Donald Trump dejó muy en claro que va en serio con su política proteccionista. Se ha vuelto una constante el temor a los aranceles del presidente de la máxima potencia económica. No obstante, analistas económicos vaticinan que esta jugada de Trump podría salir mal.
El presidente republicano lleva menos de quince días en el puesto, pero ha sacudido el mundo con su agresiva política de deportación de inmigrantes y su proteccionismo económico. Ya impuso aranceles del 25% a México (congelados por un mes) y Canadá, dos de sus principales socios comerciales; y también uno del 10% a China, su competencia.
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Hay que hacer la salvedad que el gobierno mexicano comunicó este 3 de febrero que tras un acuerdo con la Casa Blanca, congelaron esos aranceles por un mes.
Esa política arancelaria se conoce en el mundo económico como el proteccionismo. Una vieja estrategia que quedó atrás con la globalización. Algunos centros de pensamiento consideran que es válida para proteger las industrias locales, evitar la pérdida de empleos y defender sectores clave de la economía nacional. Trump asegura que quiere fortalecer la producción interna.
Sin embargo, otros analistas defienden que es una estrategia retrógrada que restringe el libre comercio y protege a las industrias nacionales de la competencia extranjera.
La cuestión es que China y Canadá respondieron que también le impondrán impuesto comercial a los productos gringos. Y aunque no se anunció de qué tamaño, México dijo que se sumaría a esa escalada, pero finalmente logró un acuerdo con Trump, por ahora.
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La presidenta Claudia Sheinbaum, rechazó esa idea y buscó un acuerdo. De no ser así dijo que se afectaría a ambos países. En su concepto, el golpe mayor pudo ser para los consumidores en Estados Unidos, que tendrían que pagar más por los alimentos y mercancía mexicana.
José Manuel Restrepo, exministro de Comercio y rector de la Universidad EIA, cree que Trump se está enfocando en una política de “proteccionismo exacerbado” que ocasionará serias consecuencias.
El académico considera que el primer efecto será un escalonamiento en las llamadas guerras comerciales, situación que pasó con China, México y Canadá, y por unas horas con Colombia.
“Esto eleva el costo de los productos. Se dejan de aprovechar las ventajas competitivas entre naciones y se destruye el bienestar de los países. Adicional se va a generar un deterioro en el crecimiento proyectado de la economía mundial”.
Eso no es todo. Restrepo cree otras naciones podrían aprovechar la subida de los aranceles para algunos países y enviar más productos al mercado gringo. No obstante, advirtió que eso no es tan fácil y tampoco tan rápido.
Por el contrario, el efecto más inmediato es un aumento en los precios para el consumidor final. “Aun si fueran producidos localmente, la razón por la que esos productos llegan a menor precio es porque son más competitivos, entonces, sí se generará un efecto inflacionario en la economía norteamericana”, sentenció.
La situación en la variación empeora a raíz de la agresiva política de deportación. Eso sería un jalón adicional para la variación de precios. Eso considera Manuel Camilo González, docente de relaciones internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.
El profesor explicó que habría escasez de mano de obra y, por ende, encarecimiento en los precios. De hecho, en redes sociales circulan videos de empresarios agricultores que denuncian una soledad en los campos a raíz de que los trabajadores inmigrantes es están escondiendo ante el temor de ser deportados.
Los efectos irán más allá. La Coalición Americana de Inmigración Empresarial es una organización que agrupa a líderes empresariales de Estados Unidos con el propósito de promover reformas migratorias que sean beneficiosas tanto para la economía del país como para la fuerza laboral.
Ese gremio calcula serios impactos para la economía a raíz de la deportación. Rebecca Shi, directora ejecutiva de ese gremio, sostuvo en X: “Las deportaciones masivas no solo causarán estragos en nuestras comunidades y dividirán familias, sino que también afectarán a la fuerza laboral y aumentarán la inflación para los estadounidenses comunes”.
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Según cifras de la organización, los trabajadores esenciales inmigrantes representan entre el 25% y el 50% de las industrias esenciales y contribuyen con más de 80.000 millones de dólares en impuestos al año.
La directora Shi indicó que expulsar a los trabajadores esenciales inmigrantes empeorará la escasez de mano de obra y reducirá el Producto Interno Bruto (PIB) en un 4,2 % en Estados Unidos.