Juan Fernando Quintero volvió a demostrar por qué es considerado uno de los jugadores más talentosos de Colombia. Su quinto gol con la Selección no solo fue una obra maestra de técnica y precisión, sino también un golpe anímico que alimenta la esperanza de los colombianos de romper una sequía de más de cinco décadas sin vencer a Uruguay en Montevideo.
El gol llegó al minuto 30 del primer tiempo, cuando el zurdo antioqueño se perfiló desde el costado izquierdo del área uruguaya. Con su característico temple y precisión milimétrica, cobró un tiro libre que parecía trazado con compás. El balón se elevó, describiendo una curva perfecta que superó la barrera uruguaya y dejó sin reacción al portero local. El esférico terminó en el fondo de la red, desatando la euforia de los jugadores y aficionados colombianos.
La ejecución de Quintero es un recordatorio del talento que ha mostrado en momentos clave a lo largo de su carrera. Este gol evoca inevitables comparaciones con su anotación de tiro libre en el Mundial de Rusia 2018 ante Japón, donde también hizo gala de su capacidad para sorprender con disparos que burlan barreras y porteros por igual.
Pero el tanto de Quintero no solo destaca por su estética, sino también por su significado histórico. Colombia no anotaba un gol de tiro libre en Eliminatorias desde que James Rodríguez lo hiciera ante Chile camino al Mundial de Brasil 2014.
La Selección Colombia no derrota a Uruguay en Montevideo desde 1973. Han pasado 51 años desde aquel triunfo, pero la calidad de jugadores como Juan Fernando Quintero invita a soñar con poner fin a esa larga espera. Su liderazgo en el terreno de juego, sumado a su capacidad para aparecer en los momentos más importantes, se ha convertido en un pilar para un equipo que busca consolidarse como protagonista en las Eliminatorias al Mundial de 2026.
El arte del tiro libre tiene un nuevo capítulo en la historia de la Tricolor, y Juan Fernando Quintero sigue escribiéndolo con su zurda mágica. Montevideo puede ser el escenario donde se rompan maldiciones, y Quintero, el arquitecto de un nuevo amanecer futbolístico para Colombia.