Las declaraciones de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, sobre los beneficios del aumento del salario mínimo para los trabajadores más vulnerables han encendido el debate, que ya está caldeado por los datos de productividad y la tan esperada inflación.
Según la ministra, el incremento ayuda a mejorar el bienestar de los ciudadanos con menores ingresos.
“El aumento del salario debe favorecer a la gente, que está en la calle, en los barrios, es la que tiene que beneficiarse. Y un salario mínimo se mide en la medida en que tenga el impacto en la canasta básica, cuántos huevos puedo comprar, cuántas bolsas de leche, cuántas lentejas”, dijo la ministra en entrevista a Noticias Caracol.
Siga leyendo: ¿Cómo van las conversaciones para fijar el mínimo para 2025?
Sin embargo, un informe del Observatorio Fiscal y Laboral de la Universidad Javeriana pone en tela de juicio esta premisa, argumentando que los más vulnerables no solo no se benefician, sino que están perdiendo terreno.
El director del Observatorio Fiscal, Mauricio Salazar, fue categórico: “En la última década, los incrementos del salario mínimo no han logrado sacar a los trabajadores más vulnerables de su situación precaria. En 2013, el 44% de los trabajadores ganaban menos del salario mínimo; en 2023, esta proporción sigue exactamente igual”.
Y agregó: “Hemos sido un fracaso en lograr que más trabajadores pasen de ganar menos del salario mínimo a superar este umbral. En 10 años, el porcentaje de quienes ganan menos del mínimo sigue siendo el mismo: 44%. Además, los trabajadores informales, que representan el 55% de la fuerza laboral, están cada vez más rezagados”.
Lea aquí: ¿Cómo ha evolucionado el salario mínimo en Colombia? Subidas históricas y lo que podría pasar en 2025
Un dato que genera alarma es cómo estos aumentos han afectado a los trabajadores informales, quienes representan el 55% de la fuerza laboral en Colombia. Mientras que en 2013 el ingreso promedio de estos trabajadores equivalía al 93% del salario mínimo, en 2023 cayó al 78%.
“Esto significa que, con cada incremento del salario mínimo, la brecha entre los ingresos de los formales y los informales se ha profundizado, afectando especialmente a las personas en zonas rurales, quienes forman gran parte de este grupo”, señaló Salazar.
Además, el informe advierte sobre un fenómeno de concentración salarial: cada vez más trabajadores ganan únicamente el salario mínimo. Hace diez años, solo el 5% de los trabajadores formales estaban en este nivel; hoy, la cifra se duplicó al 11%.
Esto refleja que el aumento del mínimo no está impulsando una mejora en los ingresos superiores a este umbral, sino anclando a más personas en el mínimo.
Otro hallazgo preocupante es que los beneficios de los aumentos al salario mínimo se concentran en las cinco principales ciudades del país, mientras las regiones rurales y periféricas sufren las mayores desventajas. En estas zonas, los ingresos promedio han disminuido significativamente en comparación con hace una década.
“En Bogotá y otras grandes urbes, los trabajadores formales han logrado mantener su poder adquisitivo. Sin embargo, en las regiones rurales y en la informalidad, los ingresos no solo no han mejorado, sino que han retrocedido”, destacó Salazar.
Este desequilibrio ha generado un aumento en la migración hacia las ciudades principales, dejando al campo sin fuerza laboral suficiente. Según el informe, esta dinámica pone en riesgo la competitividad de las áreas rurales, especialmente aquellas de vocación agrícola, y exacerba las desigualdades regionales.
El informe concluye que las políticas actuales de incremento del salario mínimo no están logrando los objetivos esperados de equidad y bienestar generalizado. En cambio, están consolidando un panorama en el que cada vez más trabajadores formales ganan únicamente el mínimo, mientras los informales quedan rezagados.
Desde el Observatorio Fiscal y Laboral de la Universidad Javeriana, los expertos hacen un llamado a incluir en la concertación del salario mínimo criterios que reflejan las diferencias regionales, sectoriales y de género, así como las particularidades del mercado laboral.
Conozca además: ¿Es el salario mínimo la solución para los trabajadores?
“El salario mínimo no puede ser una herramienta única para mejorar el bienestar de los trabajadores. Es urgente diseñar políticas complementarias que aborden las brechas de informalidad, desigualdad regional y falta de competitividad”, reitera Salazar.