No solo tiene un aire físico. Es, como el protagonista del libro El hombre Duplicado de José Saramago, el sosias de otra persona. Sí: se parece tanto que la gente lo confunde con el “original” en la calle. Es más, en caso de que el uno se pare frente al otro, podría preguntar “sos vos o soy yo”, como alguna vez hizo Daniel Samper Pizano con Marcos Mundstock, de Les Luthiers.
La cosa en este caso es que el caleño Ricardo Rincón no es la “copia” de alguien cualquiera. Él se parece a uno de los futbolistas más famosos del mundo: el brasileño Vinícius Junior. Son como gemelos, pero nacieron de madres diferentes, en lugares distintos.
El lector desconfiado podría pensar “gente que se parece a otra hay millones en el mundo y no generan noticia”. Razón no le falta. Sin embargo, lo que produce el colombiano es increíble.
¿No cree? Le damos un dato: uno de los programas deportivos más vistos de la televisión española en el mundo descubrió su parecido con el delantero del Real Madrid y lo invitó para hacer un experimento. Lo vistieron con un “outfit” de los que usa habitualmente el jugador: chaqueta beige, camiseta blanca, gorro para el frío del invierno, unas gafas negras y una cadena dorada en el cuello.
Después lo llevaron a La Gran Vía de Madrid, el “Time Square” de la capital española, donde circulan miles de personas de todo el mundo. Le pusieron un par de guardaespaldas y una cámara a seguirlo: lo que pasó es cine puro. La gente creyó que era Vincius. Se le acercaron. Primero dos, después tres. En poco tiempo fueron cientos de personas pidiéndole fotos, autógrafos, saludos a sus familiares.
La emoción era grande. Rincón se cuidaba de no hablar mucho: físicamente es idéntico, pero su portugués no pasa del “tudo bem”, o el “bom dia galera”. Cuando habla, es más caleño que Alejandro Éder. Por eso caminaba rápido, en medio de la multitud y “apurado” por los guardaespaldas que tenía.
La locura terminó. Rincón, que es creador de contenido y en Instagram es conocido como el “Vini colombiano”, fue invitado al set de El Chiringuito. Ahí habló sobre lo que vivió en Madrid. También contó anécdotas que le han ocurrido por su parecido con el brasileño. La más icónica: una vez estaba en el aeropuerto “El Dorado” de Bogotá. Tenía un vuelo y estaba en sala de espera normal, como todo el mundo.
Pasaba y la gente se quedaba mirándolo, pero nadie decía nada. Hasta que una señora del aseo del puerto aéreo bogotano, lo reconoció y gritó. Casi todas las personas se volcaron hacia él. Le pedían fotos, videos. Una aerolínea lo llevó a una sala VIP. Le dieron jugo de naranja y frutas para comer. ¿Él? En silencio para que nadie descubriera que no era el Vinicius original “fue una locura”.