Es un padre cuidador. A pesar de que su profesión demanda mucho tiempo en viajes y concentraciones, le gusta estar presente en la crianza de sus hijos. De hecho, desde hace un tiempo decidió, con su esposa Claudia, tener una familia grande y ser padres jóvenes.
Cumplieron. A sus 26 años, el lateral izquierdo español Marc Cucurella, que juega en el Chelsea de Inglaterra, tiene tres hijos con su pareja. El primogénito del futbolista que es reconocido por su frondosa cabellera rizada y una barba que le da un parecido a Jesucristo, se llama Mateo, nació en 2019. El segundo es Río, quien llegó al mundo en 2021. La tercera, en este caso, sí fue la vencida: Bella, la primera mujer de la joven pareja, vio la luz de la vida en 2023.
Mateo, el mayor, fue quien le enseñó a la joven pareja a cumplir la difícil labor de ser padres. El niño, que ahora tiene seis años, llegó al mundo cuando el defensor catalán jugaba en el Eibar, cuadro al que llegó en condición de cedido por el Barcelona, equipo en el que terminó su proceso de formación y con el que debutó en su filial de segunda división durante el 2016.
“Es difícil. Nadie te enseña a ser padre”, manifestó el jugador, habitual convocado a la Selección de España y campeón de la Eurocopa 2024, en una entrevista con La Media Inglesa, un medio digital que cubre información relacionada con la Liga Premier.
Cuando nació, Mateo no dio señales de tener alguna condición especial: siempre fue un niño que cumplió con los parámetros comunes de un menor de su edad. Sin embargo en 2021, cuando su padre jugaba en el Brighton de Inglaterra, lo metieron al colegio y se dieron cuenta de que tenía algunos comportamientos que no le permitía sentirse cómodo en las escuela a la que iba.
“En el colegio no le iba bien, se ofuscaba, no era feliz. No se adaptaba, se quedaba llorando todo el rato. Hacía dos o tres horas y no le gustaba, teníamos que irle a buscar. Eso también afecta mucho: no ves bien a tu hijo y no sabes cómo ayudarlo”, aseguró el futbolista en la charla.
Preocupados, lo cambiaron de colegio una y otra vez. Pero no funcionaba. Entonces lo llevaron al médico. Ninguno de los doctores daba un diagnóstico que explicara lo que ocurría con el pequeño Mateo.
Sin embargo, en 2022, cuando Cucurella firmó contrato con el Chelsea, cuadro que hace las veces de local en Londres y es uno de los más ricos del mundo, fueron donde un médico que le encontró “la comba al palo”: se dio cuenta de que Mateo tenía trastorno del espectro autista.
Esta es una situación que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, es una “afectación” en el desarrollo del cerebro que modifica la manera en la que las personas se relacionan con otros y cómo actúan frente a ciertas cosas de la vida cotidiana.
Mateo era tímido en la relación con otras personas y algo olvidadizo. Eso explicaba su mal rendimiento en el colegio y por qué no lograba adaptarse.
“Un hijo autista no entiende las cosas como sus hermanos, hay que aprender a entenderlo”, agregó el jugador.
Cuando llegaron a Londres, encontraron un colegio que les da trato especial a los menores que tienen alguna situación particular. Ahí, no solo entendieron a Mateo. También fueron conscientes de la necesidad que tienen los padres de niños con autismo de aprender a comprender a sus hijos.
“Ahí nos ayudan, hacemos charlas, aprendes a llevarlo y lo entiendes. Él se hace entender, pero necesitas conocerlo. Por eso, cada vez que conseguimos algo con él, lo celebramos con mucha fuerza”, agregó el jugador.
Aunque manifestó que han avanzado mucho con ese proceso, también dijo que el hecho de que su hijo mayor tenga esa condición ha llevado a que algunas cosas que para otras familias sean cotidianas, para ellos sean un poco más complicadas.
“Todo cuesta más. Es un poco más complicado. Sin embargo, también tiene su parte buena: cuando consigues algo, un simple avance en algún proceso de conocimiento, da muchísimas satisfacción”, concluyó el futbolista, quien antes de llegar al balompié de Inglaterra tuvo un paso destacado por el Getafe entre finales del 2019 e inicios del 2021.
Cuando la historia del hijo mayor de Cucurella se volvió viral en redes sociales, una alta cantidad de personas empezaron a realizar comentarios despectivos sobre la situación. Hubo quienes preguntaron si el autismo era algo hereditario, haciendo referencia a que el futbolista tenía cara de tener el “trastorno”.
Entre tanto, hubo otras personas que ingresaron al perfil de Instagram del futbolista y escribieron en fotos donde estaban el jugador, su pareja y los menores que tuvieron gracias a su relación y comentaron “¿cuál es el hijo autista?”.
Por eso, Claudia Rodríguez, esposa del jugador, publicó una historia de Instagram en la que “salió en defensa” de Mateo, su hijo. La mujer dijo que, para evitar malos comentarios, iba a hablar un poco sobre el trastorno, así como la experiencia de Mateo. Por un lado, manifestó que les costó mucho detectarlo porque su hijo no se ajustaba a los parámetros de persona autista que tenían en su cabeza.
“Yo veía que había cosas en mi hijo que no iban bien, pero no sabía lo que era. Al final, los médicos te dicen lo que es y a partir de ahí tienes que empezar con un proceso de aprendizaje hacia ti. Los niños con autismo son personas muy rutinarias. Si, por ejemplo, cada vez que sale del colegio voy al supermercado y no lo hago alguna vez, lo pasará mal”.
Pero aclaró que su hijo es una persona que ahora disfruta en el colegio y goza aprendiendo. El autismo es muy normal en el mundo.
De acuerdo con datos de la OMS, uno de cada 100 niños tiene esa condición. Además, dicen los expertos, es difícil de detectar en los primeros años de vida y suele diagnosticarse cuando son mayores.