con una duración estimada de 3 años y medio, esta obra soportará el crecimiento sostenido del tráfico más allá de 2050 y afianzará la fusión urbana de los valles de Aburrá y San Nicolás que detonó la primera etapa del Túnel en 2019.
La operación más compleja será la excavación de un nuevo túnel de 780 metros debajo del Seminario de Medellín, lo que requerirá una excavación “quirúrgica”.
Todo en esta obra es para enmarcar. Es el tercer túnel más largo de Latinoamérica y el primero en operación bidireccional; es el túnel con el tráfico vehicular más alto de Colombia, con promedio de 30.000 carros diarios; y en cinco años de operación recibió más de 44 millones de vehículos, algo así como si toda la población del Valle de Aburrá lo hubiera cruzado 10 veces.
Lo más sorprendente y lo que anticipó una década su ampliación es el crecimiento del tráfico vehicular, porque en sus 5 años de operación la circulación se disparó en 45%. Por ahora se adelantan actividades sociales y ambientales y hay movimientos menores en Sajonia, porque la obra gruesa comenzará a mediados de 2025.
Lo cierto es que todo estaba previsto con minucia, es quizás lo más ejemplar de esta autopista. Cuenta el ingeniero José Luis Mancipe Castro, director de Estructuración de Proyectos de la Concesión Túnel Aburrá Oriente, que en 2009, cuando se actualizaron los diseños de la megaobra, se concibió una doble calzada, aunque solo se pudo construir una por la plata y las proyecciones iniciales del tráfico.
Sin embargo, los diseños quedaron listos en fase dos (diseños preliminares de todas las estructuras) y de una vez se compraron los predios que se necesitaban. También se construyó una vía industrial paralela a la primera calzada, lo que permite no interrumpir la operación, y quedó excavado el segundo túnel Santa Elena, el que tiene 8,2 kilómetros.
Por eso cuando se activó la meta volante para la ampliación por el incremento del tráfico y en agosto pasado la Concesión y la Gobernación llegaron a un acuerdo para activar la segunda etapa, la tarea estaba andando y adelantada.
La ampliación consiste en cuatro frentes. El más complejo será la construcción del túnel Seminario 2 de 780 metros y su vía de conexión con Loreto, lo que incluye excavación, revestimiento, pavimento e instalación de equipos mecánicos.
Según el ingeniero Mancipe Castro, este frente será complejo no solo por la cercanía al túnel en operación, sino por las condiciones geológicas y las edificaciones que están encima que son las instalaciones del Seminario Conciliar de Medellín. El reto mayor es que la cobertura —la profundidad que hay entre la excavación y la superficie— es de apenas 90 metros, lo que implicará un proceso milimétrico. “Hay que hacerlo lentamente, con mucho cuidado, nos llevará un tiempo considerable su ejecución. Tendremos los controles necesarios, será un proceso complejo, habrá monitoreo permanente”, explicó.
El segundo frente también será todo un reto, se trata de la construcción de 4,5 kilómetros de vías a cielo abierto que conectarán el túnel Seminario 2 y túnel Santa Elena 2. Comprende 1,5 kilómetros de vías y 3 kilómetros conformados por 12 puentes y viaductos, la mayoría con la técnica de voladizos sucesivos, con apoyos cada 150 metros y pilotes hincados para evitar tocar la montaña, técnica similar a la usada en el puente de la Madre Laura o algunas estructuras de la conexión del túnel del Toyo.
Con el fin de acelerar el proyecto se harán varios tramos al mismo tiempo. Los dos viaductos más largos serán el del peaje, de 680 metros, y el paralelo al puente del Chivo, de 500 metros.
El tercer frente es el más avanzado porque los 8,2 kilómetros del túnel Santa Elena ya están excavados. Faltan los revestimientos, drenajes, pavimentos, instalación de equipos electromecánicos (control de tráfico, iluminación, red contra incendios, ventilación) y la adecuación de las galerías de conexión entre los dos túneles.
Ya en Rionegro, a la salida oriental del Túnel, se tiene prevista la construcción de 800 metros de vías a cielo abierto, lo que comprende un tramo que empalma el túnel con el peaje Sajonia y un segundo viaducto paralelo al primero de 380 metros que empalma con la doble calzada Sajonia – Aeropuerto. Así quedará completa la doble calzada que por allá en febrero de 2029, cuando se estima entre en operación, será la columna vertebral de la gran región central de Antioquia conformada por los valles de Aburrá y San Nicolás.