Si se pudiera resignificar la palabra extraordinario, tal vez podría hacerse diciendo que, en un solo año, la humanidad logró superar barreras tecnológicas, renovar su visión hacia las estrellas y consolidar avances que no solo ampliaron su comprensión del cosmos, sino que también transformaron su capacidad para explorarlo, pues desde el retorno de astronautas a la órbita lunar hasta caminatas espaciales comerciales, el 2024 fue testigo de momentos históricos que merecen ser narrados.
A continuación, los cinco más importantes.
En mayo, la Agencia Espacial China (CNSA) logró un hito al aterrizar con éxito la misión Chang’e 6 en la cara oculta de la Luna, gracias a la cual, por primera vez, se recolectaron y devolvieron a la Tierra muestras de esta región inexplorada, permitiendo a los científicos acceder a datos cruciales sobre la historia y composición del satélite.
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Superar la falta de comunicación directa con la cara oculta fue uno de los mayores desafíos, resuelto con el uso del satélite relé Queqiao. Además, el desarrollo de sistemas que garantizaran la integridad de las muestras durante el reingreso atmosférico representó un desafío ingenieril de gran magnitud. El éxito de esta misión subraya el crecimiento de China como potencia espacial y marca un avance significativo en la comprensión de los orígenes del sistema solar.
En julio, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó el cohete Ariane 6, diseñado para competir con lanzadores reutilizables como el Falcon 9 de SpaceX, un proyecto que representa el esfuerzo concertado de Europa para mantener su independencia en el acceso al espacio y consolidar su posición en el mercado global de lanzamientos comerciales.
El camino no fue fácil: retrasos técnicos y la integración de nuevas tecnologías extendieron el calendario de desarrollo. Sin embargo, el éxito del Ariane 6 asegura una plataforma para futuras misiones científicas y comerciales. “Ariane 6 es una demostración de la capacidad de Europa para innovar y liderar en el espacio”, declaró Daniel Neuenschwander, Director de Transporte Espacial de la ESA.
En septiembre, SpaceX llevó a cabo la misión Polaris Dawn, utilizando su confiable cohete Falcon 9, que se ha consolidado como uno de los sistemas de lanzamiento más versátiles y reutilizables en la industria aeroespacial. La misión marcó un hito al realizar la primera caminata espacial comercial y alcanzar una altitud récord de 1.400 kilómetros sobre la Tierra, un logro que simboliza la creciente capacidad del sector privado para liderar misiones complejas.
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El Falcon 9, diseñado para minimizar costos y maximizar la eficiencia, fue crucial para el éxito de Polaris Dawn, demostrando una vez más su capacidad para llevar cargas humanas y científicas más allá de la órbita terrestre baja. Además, el desarrollo de trajes espaciales para actividades extravehiculares y la gestión de riesgos a altitudes sin precedentes fueron retos significativos, al validar la viabilidad de las caminatas espaciales privadas y abrir la puerta a misiones comerciales más ambiciosas en el futuro. Jared Isaacman, líder de la misión, expresó en una rueda de prensa: “Este es solo el comienzo de una nueva era en la exploración espacial privada”.
En octubre, la Nasa lanzó la misión Europa Clipper, destinada a estudiar la luna Europa de Júpiter, porque esta luna helada, que alberga un vasto océano subsuperficial, es uno de los lugares más prometedores para buscar vida extraterrestre en el sistema solar.
¿Cuáles han sido los desafíos de esta maniobra? Sin duda, la intensa radiación de Júpiter para el diseño de la nave, así como la complejidad de planificar una misión de larga duración, teniendo en cuenta que con ella se investigará la composición de un oceáno oculto de Europa y su actividad geológica, dos objetivos que desembocan en un impacto potencial enorme: podría revolucionar la comprensión de la humanidad sobre ambientes habitables fuera de la Tierra, puesto que podría albergar vida.
Cabe mencionar que la misión tiene un vínculo especial con Colombia, gracias a la participación de Ricardo Restrepo, un ingeniero aeroespacial originario de Andes, Antioquia, que desempeñó un rol crucial en el proyecto, al encargarse del diseño de la trayectoria de la nave, que recorrerá 2.900 millones de kilómetros desde la Tierra hasta Europa. Es decir, su trabajo garantiza que la nave utilice de manera eficiente su combustible limitado para realizar los 49 sobrevuelos programados de la luna.
El 2024 fue un año crucial para la misión Artemis II, destinada a marcar el regreso de astronautas a la órbita lunar después de más de cinco décadas. Aunque su lanzamiento está previsto para 2026 o 2027, los avances logrados este año han sido fundamentales para garantizar la seguridad y el éxito de esta histórica misión.
Uno de los desafíos más significativos abordados en 2024 fue la optimización del escudo térmico de la cápsula Orión. Tras los resultados obtenidos en Artemis I, donde se observó un desgaste inesperado en el material protector, la Nasa implementó más de 100 pruebas adicionales para perfeccionar este componente vital, con el fin de asegurar que el escudo pueda resistir las extremas condiciones del reingreso a la atmósfera terrestre, protegiendo a la tripulación.
Asimismo, se realizaron mejoras en el sistema de soporte vital de Orión, ajustando su capacidad para mantener condiciones seguras durante los 10 días de la misión. Bill Nelson, administrador de la Nasa, subrayó el compromiso de la agencia con la seguridad: “No lanzaremos esta misión hasta estar completamente seguros de que cada sistema funcione a la perfección”.
En ese sentido, se dio a conocer que la tripulación de Artemis II, estará compuesta por Reid Wiseman, Victor Glover, Christina Koch y Jeremy Hansen, quienes han participado activamente en simulaciones y entrenamientos a lo largo del año.
El 2025 promete ser otro año de avances excepcionales: se espera el despliegue de nuevos telescopios de próxima generación, progresos en la exploración de Marte y un crecimiento continuo en la colaboración internacional y comercial. Lo importante es no olvidar que mientras se mira hacia el futuro, los logros de 2024 recuerdan que el cosmos es un destino y un terreno de innovación y descubrimiento que redefine nuestro lugar en el universo, al mismo tiempo.