120 mil aficionados del boxeo presenciaron el 30 de octubre de 1974, un combate entre los gigantes Muhammad Ali y George Foreman, quienes se disputaban el título mundial de los pesos pesados.
Esta pelea realizada en Kinshasa, República Democrática del Congo, acaparó la atención absoluta, pues se trataba de dos contrincantes aclamados que movían dinero por montones en apuestas y en transmisiones televisivas.
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“Pegas como una niña. No tienes potencia alguna”, le decía Muhammad al ‘Big Foreman’ momentos antes de la batalla. Los espectadores pensaban que el neoyorquino estaba ‘acabado’, pues se había retirado hacía tres años, además porque George era el campeón mundial en esa época. Pero todo cambió cuando el mismo Muhammad demostró que no estaba tan oxidado y que seguía siendo magnífico.
En el “combate del siglo”, que duró aproximadamente 31 minutos, Alí descompensó a Foreman con un ‘derechazo’... el golpe de la victoria que marcó a una generación.
Después de esa icónica batalla, Foreman dijo que Muhammad siempre fue el mejor boxeador del siglo XX y el más grande de la historia.
“En esa pelea, mientras yo caía, intentando agarrarme, él (Ali) me vio tambalearme... normalmente das el golpe de gracia, eso habría hecho yo en ese momento”, dijo Foreman al canal TCM Autor.
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El exboxeador siguió contando el instante en que Alí -quien murió el 3 de junio de 2016- iba a realizar un movimiento contundente, pero decidió no hacerlo para darle ventaja: “Muhammad se paró para lanzar la derecha, pero no lo hizo. Por eso, en mi opinión, es el mejor boxeador de la historia”, agregó.
Años más tarde, la ciudad de Nueva York le rindió homenaje al deporte realizado por afroamericanos como Muhammad, a través de unas 160 obras procedentes de universidades tradicionalmente negras, fundaciones, museos estadounidenses y europeos.