A horas de que entraran en vigencia los aranceles de 25% a Canadá y México, Donald Trump decidió dar una tregua y aplazarlos 30 días a cambio de un plan fronterizo por parte de ambos países para combatir el tráfico de drogas y la inmigración ilegal. Un respiro para los mandatarios de esos países, Justin Trudeau y Claudia Sheinbaum.
Podría interesarle: En México y Canadá los consumidores se vuelcan a apoyar marcas locales tras amenaza de aranceles de Trump
Esta última describió una serie de acuerdos tras una conversación con Trump, que incluyen reforzar con 10.000 elementos de la Guardia Nacional mexicana la frontera norte para evitar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, especialmente fentanilo.
Trudeau, por su parte, se comprometió a agregar a los carteles mexicanos a la lista de terroristas y vigilar “las 24 horas del día, los 7 días de la semana” la frontera con Estados Unidos, así como atacar de forma conjunta a los traficantes de fentanilo.
Pese a esta bocanada de aire, como no se recuerde en años recientes, la segunda etapa de Donald Trump en la Casa Blanca amenaza no solo con el estallido de una guerra comercial, sino con retroceder años en materia de libre comercio.
“Vamos a romper el contrato de la provincia con Starlink (de Elon Musk). Ontario no hará negocios con gente empeñada en destruir nuestra economía”, dijo ayer Doug Ford, primer ministro de Ontario, la provincia más poblada de Canadá, quien encabezó un movimiento proteccionista ante las amenazas de Trump.
No solo es allí, Quebec, Columbia Británica, Nueva Escocia, Terranova o Labrador adoptaron medidas similares, que se centrarán en la restricción a las bebidas alcohólicas hechas en Estados Unidos, especialmente aquellas producidas en los “estados rojos” o republicanos.
Estrategia que va en línea con el discurso que en los últimos días ha impulsado el primer ministro Trudeau: “Ahora es el momento de elegir productos fabricados aquí en Canadá. Revise las etiquetas. Hagamos nuestra parte. Siempre que podamos, elijamos Canadá”.
Encuentre: Canadá le tumba millonario negocio a Elon Musk como represalia ante aranceles de Trump
Por si fuera poco, en redes sociales circulan imágenes y videos de cómo los supermercados canadienses han etiquetado los productos “hechos en Canadá” para impulsar sus ventas, ante las amenazas de su principal socio comercial.
En México también se ha despertado una ola de respaldo a las marcas locales, en especial con una imagen viral que promociona la compra de los productos de Alpura (lácteos), La Costeña (alimentos procesados), D’Gari (gelatinas y postres) o Lala (lácteos).
En esta guerra comercial se empiezan a ver todo tipo de movimientos. El canciller alemán Olaf Scholz, por ejemplo, aseguró que la Unión Europea responderá con medidas arancelarias si Trump impone sanciones comerciales contra ese bloque.
“Como el espacio económico más fuerte del mundo, podemos diseñar nuestras propias políticas y reaccionar con medidas arancelarias si es necesario. Esto debemos hacerlo y lo haremos”, afirmó.
Una advertencia secundada por líderes como el primer ministro polaco Donald Tusk y el presidente francés Emmanuel Macron. Este último anotó incluso que “si somos atacados en temas comerciales, Europa tendrá que hacerse respetar y reaccionar”.
Por su lado, China, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, ha dicho estar preparada para adoptar las contramedidas necesarias para defender sus derechos e intereses.
El país pidió a Estados Unidos corregir “sus malas acciones, y mantener la dinámica positiva duramente ganada en la cooperación antinarcóticos” y aseveró que con su arancel de 10% a los productos chinos está violando las normas de la Organización Mundial del Comercio.
El coletazo de esta guerra también lo están sintiendo vecinos de Colombia. Bajo presión de Estados Unidos, que amenaza con “recuperar” el canal, el gobierno de Panamá decidió no renovar el memorando de entendimiento firmado con China en noviembre de 2017 para participar en la iniciativa de La Franja y La Ruta.
En el entre tanto, Ecuador anunció que impondrá aranceles de 27% a los productos que lleguen desde México, hasta tanto no se firme un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, con el objetivo de que “exista un trato justo” a las empresas del país, según apuntó el presidente Daniel Noboa.
Las turbulencias, desde luego, azotaron a los mercados del mundo. Los futuros del S&P 500 de Wall Street, el principal índice bursátil estadounidense, llegaron a caer un 1,4%, mientras que los del Nasdaq, con una fuerte presencia tecnológica, alcanzaron a retroceder 1,8%.
Por su parte, los futuros del índice Russell 2000, de acciones de pequeña capitalización, consideradas las principales beneficiarias de las políticas de Trump, retrocedieron un 2,3%.
De igual forma, los mayores fabricantes de vehículos de Europa, que son vulnerables a los aranceles comerciales, se hundieron más de un 3%, mientras que las acciones tecnológicas de la región también estuvieron entre los principales perdedores, con caídas de más del 2%.
La incertidumbre y la mayor aversión al riesgo provocaron también desplomes de más de un 20% en algunas criptomonedas.
El bitcóin, por ejemplo, se negociaba en el rango entre US$95.600 y US$96.000 al iniciar la semana, lo que representó un revés frente a la cotización sobre US$100.000 marcada hacia finales de la semana pasada.
Las bolsas asiáticas, entre tanto, empezaron la semana con caídas, con Tokio y Seúl liderando las pérdidas.
El principal índice de la Bolsa de Tokio, el Nikkei, cayó un 2,66%; el Topix, que incluye a las firmas de la sección principal, las de mayor capitalización, perdió un 2,45%.
En nuestro país, el tono del presidente Gustavo Petro hacia Estados Unidos no ha dejado de preocupar a los conocedores del comercio exterior y al empresariado.
La Cámara Colombo Américana (Amcham Colombia) consideró que las tensiones se mantendrán hasta 2026, cuando finalice el periodo de Petro. “No podemos improvisar. Se requiere una hoja de ruta clara y desde la Cámara hacemos un llamado para que se utilice este mecanismo”, dijo María Claudia Lacouture, presidenta ejecutiva de Amcham, en conversación con EL COLOMBIANO.
La Cámara sostuvo que el peor escenario para el territorio nacional es que la presión entre los dos mandatarios estalle y Estados Unidos imponga impuestos comerciales y demás medidas.
En ese escenario, Lacouture esbozó que nuestro país debería abstenerse de entrar en una guerra comercial. “Poner aranceles a EE. UU. escalaría una crisis que traería consecuencias devastadoras para las personas y empresas”.
“No es cierto que Colombia esté lista para sustituir el vínculo comercial sólido que tiene con Estados Unidos en el corto o mediano plazo”, continuó.
Y resaltó que la sólida relación con ese mercado no se construyó de la noche a la mañana, sino que se consolidó en largos años de trabajo que le han traído beneficios a Colombia.
Actualmente, Estados Unidos es el destino del 30% de las exportaciones locales y aporta el 42% de la inversión extranjera.
“Hablar de estar preparados para enfrentar barreras comerciales con nuestro mayor socio desconoce la profundidad de esta relación, la realidad de nuestra estructura productiva y el impacto que tendría en el costo de vida, el empleo y la competitividad del país”, manifestó Lacouture.
Hay otros puntos que podrían no gustarle a Trump. Uno de ellos es que Colombia está interesada en el plan estratégico de La Franja y La Ruta, el nombre oficial de la “Nueva Ruta de la Seda”, megaproyecto impulsado por China que consiste en crear nuevas rutas marítimas y terrestres estables para el comercio internacional.
La cuestión es que China es uno de los temas prioritarios dentro de la política interior de Estados Unidos. La idea es proteger su industria de productos provenientes de ese mercado.
Adicionalmente, el Gobierno colombiano buscaría ingresar a los BRICS, un grupo de cooperación económica que está encabezado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Amcham sostuvo que Petro debe tener cabeza fría y comparar el peso de las relaciones con Estados Unidos frente a lo que puede obtener al unirse a ese grupo.