Esta semana inician las reuniones de la mesa de negociación para discutir el incremento del salario mínimo para el próximo año.
La decisión involucra una negociación tripartita entre gremios empresariales, sindicatos y el Gobierno Nacional, donde se consideran variables económicas como inflación, productividad y actividad económica, pero también inciden factores políticos.Le puede interesar: ¿Cómo ha evolucionado el salario mínimo en Colombia? Subidas históricas y lo que podría pasar en 2025
En su más reciente informe, el tanque de pensamiento Anif, presentó un análisis integral del contexto laboral en materia salarial, exponiendo los efectos de incrementos desmesurados del mínimo sobre el empleo y la informalidad. “Si bien esta medida busca beneficiar a los trabajadores, paradójicamente desconoce a la mayoría de los trabajadores en la informalidad y profundiza los desafíos estructurales del mercado laboral colombiano”, anotó Anif.
Igualmente, indicó que el mínimo en Colombia se constituyó como un mecanismo para garantizar condiciones laborales justas, bajo la premisa de mantener el poder adquisitivo de los trabajadores y sus familias. “En consecuencia, la legislación define que el incremento anual debe, al menos, equipararse con la inflación. No obstante, usualmente los aumentos han superado considerablemente la inflación. De acuerdo con los economistas, la “regla universal” para el incremento del salario mínimo sería el equivalente a la inflación más el cambio en la productividad. Ahora bien, en Colombia, los incrementos han superado lo que esa regla dictaría. Así, la decisión del incremento no ha respondido únicamente a la inflación y al dato preliminar de productividad presentado por el Dane en las mesas de concertación, sino también a factores políticos”, añadió Anif.
En ese contexto, vale anotar que el MinTrabajo anunció para mañana, 3 de diciembre, la instalación de la Subcomisión de Productividad, así como el inicio formal de la Comisión Permanente el miércoles, 4 de diciembre, con el objetivo de lograr el acuerdo del salario mínimo para 2025.
Anticipándose al arranque de estas discusiones Anif pidió que en la discusión deben considerarse los efectos económicos sobre los trabajadores no representados en la mesa cuando los incrementos del salario mínimo exceden la fórmula técnica. “Con base en nuestra proyección de inflación de noviembre y fin de año, 5,15% y 5%, respectivamente, y nuestros cálculos de un incremento de productividad de 0,78%, consideramos que el salario para 2025 no debería aumentar más de 6%. Aumentos por encima del 6% no solo no están justificados por los fundamentales económicos, sino que pueden seguir ampliando la brecha entre los trabajadores formales y aquellos excluidos de dicha formalidad”, se lee en el reporte de Anif.
Desde Aliadas, gremio del sector privado, se abogó por la importancia de mantener coherencia y responsabilidad con las realidades del mercado laboral colombiano en la fijación del salario mínimo para el 2025, ya que un incremento desmedido no solo puede generar limitaciones en puestos de trabajo, aumento de la informalidad, sino también presiones a la demanda con efectos sobre el incremento general de precios.
La agremiación subrayó la importancia de priorizar la estabilidad laboral, fortalecer el empleo formal y generar confianza en el sector empresarial como pilares fundamentales para un crecimiento sostenible.
“En un panorama económico caracterizado por un crecimiento moderado del PIB, que alcanzó el 2% en el tercer trimestre de 2024, y una inflación anual del 5,41% en octubre, Aliadas enfatizó que cualquier decisión sobre el salario mínimo debe considerar cuidadosamente este contexto. Las discusiones sobre el salario mínimo deben equilibrar el poder adquisitivo de los trabajadores con la sostenibilidad de las empresas. Solo así podremos garantizar inversiones a largo plazo y enfrentar los desafíos estructurales del país”, afirmó la entidad gremial.
Aliadas advirtió que un aumento desproporcionado podría desincentivar la generación de empleo formal, especialmente en sectores como la construcción, el comercio y la industria manufacturera, que actualmente requieren estímulos para reactivarse.
“Proponer aumentos excesivos, podría tener efectos contraproducentes. Esto no solo afectaría la capacidad de las empresas para crear empleos, sino que también pondría presión sobre los costos de producción, generando un impacto en los precios al consumidor”, indicó Aliadas.
Finalmente, Aliadas manifestó la importancia de una participación amplia y activa en las discusiones para lograr un consenso que beneficie tanto a los trabajadores como a las empresas, promoviendo el desarrollo económico del país en un entorno de estabilidad y confianza.
Por su parte, los investigadores económicos de Scotiabank Colpatria sugieren que este ajuste será menor que en años anteriores, sin embargo, reflejará una estabilización de precios y seguirá protegiendo la capacidad de compra.
“Sin embargo, persisten retos estructurales: el 80% del empleo en Colombia se concentra en micro, pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas informales. Aunque el salario mínimo es crucial, su impacto directo no abarca a todos los ingresos y puede limitar la formalización empresarial. Además, afecta los costos de servicios intensivos en mano de obra, lo que exige prudencia en las negociaciones para fomentar la formalización laboral”, concluyeron los analistas de la entidad financiera.Siga leyendo: ¿Es el salario mínimo la solución para los trabajadores colombianos? Lo que revela informe de los observatorios Laboral y Fiscal de la Javeriana