En una temporada cargada de desafíos y emociones, Atlético Nacional celebró una histórica doble corona gracias a un grupo de jugadores que dieron todo en el campo. Entre ellos, Felipe Aguirre se destacó como uno de los pilares defensivos del equipo, no solo por su entrega y sacrificio, sino también por el poderoso mensaje de fe que acompañó su desempeño.
Durante una rueda de prensa posterior a la conquista, Aguirre dejó claro que su fortaleza no solo provenía de su esfuerzo físico y táctico, sino también de su fe en Dios. En sus palabras, el defensor ofreció un vistazo a la mentalidad que lo llevó a ser determinante en los momentos clave de la temporada:
”Todo lo externo es ruido y entendimos que nuestra identidad estaba en Cristo Jesús. Le creímos al profe y eso fue determinante para creer en Dios y en nosotros mismos”.
Estas declaraciones no solo resaltan su espiritualidad, sino también el enfoque que el grupo adoptó para mantenerse unidos en medio de las adversidades. La temporada de Nacional no estuvo exenta de críticas externas y dudas internas, pero Aguirre asegura que encontrar su identidad en la fe fue el punto de inflexión para alcanzar el éxito.
El defensor profundizó aún más en su perspectiva: ”Si uno no tiene a Jesús en su corazón, no puede conseguir nada. Dios nos iba a poner por cabeza y no por cola; Él es el que tiene la autoridad sobre nosotros”.
Estas palabras, cargadas de convicción, reflejan la esencia de un jugador que no solo dejó el alma en cada partido, sino que también transmitió un mensaje de liderazgo espiritual a sus compañeros. Aguirre no solo brilló por sus despejes, anticipaciones y sacrificio en el terreno de juego, sino también por la calma y la confianza que inspiró en un equipo que enfrentó rivales poderosos y escenarios complejos.
La doble corona de Nacional, que incluyó títulos de Liga y Copa, no fue casualidad. Aguirre y sus compañeros lograron construir un grupo sólido que combinó talento, estrategia y una conexión profunda basada en valores compartidos. Para el defensor, la fe no fue solo un refugio en los momentos de dificultad, sino también una guía que iluminó el camino hacia la gloria.
El mensaje de Aguirre, tan inspirador como su rendimiento, deja claro que su compromiso va más allá del deporte. En un fútbol que a menudo se centra únicamente en resultados, Felipe ha demostrado que las convicciones personales pueden marcar la diferencia, tanto en lo individual como en lo colectivo.
En medio de la celebración y los aplausos, sus palabras resuenan como un recordatorio de que, a veces, la clave del éxito no solo radica en el talento, sino en la capacidad de creer en algo más grande que uno mismo. Y para Felipe Aguirre, ese “algo más grande” es Dios.
El defensor se perfila como una de las figuras que quedará grabada en la memoria de los hinchas de Nacional, no solo por ser un bastión en la zaga, sino por haber llevado su fe al campo como un motor que impulsó al equipo hacia la grandeza.