La reciente sanción del Ministerio de Trabajo a la histórica fábrica de zapatos paisa, Zodiak, es una muestra más de los obstáculos que deben aprender a surtir las mipymes para prevalecer en el mercado colombiano. Como dicen por ahí: “Hacer empresa no es fácil”.
Andrés Posada, gerente de Gaussi, fabricante de Zodiak, aseguró que la compañía fue sancionada con una multa de unos $12 millones por incumplir el artículo 162 del Código Sustantivo del Trabajo.
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Esa norma obliga a las empresas a gestionar un permiso especial ante el MinTrabajo para que sus plantas de trabajadores pueda laborar más allá de la jornada permitida, que son 46 horas, es decir tiempo extra.
La cuestión fue el empresario desconocía la norma y estaba pagando horas extras a sus empleados para producir los días sábados, pero al parecer el Ministerio se enteró y lo notificó de la debida sanción.
El empresario paisa sostiene que ha intentado sacar el permiso, pero es una vuelta “engorrosa y costosa”. Además, la Resolución 3031 de 2023 de ese ministerio establece que los empleadores deben actualizar esa autorización y no puede exceder 2 años.
Este episodio se convirtió en una queja más de los pequeños y medianos empresarios para argumentar que cuentan con muchos trámites e impuestos en su contra para impulsar sus negocios.
“La legislación Colombia se acostumbró a poner obligaciones, responsabilidades, impuestos y demás a las empresas”, dijo el empresario.
El pequeño empresario mostró toda su molestia en conversación con EL COLOMBIANO. Dejó en claro que las mejores épocas de Zodiak quedaron atrás y ahora su temor no es otro que tener que cerrar las puertas si la situación no mejora.
No se trata de cualquier empresa. Tiene historia y recorrido, así como un espacio en la memoria de los consumidores que vivieron el “boom” de los Zodiak en los años noventa.
La fábrica cuenta con 36 años. Todo comenzó como un empuje entre amigos que querían hacer algo diferente, pero no pensaron llegar lejos. Se inspiraron en los clásicos zapatos apaches de Estados Unidos, que en su momento estuvieron de moda en ese país.
Estos amigos pasaron a ser socios. Carecían de conocimiento sobre marroquinería y comercio, pero en sus raíces paisas contaban con la pujanza que caracteriza el tejido empresarial de la región. Se las arreglaron e idearon la versión colombiana del apache americano.
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“Fuimos indagando e indagando hasta que sacamos los primeros zapaticos, que nos ayudó un tercero”, comentó Posada.
Posada decidió aventurarse de manera independiente en el negocio. Así fue como nació Gaussi en plena década de los 90: en una modesta casa que comenzó con dos o tres máquinas y unos cinco trabajadores en Medellín.
Rápidamente se abrió paso en el mercado paisa. Sus apaches “criollos” comenzaron a robar protagonismo en las vitrinas de los locales comerciales en la capital antioqueña y más tarde se expandieron a otras ciudades del país.
Hoy la historia es muy diferente. La empresa alcanzó a tener 130 trabajadores en su época dorada entre 1995 y 1997, ahora solo tiene 40. Su fundador sostuvo que está preocupado porque 2024 fue el peor año en toda su historia. “Es muy triste reconocer que la producción no es suficiente para la fábrica”.
El promedio, la empresa fabricaba ente 3.000 y 4.000 pares mensuales, pero en 2024 esa cifra se derrumbó a un rango de entre 2.000 y 2.500 al mes.
La mediana empresa ha tenido que luchar contra una mezcla de factores que han mermado sus ganancias: contrabando, informalidad, aumento de los costos, reducción de la jornada laboral, e importaciones de otras marcas.
Posada resume la situación como una suma de costos que debe trasladar al consumidor final, mientras que llegan marcas de zapatos chinos muy baratas con las que no puede competir en precio.
“No nos queda más que aguantar y aguantar y mirar si podemos resurgir, pero si seguimos así, yo no creo que haya fábrica en dos años”, lamentó el empresario.
No todo está perdido. Algo positivo es que apeló la decisión del Ministerio de Trabajo. Y cabe la posibilidad de no tener que pagar la multa y ahorrarse esos millones.
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