Rigoberto Urán logró algo que parecía imposible: reunió a más de 11.000 personas para que lo acompañaran a pedalear en su última rodada como ciclista profesional. Desde las 5:30 de la mañana empezaron a llegar, al soterrado de Parques del Río, los pedalistas, entre aficionados y profesionales, que participaron en la edición 2024 del Giro de Rigo: la despedida.
La mañana empezó fría en Medellín. Sin embargo, dentro del deprimido, en sentido norte-sur, que fue donde la organización ubicó los corrales (zonas delimitadas para separar a los ciclistas por categorías), unos metros antes de donde empezó la carrera, había un buen ambiente.
Los deportistas, vestidos de negro y rosa, no paraban de tomarse fotos y grabar videos para publicar en sus redes sociales. Había una algarabía importante, a pesar del calor infernal que provocaba que tantos cuerpos estuvieran juntos en un espacio cerrado.
“Quiero dar un agradecimiento muy grande a Rigoberto Urán por lo que está haciendo, por crear un evento de esta magnitud para todos nosotros”, dijo un pedalista aficionado que vino desde Boyacá para participar en el Gran Fondo de 155 kilómetros, que después de subir el Alto de Palmas, bajó hasta San Vicente Ferrer, en el oriente Antioqueño; pasó por la Finca de Rigo en Girardota y terminó luego de que los pedalistas retornaron al occidente de Medellín.
A las 6:45 a.m., anunciaron la llegada de Rigoberto Urán. Antes, los participantes de la carrera calibraron las llantas y ajustaron cualquier falla mecánica que tuvieran sus bicis para prevenir algún accidente con la ayuda de mecánicos de la organización.
Urán subió a la tarima después de llegar, a toda velocidad, en su bicicleta. El ambiente se estremeció. Se escucharon gritos de emoción que no solo salían de adentro del soterrado, sino que también se originaban en la parte de arriba del deprimido, donde una multitud se agolpó para ver de cerca a uno de los ciclistas colombianos más importantes de la historia.
Rigo no llegó solo. Apareció acompañado de una corte digna de foto: Alejandro “El Bala” Valverde, Joaquín “Purito” Rodríguez, Mariana Pajón, Daniel Felipe Martínez, Harold Tejada, Fernando Gaviria, Santiago Buitrago, María Luisa Calle, Santiago Botero, entre otros ciclistas profesionales, lo acompañaron.
También llegó el cantante Carlos Vives, quien cuando estaba parado en las escaleras de la tarima con sus tenis blancos y el uniforme oficial del Giro, bromeó con una de sus canciones: “óyeme Carlos llévame en tu bicicleta”, coreó. Después apareció en la parte de arriba de la tarima y el público se enloqueció.
Cada uno dijo unas palabras. Todos fueron enfáticos en lo impresionados que estaban por el mar de gente que veían al fondo del soterrado: parecía como una galaxia que no tiene final. Algunos más, como Mariana, manifestaron la alegría que tenían de saber que Medellín se estaba convirtiendo en un referente del ciclismo internacional. Sí, la mayoría de los inscritos en el reto llegaron de otras regiones de Colombia y otros países.
Según manifestó Rigo, solo 1.500 eran antioqueños. Y eso que en nuestras montañas el ciclismo es casi una religión: si no, miren la cantidad de personas que andan los fines de semana por las ciclovías o suben Minas, Palmas.
Urán, quien también estuvo acompañado de su esposa, Michel Durango, y su mamá, Aracely, manifestó que este domingo subieron más personas el Alto de Palmas que en todo lo que va de este año gracias a su Giro.
“Es increíbles las masas que mueve Rigo. Para mí es muy emocionante ver toda esta cantidad de gente. Creo que nunca se había visto un evento de esta magnitud en Colombia”, manifestó Daniel Felipe Martínez, vigente subcampeón del Giro de Italia.
Eran las 7 de la mañana y Rigo asumió su rol de anfitrión. Después de que Carlos Vives cantó el coro de la canción El Orgullo de mi Patria, el ciclista nacido en Urrao autorizó, por un micrófono, la salida de los ciclistas inscritos en la prueba de ruta élite masculina. En ella participaron deportistas del pelotón nacional como Juan Diego Hoyos, del Sistecrédito, Brandon Rojas, del GW y Cristian Muñoz, del Nu Colombia.
Ellos se mostraron contentos por formar parte de esta competencia. “Nunca había visto tanta gente junta reunida por el ciclismo”, manifestó Rojas, campeón nacional sub-23 del 2024. Movieron una valla. El corral quedó abierto. Los ciclistas arrancaron. El público estalló en júbilo.
Unos minutos después arrancaron las pedalistas de la prueba femenina élite, entre las que había varias corredoras que estuvieron en la última Vuelta a Colombia. Esta fue la primera vez que se corrió una categoría únicamente para mujeres en un evento como estos en Colombia: más de 2.000 se inscribieron.
“Yo creo que esto le aporta mucho al crecimiento del ciclismo femenino. Vemos que ya están integrando y animando más a las chicas para hacer este tipo de recorridos. Eso las motiva a que se preparen y lleguen en buena forma. Esto ayuda a que se desarrolle”, aseguró la antioqueña Paula Patiño, del Movistar Team.
Tras la salida, Rigoberto atendió a los medios de comunicación. También lo hicieron sus invitados especiales. Entre ellos había sorpresas como el exfutbolista Fredy Guarín. Luego el “Toro de Urrao” volvió a la tarima. Se sentó junto a Alejandro Valverde para alentar a los pedalistas que iban saliendo. “Vamos, vamos, con toda. A sufrir de buena manera”, decían.
Casi a las 8:00 de la mañana, Urán se bajó de la tarima. Anunció que iba a arrancar a pedalear. Antes de montarse en su bicicleta, su madre le dio la bendición: la última como ciclista profesional antes de montarse a su bici. Se subió. Salió de la zona contigua a la tarima y se dirigió al punto de inicio del recorrido. Lo mismo hicieron los invitados nacionales e internacionales. La imagen era de afiche: Rigo estaba rodeado de casi todos los mejores ciclistas de la historia nacional.
Rigo dijo: “nos fuimos pues”, y arrancó. Los otros pedalistas lo siguieron. Le sacó unos cuantos metros de distancia a sus compañeros. Mientras los pedalistas pasaban por el puente de la 33, el gentío que estaba ahí parado se enloqueció: se escucharon gritos fuertes de nuevo.
“Rigoberto es una excelente persona. Luego a nivel deportivo era la alegría del pelotón. Era un deportista que con su carisma hacía fáciles los momentos difíciles de los recorrido”, manifestó el exciclita español Alejandro Valverde.
Los pedalistas subieron el ritmo buscando Palmas, donde mucha gente empezó a sufrir: les dieron calambres. Luego salieron más ciclistas aficionados. Casi a las 8:40 de la mañana quedaron vacíos por completo los corrales cuando salió la última mujer.
En el mítico Alto hubo fiesta. Rigo y sus amigos alcanzaron a muchos corredores que salieron antes que ellos. En bien les pasaba por el lado, los pedalistas sacaban sus celulares para grabar un video o tomarse fotos. Cuando el público que se agolpó en los laterales del ascenso veía aquel hombre de jersey rosado, piernas blancas y alegría incesante, gritaban con mucha emoción.
Los pedalistas lo dieron todo. Después de las 10:00 de la mañana empezaron a llegar los primeros que corrieron el medio fondo. Se estima que en un tiempo de 4 horas y 15 minutos. Entre los primeros que arribaron había un grupo de corredoras profesionales de equipos como el Colombia Tierra de Atletas y Avinal, dos grandes del pedalismo femenino de nuestro país.
Después de cruzar la meta, las ciclistas recibieron una camiseta que decía “Finisher” en la parte de atrás, que ratificaba que habían terminado el recorrido. Esa misma prenda es la que debían utilizar en el evento de cierre, que se hizo en la noche en el Atanasio Girardot.
Ellas llegaron a la parte baja del pabellón amarillo de Plaza Mayor. Se pusieron unas pantuflas del kit de los corredores. Manifestaron que el recorrido estuvo bueno: “fue un esfuerzo normal”, dijo una. Sin embargo, también hubo corredores aficionados que aseguraron que sufrieron calambres durante la competencia.
Después comieron. Los mismo hicieron los otros corredores que terminaron. Todos llegaron con unas medallas rosadas que, por un lado, tenían imágenes de puntos icónicos de Medellín como el Metrocable y la Catedral Metropolitana, y del otro, llevaban tallada la cara de Rigo con la frase “Finisher 2024”.
“Un recuerdo bonito”, manifestó uno de los corredores . Tras su arribo, los pedalistas entraron a uno de los pabellones de Plaza Mayor para que les hicieran masajes de recuperación. “Yo amo a Rigo. Soy fanática de todo lo que hace. Después de este, iré al Giro que hará en Quito”, manifestó Sandra Villegas, corredora aficionada.
“El Toro de Urrao” le propuso una fiesta a los aficionados para su despedida y 11.000 personas le respondieron. Vinieron desde todas partes. Rigo ya no es un ciclista. Es una leyenda, una marca que deja una huella impresionante e todo lo que hace.
¡Gracias por tanto ciclismo, Rigo!
Fabián Parra Montoya fue la persona que más abrazaron el sábado durante la feria de ciclismo de Plaza Mayor, previa al Giro de Rigo. El paisa de 30 años fue quien tenía puesto el disfraz de “El Toro” de Urrao. Sin embargo, no vio a quienes lo apapachaban.
Él es ciego. Sufre de discapacidad múltiple: también tiene un problema de motricidad y le da ataques de epilepsia. Vive solo en una casa en San Javier de la que, dijo, la Alcaldía lo quiere sacar porque no está adecuada para que viva alguien con su condición. Hace un tiempo perdió la vara con la que se orienta. Ahora anda con una rama de árbol. Dice que le toca trabajar para mantenerse y pide ayuda. Lo pueden contactar en el 3166581169.