El tablero de indicadores de la construcción sigue en rojo. Problemas en el sector —la caída en las ventas, la disminución de subsidios y la ausencia de un plan de reactivación— ya le están pasando factura a las empresas, cuyo número de procesos de insolvencias se disparó a su nivel más alto en más de 10 años.
De acuerdo con datos de la Superintendencia de Sociedades, entre enero y octubre de este año, 102 compañías se encuentran en procesos de insolvencia, 12% más que en el mismo periodo de 2023; y 240% más que en la prepandemia (2019).
Pero si se compara con 2014, supone un aumento de más de 1.000%, pues entre enero y octubre de ese año solo seis empresas se encontraban en dicho proceso.
En pocas palabras, esto quiere decir que, cada vez hay más compañías que no están siendo capaces de cumplir con sus obligaciones financieras.
De las constructoras que están en procesos de insolvencia a octubre de 2024, 53 son de reorganización y 49 ya se encuentran en liquidación, con deudas que ascienden a $1,2 billones y $518.897 millones, respectivamente.
Por ciudades, la mayoría que están llevando a cabo estos procesos se encuentran en Bogotá, con 25 firmas en reorganización y 21 en liquidación. En Medellín, por su parte, hay 5 firmas en reorganización y 12 en liquidación. En total, hay 1.193 empleos afectados en el país por dichos procesos.
De hecho, Guillermo Herrera, presidente de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), alertó que en agosto del 2024 la construcción fue el sector que más empleos perdió, con un total de 84.000 puestos de trabajo, de los cuales 79.000 pertenecían al segmento de vivienda.
En este sentido, el líder gremial señaló que la política de vivienda no ha logrado resolver el deterioro que se viene dando en el sector y que ha provocado la pérdida de tantos empleos en el país.
Pese a todo lo anterior, también se han sumado las nuevas exigencias y tendencias del mercado, por lo que este sector tradicional y costumbrista, que se basaba solo en ladrillo y concreto, se ha tenido que convertir en una industria sofisticada que requiere más capacidades innovadoras, tecnológicas y sostenibles para asegurar el éxito en sus proyectos.
Ricardo Bianca, arquitecto y especialista senior en Construcción Digital en Autodesk, destacó, por ejemplo, que la sostenibilidad y productividad, a través de herramientas como BIM (Building Information Modeling) e Inteligencia Artificial, son vistas como factores clave para mejorar la eficiencia en la construcción.
“En dos o tres años esto será aún más esencial para las empresas, pues cada vez será más necesario obtener resultados como la automatización de tareas, que permite agilizar los procesos, mejorar los diseños y tener más data”, dijo.
Por otro lado, también se encuentran las nuevas oportunidades de inversión y diversificación del portafolio de las constructoras, que van más de lo residencial, especialmente en áreas como el arrendamiento especializado, la internacionalización del mercado inmobiliario y la transformación digital.
En la clausura del pasado Congreso Colombiano de la Construcción, Guillermo Herrera, presidente de Camacol, expuso al Gobierno tres propuestas que permitan la reactivación y el crecimiento de la industria edificadora.
Estas se concentran en tres ejes centrales: el presupuesto para los 50.000 subsidios de Mi Casa Ya en el 2025, con las correspondientes coberturas a la tasa de interés; la reactivación del sector con un enfoque regional; y el impulso al crecimiento verde del sector.
“Los subsidios de vivienda son una pieza central de la política social y un detonante del crecimiento”, dijo Herrera, y recalcó la importancia de ser creativos para buscar nuevas fuentes de financiación.