En la Serie Mundial 2024 se enfrentan dos formas distintas de ser estadounidense. Por un lado están los neoyorquinos del Bronx, un ghetto de mala fama con edificios de ladrillo inglés desgastado y habitado principalmente por migrantes de origen caribeño y donde nació la salsa brava boricua.
Del otro están los angelinos, que viven en medio del calor incesante del estado del sol, ubicado en la costa Pacífica de Estados Unidos, y el desorden descomunal de su ciudad más poblada, Los Ángeles, donde hay tantos migrantes mexicanos y salvadoreños, que se estima que cerca de 75.312 personas no tienen hogar.
Los Yankees, la franquicia más ganadora de la historia (tiene 27 títulos, el último lo consiguió en 2009), representa la vida “acartonada” del archipiélago al norte de la Costa Este.
Los Dodgers son el reflejo de la vida “cool”, pero lujosa de la Costa Oeste. Mas no siempre fue así. La gran rivalidad de estos dos equipos no se debe solo a que son un par de franquicias millonarias, que siempre acaparan a los mejores jugadores de la Liga y explotan los medios de comunicación con sus noticias.
Tampoco a que sus estadios, que son casi como parques de diversiones, se llenan cada que juegan en casa, a pesar de que los tiquetes más económicos rondan entre los 1.200 y los 1.900 dólares, mientras que los más costosos están entre 15.000 y 29.000 billetes verdes y, solo sumando las entradas más baratas, se logra un recaudo que supera los 90 millones por juego. Esto, multiplicado por 7 partidos en caso de que sea necesario, es una cifra bastante significativa.
Se estima que el equipo campeón de la Serie Mundial recibe cerca de 35 millones de dólares, y el segundo 25 millones, dinero que se reparte entre los jugadores y staff del cuerpo técnico.
Pero ese no es el origen de una de las rivalidades más grandes del béisbol norteameriacano. El génesis de todo se remonta a finales de la década del 50 del siglo pasado, antes de que los Dodgers se fueran de Nueva York, la ciudad donde nacieron, por temas económicos hacia la costa Este.
En ese momento, el ahora equipo angelino, ganador de 9 series mundiales (la última en 2020), era la escuadra con la que se indentificaban los habitantes de Brooklyn, uno de los lugares más poblados de Nueva York. De hecho, a los aficionados les decían Dodgers (esquivadores), porque solía eludir los tranvías que pasaban por las calles.
Luego, se acrecentó debido a que Frank Sinatra, reconocido cantante norteamericano, quien le puso voz al himno de los Yankees, “New York, New York”, se fue a vivir a Los Ángeles y mostró afinidad con el cuadro angelino. Finalmente, se enfrentaron en una de las series mundiales más recordadas: la de 1981, en la que los Dodgers se quedaron con el título con ayuda del mexicano Fernando Valenzuela.
Ahora, en una serie mundial llena de jonrones (en el cuarto partido hubo un Grand Slam a favor de los Yankees), que no es más que una bateada que sacó la pelota hacia las tribunas cuando la bases estaban llenas, busca un campeón para acrecentar más la rivalidad entre las franquicias.