Definitivamente, las historias de terror están en todas partes. Y aunque muchos le temen a fantasmas y seres del más allá, existe un tipo de “miedo” mucho más aterrador en el plano terrenal: el de aquellos padres o madres que deben reclamar, cada mes, la cuota alimentaria de sus hijos.
Para algunos, la cuota alimentaria parece un “fantasma” que brilla por su ausencia y cobrarla se convierte en una batalla campal que resuena en miles de hogares colombianos.
(Vea también: ¿Puede pagar la cuota alimentaria de sus hijos en especie? Conozca cómo funciona en Colombia)
Las 5 pesadillas más escalofriantes para un deudor alimentario en Colombia
Este Halloween, exploramos los cinco miedos más tenebrosos que puede enfrentar un deudor alimentario en Colombia.
Porque sí, la ley colombiana tiene su propio “código de terror” para quienes incumplen con sus responsabilidades.
1. La citación a una audiencia de conciliación
Imagina recibir una citación para asistir a una audiencia de conciliación.
Este primer encuentro busca un acuerdo amistoso para fijar la cuota alimentaria, pero para muchos es el primer escalón hacia un calvario legal.
Y si no hay acuerdo en la audiencia, el juez será quien imponga la cuota de alimentos en una sentencia.
Es el primer llamado de alerta para un deudor alimentario, un recordatorio de que la responsabilidad es ineludible.
2. El proceso ejecutivo de alimentos: Un juicio de terror
Si el deudor continúa sin cumplir, la situación empeora. Se puede iniciar un proceso ejecutivo de alimentos para cobrar lo adeudado, una batalla legal que incluye embargo de bienes o ingresos.
Es un camino sin escapatoria para quien intenta evitar su obligación.
Cada mes sin pago es como un grito que retumba en la mente del deudor, un recordatorio de que las consecuencias son reales y están cada vez más cerca.
3. La inscripción en el REDAM: El temido registro de deudores alimentarios
Ser inscrito en el Registro de Deudores Alimentarios Morosos (REDAM) es quizás uno de los peores miedos.
Estar en el REDAM significa quedar inhabilitado para ocupar cargos públicos, contratar con el Estado colombiano, y hasta para realizar trámites notariales.
Es como quedar marcado de por vida, sin poder escapar de la sombra de una deuda pendiente.
4. La pérdida de control sobre la salida del país de su hijo
La autorización de salida del país para su hijo ya no depende del deudor alimentario si está registrado en el REDAM.
Sin esa facultad, el deudor pierde un poder significativo sobre el futuro de su hijo.
Es como ver cómo el control se le escapa de las manos, sin posibilidad de influir en un aspecto crucial de la vida del menor.
5. El peor de los miedos: ¡Prisión por inasistencia alimentaria!
Si el deudor alimentario incurre en el delito de inasistencia alimentaria, la pesadilla puede convertirse en una condena real.
Además de las sanciones económicas, podría enfrentar una pena de prisión. Este es, sin duda, el escenario más espeluznante, una advertencia de que la irresponsabilidad tiene un precio alto, y el castigo más tenebroso es la pérdida de la libertad.
Una salida menos terrorífica: la conciliación
Para evitar estas pesadillas, la salida menos tenebrosa es realizar un acuerdo de conciliación formal.
Al llegar a un acuerdo claro, expreso y exigible, ambas partes pueden respirar en paz, conociendo las fechas de pago y evitando conflictos futuros.
De este modo, el único beneficiado será el menor, quien recibirá los recursos necesarios para su desarrollo integral.
La moraleja jurídica
La moraleja jurídica detrás de los “miedos” de un deudor alimentario en Colombia es clara: cumplir con las obligaciones es la única salida para evitar un verdadero infierno legal.
Cada incumplimiento con la cuota alimentaria no solo afecta a los menores, quienes dependen de estos recursos para su bienestar, sino que también conlleva consecuencias escalofriantes para el deudor.
Desde la citación a audiencias de conciliación hasta la inscripción en el REDAM y el riesgo de prisión, estos temores legales son advertencias de que la ley colombiana protege los derechos de los menores.
Este Halloween, recuerda que cumplir con tus deberes legales puede ahuyentar las pesadillas de sanciones graves.
¡Proteja sus derechos!
Asegurar el bienestar de los menores es una prioridad de la justicia; al cumplir con tus obligaciones, te proteges de sanciones severas y evitas conflictos que pueden afectar toda tu vida.
Recuerda que en la conciliación hay tarifas especiales para el estrato 1, 2 y 3. La solución está en tus manos, ¡recuerde que yo también soy conciliadora!
Así que no dude en llamarme al 3162124646 y no olvide seguirme en mis redes sociales, juntos podemos resolverlo.
Por Ángela María CaicedoAbogada, Conciliadora y Comunicador Social-Periodista