Alfredo Morelos, delantero de Atlético Nacional, se ha visto envuelto en una controversia que va más allá de un acto de indisciplina; su caso invita a reflexionar sobre un tema crucial que afecta profundamente a los futbolistas: la salud mental. Aunque el fútbol se concibe como una fuente de logros y desarrollo personal, también es terreno fértil para problemas como el estrés, la ansiedad y la depresión, que no solo afectan a la vida personal de los jugadores, sino también su desempeño profesional.
Los problemas de salud mental son mucho más frecuentes entre los futbolistas de lo que suele imaginarse. La presión es constante: los aficionados esperan que el jugador dé lo mejor en cada encuentro, la prensa suele ser implacable, y los entrenadores no dejan espacio para la mediocridad. Además, el miedo a decepcionar a compañeros o a no cumplir con los objetivos del equipo generan un desgaste mental considerable.
Estudios recientes indican que entre el 9% de los jugadores profesionales ha experimentado abuso del alcohol como forma de lidiar con la presión, mientras que hasta el 38% ha sufrido de ansiedad o depresión en algún momento de su carrera. Estos problemas no solo afectan la vida personal de los jugadores, sino también su rendimiento en la cancha, debilitando su concentración, tiempo de reacción y coordinación. Sin el apoyo adecuado, estos retos pueden convertirse en una carga casi insoportable.
Uno de los casos más dolorosos y conocidos en el mundo del fútbol es el de Robert Enke, arquero alemán que en 2009 se quitó la vida tras una larga batalla contra la depresión. Enke, a quien Joachim Löw tenía planeado llevar al Mundial de 2010 como arquero titular de Alemania, nunca pudo superar la pérdida de su hija Lara en 2006, quien falleció a los dos años. La tragedia de Enke dejó una herida profunda en el fútbol, y a partir de su fallecimiento, la Federación Alemana de Fútbol y la Liga de Fútbol Alemana fundaron la Fundación Robert Enke, que se dedica a ayudar a personas con problemas de salud mental.
Este doloroso suceso llevó a cuestionar los sistemas de apoyo en el fútbol y abrió un espacio de reflexión sobre la necesidad de un respaldo emocional para los deportistas. Enke era un profesional admirado, y su muerte mostró al mundo que detrás de los reflectores y los aplausos hay luchas silenciosas que pueden tener consecuencias fatales.
Un estudio de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro) revela que el 23% de los futbolistas en activo padece problemas de sueño, el 9% sufre de depresión y un 7% de ansiedad. En futbolistas retirados, las cifras son aún mayores. Ante esta realidad, la FIFA lanzó la campaña #ReachOut, con la participación de jugadores activos y retirados, para sensibilizar sobre la importancia de detectar problemas de salud mental en el deporte.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, destacó la relevancia de la campaña: “Es muy importante para sensibilizar sobre los problemas de la salud mental y fomentar un debate que puede salvar vidas. Nos comprometemos a cambiar positivamente la sociedad a través del fútbol”. Esta campaña busca no solo crear conciencia, sino también promover un ambiente de apoyo y comprensión para quienes enfrentan estas dificultades.
A pesar del creciente conocimiento sobre la salud mental, muchos clubes aún no consideran este aspecto como una prioridad. En Colombia, son pocas las instituciones que cuentan con un departamento de psicología bien estructurado; la mayoría limita este apoyo a un único profesional, comúnmente denominado “el psicólogo del club”, quien rara vez es suficiente para atender las demandas de todo el equipo.
Las lesiones físicas son comunes en el fútbol y suelen ser atendidas con rapidez y precisión, pero las “lesiones invisibles” pasan desapercibidas. A diferencia de un esguince o una fractura, las dolencias mentales no siempre tienen un origen claro. Como señaló Vincent Gouttebarge, exfutbolista francés y doctor en Medicina, identificar una dolencia psíquica es complejo, y en muchas ocasiones el propio jugador desconoce las causas de su malestar.
Federico Rodríguez, psicólogo y magíster en neuropsicología, afirma que es esencial que los futbolistas desarrollen herramientas para gestionar el estrés y la presión. Esto puede incluir técnicas de respiración, visualización y hablar con un terapeuta o consejero. Además, contar con el apoyo de entrenadores, compañeros de equipo y familiares puede marcar una gran diferencia en la salud mental de un deportista. Rodríguez explica que hablar abiertamente de los desafíos emocionales puede aliviar el peso que sienten los jugadores.
Andrew Massey, director de la Subdivisión de Medicina de la FIFA, coincide en que la salud física y mental deben tratarse de forma integral para asegurar el bienestar de los deportistas: “Debemos crear un entorno que dé un mayor apoyo al bienestar mental y a la salud mental. El bienestar de los futbolistas en todas las categorías de este deporte siempre ha sido y siempre será la máxima prioridad de la FIFA”.
El caso de Alfredo Morelos en Atlético Nacional ha abierto una discusión relevante en el fútbol colombiano. Más allá de la disciplina, está la salud mental y el bienestar integral de los jugadores. Es momento de que los clubes y la sociedad en general comprendan que los futbolistas, más allá de ser atletas y figuras públicas, son seres humanos con las mismas vulnerabilidades emocionales que cualquiera. Para evitar que otros casos terminen en tragedia, es fundamental ofrecerles apoyo, recursos y, sobre todo, un espacio donde la salud mental sea parte fundamental del cuidado de quienes hacen grande el fútbol.