A veces la vida ofrece oportunidades en los momentos más inesperados. Mateo Valencia lo sabe bien. Con la lesión de David Ospina y la expulsión de Luis Marquínez, Atlético Nacional se encuentra en una situación atípica bajo los tres palos. Harlen Castillo es el llamado a asumir la titularidad, pero el joven Valencia está listo para ser su respaldo y, por qué no, aprovechar cualquier chance que le dé el destino.
Desde niño, Mateo soñó con ser arquero. Nació en El Carmen de Viboral y su pasión por el puesto surgió tras ver el Mundial de Sudáfrica 2010. Aquel campeonato, que encumbró a Iker Casillas como campeón con España, le dejó claro que su destino estaba entre los tres palos. “Les dije a mis padres que me metieran a una escuela y me inscribieron en Renacer”, recuerda con emoción.
Lo que comenzó como un juego pronto se convirtió en un camino serio. Su talento era evidente, y eso lo llevó a la escuela de Atlético Nacional. Allí permaneció dos años hasta que el club le abrió las puertas de su cantera. En esos primeros años entrenaba en casa frente a un muro y se nutría de videos en internet. “En el Carmen estuve en los Juegos Escolares con Diego ‘El Gomoso’ Alzate. Pero en ese momento no era arquero, era jugador porque manejaba bien ambas piernas”, cuenta.
Con el tiempo consolidó su vocación de portero y hoy, con 20 años, convive en el camerino con jugadores a quienes veía como ídolos de infancia. “Es un sueño cumplido, es muy bonito y te ayuda a crecer y a madurar”, dice con admiración.
Felipe Aguirre, defensor central del equipo, es su gran amigo en el vestuario. Pero su meta va mucho más allá de compartir con los referentes: quiere ser el dueño del arco de Nacional, levantar un título como protagonista y, algún día, dar el salto a Europa.
Sin embargo, su camino no ha sido sencillo. Sus padres fueron fundamentales en su proceso formativo. “Al principio todos los entrenamientos eran en Medellín y viajar desde El Carmen de Viboral no era sencillo. Los pasajes no eran baratos y mi padre tenía que acompañarme siempre. Fue un esfuerzo mayúsculo de ellos y no hay palabras para agradecerles”, confiesa con gratitud.
Mateo ha aprendido de grandes arqueros. Observó de cerca a Kevin Mier y Aldair Quintana, y ahora tiene el privilegio de compartir con Ospina, a quien considera su ídolo. “De todos se aprenden cosas, pero la llegada de David también es un sueño para mí porque es un referente total”.
Además, ha recibido valiosos consejos de dos históricos de Nacional: Milton Patiño y René Higuita. La experiencia de ambos lo ha enriquecido en cada entrenamiento y lo ha ayudado a pulir detalles técnicos y mentales.
La portería de Atlético Nacional es una herencia sagrada, con nombres que han dejado huella en la historia del club. Si la oportunidad llama a su puerta en esta coyuntura, Mateo Valencia está preparado para responder. Porque en el fútbol, como en la vida, los sueños pueden cumplirse en el momento menos esperado.
Atlético Nacional podrá contar con el portero Luis Marquínez para la gran final de vuelta de la Superliga ante Bucaramanga, pese a su reciente expulsión en la Liga Betplay-1. La sancion impuesta tras su tarjeta roja en el partido contra La Equidad aplica exclusivamente para la competencia liguera, lo que abre la posibilidad de que el guardameta sea alineado si el técnico Javier Gandolfi lo decide. El mismo criterio aplica para Dairon Asprilla y Kilian Toscano, quienes también vieron la tarjeta roja en el duelo ante el equipo bogotano y podrían estar a disposición para el decisivo partido de la Superliga. Esta situación representa un alivio para el cuerpo técnico del verdolaga, que podrá contar con alternativas clave en una final que promete ser electrizante. El partido de vuelta, que definirá al campeón de la Superliga, se jugará en el estadio Américo Montanini, este jueves desde las 7:30 p.m., en donde Nacional buscará levantar su cuarto título de este torneo tras el 1-1 de la ida.