Colombia se destaca como uno de los países con mejor desempeño en el Índice de Gobierno Digital de la OCDE 2023, ocupando el séptimo lugar entre 38 países evaluados.
El informe, que analiza la capacidad de los gobiernos para aprovechar la tecnología y los datos para una transformación digital centrada en el ser humano, resalta el enfoque integral de Colombia en la implementación de políticas de gobierno digital.
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No obstante, hay desafíos como la baja cultura de datos, el riesgo de la ciberseguridad a la hora de robos de información personal, y la tensión entre las personas y las compañías que recolectan y utilizan sus datos. En medio de este panorama, se realiza en Medellín esta semana el V Foro Mundial de Datos, organizado por el Dane y la ONU.
Además, en el Congreso avanza el debate de la ley de datos que busca que Colombia sea potencia en el tratamiento de datos con miras a la inteligencia artificial y toma de decisiones.
También establece que las entidades oficiales deben producir datos relevantes sin información personal de los ciudadanos, con datos de calidad; acceso, búsqueda y reutilización de los datos. Asimismo, implementar controles para proteger los datos personales y la infraestructura tecnológica, que preserve la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos, y garantizar que la privacidad y la seguridad estén presentes.
Con este panorama de fondo, EL COLOMBIANO consultó varios expertos para conocer de cerca los beneficios, oportunidades, dudas y riesgos de esta ley en el país.
Por ejemplo, Víctor Solano, consultor en tecnologías de la información y comunicaciones, considera que el principal beneficio de esta ley es la mayor transparencia para el acceso a información oficial, porque “los ciudadanos tenemos el derecho a poder estar viendo las cuentas del Estado en cualquier orden (municipal o nacional)”.
Y en el caso de las empresas, Solano enfatiza en un mejor acceso a datos precisos, que impulsen el desarrollo de productos y servicios. “Esto mejora la toma de decisiones. Y sin duda alguna, se podría acceder a nuevas oportunidades de negocio con mercados no tan explorados antes”.
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En este mismo sentido, Rodrigo Reyes Restrepo, fundador y CEO de 1st Consulting & MIDAS Media, destaca beneficios para los ciudadanos como el manejo de los datos, todos integrados desde una app, y decidir con quién los comparte y con quién no. También permitir y regular la portabilidad total de los datos como la historia clínica, los datos bancarios o información personal relacionada con la cédula o número telefónico; y lograr una utilización de datos totalmente anónima.
Sobre las oportunidades para las empresas, Reyes precisa que habría una mayor tranquilidad legal para usar los datos, dado que los usuarios van a decidir compartirlos voluntariamente, así como poder acceder a la colaboración de datos con otras empresas y con el Estado, y acceder a beneficios tributarios y a tecnologías de mejora de la privacidad.
Al análisis se suma Juan Felipe Carmona, doctor en Matemáticas, especialista en inteligencia artificial, y gerente general de Laguna-ai, quien asegura que, tanto para los ciudadanos como para las empresas, esto se traduce en servicios más personalizados y eficientes.
Sin embargo, advierte que los riesgos que traería esta ley en Colombia son la exposición de datos personales, así como la dependencia de sistemas tecnológicos masivos, porque las posibles fallas de estos tienen consecuencias a gran escala. “Estos riesgos se pueden minimizar mediante controles adecuados de la calidad de los datos y de la infraestructura tecnológica”.
Por su parte, Solano detalla que existe la posibilidad de la vulneración de datos personales por debilidades en seguridad que pueden comprometer la privacidad. “Y desde luego me preocupa el riesgo de la desigualdad digital. El acceso desigual a los datos y a las tecnologías puede abrir aún más las brechas sociales”, alerta el experto en TIC.
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Reyes también coincide en que hay riesgos de ciberseguridad, es decir, al tener todos los datos integrados y todas las interacciones digitalizadas, existe un mayor riesgo de robo o secuestro de datos.
Asimismo, según el experto en inteligencia artificial, hay riesgos de demandas por violación de la privacidad, ya que lograr una higiene absoluta en el manejo de los datos es utópico, por lo cual, en el camino hacia la meta de Colombia de ser esa potencia mundial de los datos, puede generarse una explosión de demandas en contra del Estado y las empresas.
El consultor Solano estima que, para mitigar esos riesgos y mejorar el manejo y de datos, se deben estructurar controles con un gran sentido ético. Para él, se deben implementar medidas de ciberseguridad robustas y establecer protocolos de transparencia y rendición de cuentas.
“Pero todo esto será incompleto si no hay una educación de cultura digital mucho más fuerte en nuestro país... Somos analfabetas en el uso de los datos, nuestros y de terceros, así como en el acceso a los datos del Estado”, sostiene.
Por otra parte, el experto Reyes anota que lo primero que se debe revisar es la privacidad, que está más allá de la inteligencia artificial, y segundo, existe una tensión entre las personas y las compañías que recolectan y utilizan sus datos, que debe ser afrontada.
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“La tensión consiste en que en teoría las personas no quieren que las marcas las “sigan” y registren sus datos, pero por otro lado las marcas necesitan los datos para poder personalizar sus experiencias, sus campañas de marketing e incluso, y este es un caso que tiene otro tratamiento, monetizar los datos de las personas”.
En línea con esta tensión, Reyes afirma que las personas esperan que las marcas “las conozcan” y les ofrezcan experiencias cada vez más personalizadas, pero al mismo tiempo esperan que las marcas no las sigan. “Esta es una contradicción que tenemos que solucionar. Y en relación con la monetización de los datos, las personas sienten que tienen derecho a una parte de la ganancia”.
Para todo lo anterior, Reyes recomienda una infraestructura de datos que incluya debería incluir una Plataforma de Datos de Clientes (CDP), que es una herramienta que reúne toda la información de los clientes en un solo lugar y permite que personas sin conocimientos técnicos accedan a esos datos sin necesidad de programar.
Asimismo, una Plataforma de Gestión de Consentimiento (CMP), para que las personas pueden gestionar sus datos personales: ver qué empresas los tienen, decidir con quién quieren compartirlos o no, y, si lo desean, actualizarlos o eliminarlos fácilmente.
También una Sala de Datos Limpios y Computación Multi-partita, que permiten gestionar datos sin que se revele información sensible, y que apunta a la máxima privacidad.
De esta manera, el doctor Carmona insiste en que los controles deben diseñarse para minimizar la exposición de datos personales, es decir, contar con auditorías regulares que garanticen que los datos que se usan para entrenar la inteligencia artificial sean anonimizados. (Estas son técnicas que impiden que se pueda rastrear el origen concreto de los datos, manteniendo la confidencialidad).
Además, contar siempre con expertos en ciberseguridad para garantizar los protocolos y la infraestructura que se necesitan.
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