Si hay un punto de referencia en la entrada por el norte a Bogotá es Bima, un centro comercial que en su momento fue muy popular por la cantidad de atracciones que tenía, las marcas que estaban allí e incluso la forma abierta y hasta campestre con la que contaba.
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Sin embargo, cuando el parque de diversiones cerró, la cantidad de visitantes disminuyó considerablemente y por eso muchas de esas marcas se han ido, pero la idea es volver a llamar miles de personas cada fin de semana con una estrategia que llama mucho la atención.
Así lo confirmó Oliva Cárdenas, gerente general de Bima, quien en diálogo con Portafolio confirmó que este año está esperando algunas aprobaciones para comenzar con actividades muy llamativas que beneficiarán a muchas personas.
Centro comercial Bima / Facebook: Bima Outlet CcialQué cambios tendrá el centro comercial Bima, en Bogotá
Lo primero es que como tiene tanto espacio en parqueaderos, se tiene la idea de construir una tercera etapa de 10.000 metros cuadrados que cuente con cinco pisos, en los cuales habría muchas más marcas para atraer a más clientela. Sin embargo, se están esperando las licencias ambientales para dar a conocer el diseño de lo que se pretende construir.
Además, y es algo que llama mucho la atención, este centro comercial quiere ofrecer viajes turísticos en helicópteros, como algunas de las ciudades más grandes del mundo, pues en 2023 ya se hizo una prueba piloto en cuanto a vuelo y aterrizaje y por eso faltarían pocos detalles para lanzar este nuevo programa. De hecho, además de lo turístico, esta aeronave serviría también en caso de alguna emergencia grave que pase en la sabana de Bogotá, pero todo sigue siendo un plan y todavía no hay fecha para conocer si es viable o no.
Por otro lado, se quiere hacer crecer el concepto que se viene manejando de ‘Park and go’, con el cual, para descongestionar esta zona de la ciudad, se pretende que las personas puedan dejar su carro todo el día allí y luego seguir en transporte público.
Ahora, este centro comercial no se quiere quedar con temas netamente comerciales y de entretenimiento, sino que también le quiere apostar a temas administrativos, culturales y hasta educativos con todos los colegios que hay por ese sector.
“Queremos insistir en que podríamos ser en el norte de Bogotá un punto para descongestionar todo el tema de trámites. El Centro Comercial Bima tendría todas las fortalezas y potenciales para permitirle a los usuarios hacer sus diligencias en un sitio cómodo, con la dotación e infraestructura necesaria, en un sitio seguro, tranquilo, sin filas y con suficientes celdas de parqueaderos para poder dejar los vehículos”, le dijo Cárdenas a Portafolio.
Finalmente, la gerente confirmó que se está trabajando con los colegios para que Bima se convierta en un centro en el que puedan ir los alumnos a hacer actividades extracurriculares, eventos como los días de la familia y mucho más, ya que se cuenta con el espacio y la capacidad de recibir a miles de personas.
Cuál es la historia de Bima en Bogotá
El Centro Comercial Bima, ubicado en el norte de Bogotá sobre la Autopista Norte, tiene una historia marcada por altibajos y una evolución constante. Su origen se remonta a finales del siglo XX, cuando la empresa Bima, conocida inicialmente por su éxito en la venta de artículos para el hogar y decoración, decidió expandirse hacia un proyecto más ambicioso: un centro comercial innovador inspirado en modelos internacionales, como los vistos en Canadá.
Este complejo, inaugurado en la década de 1990, buscaba combinar compras, recreación y servicios, con un diseño que incluía amplios espacios, un piso de comidas, una zona recreativa como el parque Camelot, y más de 7.000 metros cuadrados de área construida.
Sin embargo, el esplendor inicial fue efímero. A pesar de su propuesta innovadora, Bima enfrentó serias dificultades financieras a finales de los 90 y principios de los 2000. En el año 2000, se reportó que el centro comercial y la empresa enfrentaban una crisis significativa, con deudas que superaban los 14.000 millones de pesos.
Esto llevó a la venta de sus almacenes en varios países y a someterse a la Ley de Intervención Económica en Colombia. La situación económica del país y la falta de una reactivación suficiente contribuyeron a este declive, dejando al centro comercial en una posición vulnerable.
Con el tiempo, Bima logró reinventarse. En lugar de desaparecer, ajustó su modelo de negocio. Para el 2000, ya albergaba 64 concesionarios, desde artesanos hasta marcas reconocidas, y se enfocó en diversificar su oferta.
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En las décadas siguientes, el centro comercial se consolidó como un espacio familiar y comunitario, con atracciones como cines, ‘go-karts’ y ‘paintball’, además de tiendas ‘outlet’ y una plazoleta de comidas. Aunque perdió parte de su brillo inicial y ha sido criticado por algunos como un lugar con oferta comercial limitada o desolado en ciertos momentos, sigue siendo valorado por su ambiente tranquilo y su ubicación estratégica como puerta de entrada al norte de Bogotá.