‘El Dibu’ Aguerre, arquero del DIM: “Estamos listos para conseguir un objetivo claro que es ganar la Liga”

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Tiene, bien ganada, fama de hombre rudo. En la cancha muestra un carácter indomable. Cuando las circunstancias lo exigen, intercambia palabras con los rivales. No soporta, por ejemplo, que sus colegas de otros equipos se burlen de la afición del cuadro para el que juega.

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Cuando ocurre, reclama. Por eso los contrincantes lo miran con respeto. Cómo no, si a primera vista el físico del arquero uruguayo Washington Aguerre es imponente: mide 1,87 metros, tiene brazos fuertes, llenos de tatuajes que llegan hasta las muñecas, y manos grandes.

Sin embargo, fuera de la cancha es amable, risueño. Cuando nos encontramos en la puerta del Centro de Alto Rendimiento de la sede del DIM, en Itagüí, nos saludó con la amabilidad de un viejo conocido: choque de manos y disposición completa para conversar con este diario.

Mientras organizábamos las cámaras, los micrófonos, para el video que pueden ver escaneando el QR de esta página, el fotógrafo Jaime Pérez le preguntó si ya conocía algo de la ciudad. “No mucho. Desde que llegué solo hemos tenido tiempo para entrenar y acompañar a los muchachos al partido contra Envigado”, respondió con su marcado acento uruguayo.

Era el mediodía del martes. Algunos minutos antes, en una sala de prensa ubicada a pocos metros del gimnasio, fue su presentación oficial como jugador del Medellín. Aguerre, mejor arquero de la Copa Libertadores del 2024 con Peñarol, llegó como agente libre al Equipo del Pueblo. Su contrato termina el 31 de diciembre de 2025.

-¿Cómo le ha ido con el mate acá en Medellín?

-“No he tenido problema porque traje alguna sherba cuando llegué. También Joaquín Varela me dio el contacto de alguien que trae y conseguí más”, respondió con la tranquilidad de un veterano.

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Se puso el micrófono en la camiseta de presentación del DIM que tenía. Todo estaba listo para empezar a grabar. Por los parlantes del gimnasio sonaba salsa. Le bajaron volumen. Aguerre, con mucha tranquilidad y una sonrisa casi infantil, esperaba la señal para saber que la cámara estaba filmando.

-¿Aún está en el hotel al que llegó o ya rentó casa?

-“No, ya estoy en el apartamento donde voy a vivir”.

Alejandro Bermúdez, del área de video, le pidió que contara hasta tres. Lo hizo. “Otra vez, qué pena, no lo escuché en el controlador”. Repitió el conteo. Se escucharon unos aplausos. La cámara ya estaba grabando.

“Estamos con el hombre del momento en el DIM, Washington, bienvenido a El Colombiano. Gracias por aceptar esta charla”.

-“No, por favor, gracias por la invitación”, respondió. Con la cámara encendida su postura se transformó. Dejó de verse suelto, tranquilo y pareció ponerse tenso, nervioso. Quién lo iba a pensar: el hombre que en la cancha tiene fama de rudo, resultó ser un poco tímido.

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Así lo reveló su postura: el cuerpo erguido, los brazos al lado del tronco como en posición de firmes, mientras escuchaba la siguiente pregunta. También la forma como se tomaba las manos mientras respondía: la derecha con la izquierda entrecruzadas, dando vueltas o frotándose. Esa fue su expresión corporal durante los primeros minutos de grabación.

¿La familia vendrá a vivir con usted a Medellín?

“Bueno, por el momento estoy solo acá en la ciudad. La otra semana llega mi hijo con un primo, de visita, ya que está cerca de terminar el año escolar. Sin embargo, él seguirá en Uruguay porque allá tiene el colegio. Por otro lado, mis papás estarán yendo y viniendo. Espero que la familia pueda venir bastante para poder disfrutar este nuevo reto”.

Para Aguerre, que hizo famoso su apellido –poco común en Uruguay– en todo Suramérica, es fundamental su familia. Tal es el cariño que tiene por su hijo que, el número 29 que lleva en la espalda, lo utiliza porque es la fecha en que nació su heredero.

¿Cómo se ha sentido en sus primeros días con el DIM?

“Estos primeros días bien. Estoy adaptándome al juego, a lo que quiere el profe para el equipo, para mí. En lo personal también me he sentido bien, disfrutando mucho de este lindo momento”.

Hay mucha expectativa en torno a su llegada, ¿cómo ha sorteado con esa presión?

“La verdad lo he asumido bien. Como lo he dicho en varias ocasiones, creo que estoy preparado para este tipo de situaciones. Sé muy bien lo que es la hinchada del DIM, que sigue mucho al equipo. Eso lo he vivido en varios clubes. Sin embargo, el recibimiento que tuve el otro día cuando jugamos con Envigado, fue espectacular porque la gente me brindó mucho cariño. Eso lo voy a tener presente cuando juegue”.

¿Cómo se ha adaptado al vuelo del balón en Medellín, por el tema de la altura?

“En Uruguay nosotros estamos al nivel del mar. Allá es mucho más tranquilo el movimiento del balón. Acá se desplaza mucho más rápido, pero eso lo iré agarrando en los entrenamientos y espero poder dar la tranquilidad que el técnico me pide y dar lo mejor para lograr cosas importantes este año con el equipo”.

El miércoles pasado, en su debut contra Unión Magdalena, la velocidad del balón en la altura de Medellín le jugó una mala pasada a Aguerre. Un centro del uruguayo Eric Krame que tomó dirección al arco, lo sobró y se le metió. Él no lo podía creer.

¿Cómo ha sido el recibimiento de los otros arqueros del club, sobre todo por el rótulo que tiene de ser el mejor de la Libertadores del 2024?

“Ha sido espectacular. Desde el día uno se han portado de maravilla conmigo. Se entiende, porque también me ha pasado donde he jugado, que cuando llega un compañero nuevo, a pelear la posición de igual a igual, ayuda a subir el nivel. Eso hace parte del fútbol. Nosotros competimos sanamente y el que mejor esté preparado, quien el entrenador vea que es la mejor opción para los partidos, será el titular”.

Cuando se confirmó su llegada, se dijo que venía “El Dibu” uruguayo, ¿qué piensa de esa comparación?

“Lo tomo bien. Con humor también. Tenemos algo en común y es esa ‘locura’ que nos gusta provocar, pero siempre respetando al rival y a la hinchada, obviamente. Pero, son cosas que nos divierten, que hace parte del folclor del fútbol. Es algo que no se ve mucho hoy en día. Sin embargo, lo vengo haciendo desde hace ya un tiempito. Obviamente se notó más el año pasado, cuando jugué torneo internacional, pero lo tomo con buen humor y... bueno, vamos a ver qué podemos hacer para este campeonato”.

La última frase la dijo con una risa de picardía. En ese momento, a pesar de la cámara, ya estaba más suelto: la timidez de unos minutos atrás quedó de lado. Lo mismo ocurrió en su debut contra Unión. Tuvo un par de acciones en las que se salió del área y, en lugar de darle el pase sencillo al compañero, decidió enganchar al rival. En una de esas oportunidades, pisó el balón, se lo pasó por detrás y puso a sufrir a los aficionados en el estadio. Él, seguro, estaba feliz, disfrutándolo.

¿De dónde viene esa locura?

“Eso hace parte de mi personalidad. Siempre fui así. El tema es que todo apareció cuando estaba en Peñarol. Pero siempre lo he hecho, me gusta. Lo hago con respeto hacia el otro equipo”.

También se habla mucho de su carácter, ¿de dónde viene?

“Yo creo que viene de la familia. Desde pequeño me enseñaron a ir siempre por más, me inculcaron una mentalidad ganadora y, bueno, el carácter es algo que heredé un poco de mi papá, pero como dije: soy así, me gusta ser así. Si no lo soy dentro del campo, no me sentiría bien jugando. Además, creo que eso me ayudó a estar hoy aquí en el DIM”.

¿Cómo inició usted en el fútbol?

“Empecé con un tío, que fue entrenador de un equipo de mi ciudad, que es un lugar donde viven entre 40.000 y 50.000 personas. Es una ciudad pequeña, pero muy linda, de grandes jugadores que salieron de ahí. Hasta los 14 años estuve en mi ciudad. Después me fui para Montevideo a Peñarol, donde hice todas las inferiores, hasta debutar en Primera en 2014. Después tuve la opción de irme a préstamo, que me vendieran al fútbol del extranjero”.

¿Siempre quiso volver a jugar en Peñarol?

“Sí, ese siempre fue un sueño que tuve desde chico. Yo quería regresar a Peñarol y ser el arquero titular del equipo. Se me dio en el 2024, lo disfruté muchísimo y ahora estamos viviendo esta nueva etapa con el Medellín, que de verdad espero disfrutarla demasiado”.

¿Cuál ha sido el mejor momento que ha tenido en su carrera?

“Bueno, el mejor momento fue el semestre pasado con Peñarol, que llegamos a estar entre los cuatro mejores clubes de América. Además ganamos el campeonato uruguayo”.

¿Y el episodio más complicado en su trayectoria?

“El más duro, y que me dejó muchos aprendizajes, fue cuando estuve en México porque me tocó un cambio de directivas. Ahí hubo algunos problemas porque ellos no querían que yo estuviera en el equipo, entonces me dejaron 10 meses sin jugar. Además, estuve siete meses sin cobrar salario, pero bueno, eso fue un aprendizaje. Y bueno, la mentalidad fuerte que tengo me ayudó a sobrepasar esa situación a estar donde estoy hoy y a lograr cosas importantes en mi vida”.

¿Qué le diría a los niños que lo admiran, que quieren seguir sus pasos?

“Yo a todos los niños que empiezan desde abajo les digo que nada es fácil. A mi hijo también quisiera enviarle el mensaje de que sea consciente de que todas las cosas que quiera y que le vengan en la vida se las tendrá que ganar con sudor y metiéndole el corazón a lo que haga”.

¿Qué hace Washington Aguerre cuando no está involucrado con el fútbol?

“Para mí es muy importante compartir momentos con mi familia. Sobre todo sentarnos a tomar mate. Para nosotros en Uruguay, ese momento es importante. Me gusta mucho la tranquilidad. Cuando no estoy entrenando o en partidos, me gusta estar en la casa, con el mate. Soy una persona muy hogareña. Ahora que estoy solo acá en Medellín, siempre trato de llegar a casa y si es posible hacer alguna que otra videollamada con mis seres queridos”.

¿Cuál es su comida favorita?

“Bueno, soy uruguayo, así que lo que más disfruto comerme es carne asada. Me gusta, además, compartir esos espacios con familia y amigos”.

¿Qué música le gusta escuchar?

“La verdad, escucho lo que venga. No tengo ningún problema con eso (mientras lo decía sonaba la salsa Flor Pálida de Marc Antonhy)”.

¿Cuál es el sueño que se trazó con Independiente Medellín para el 2025?

“Todo equipo se prepara para cosas importantes. Nosotros estamos listos para conseguir un objetivo claro que es ganar la Liga. Queremos también llevar al club a una copa internacional en el 2026 y, si Dios quiere, a mitad de año y a fin de año podernos quedar con el campeonato colombiano. Además, la obligación nuestra, por ser un equipo grande, es dejar el nombre del equipo en lo más alto”.

Aguerre, hombre de cabello tinturado rubio, ojos verdes y aretes, debía ir a almorzar para después salir, con sus compañeros del Medellín en el bus de la institución, al hotel donde estaba concentrado el equipo.

La cámara se detuvo. Se quitó, con la agilidad que da la experiencia, el micrófono que tenía en la camiseta de presentación del DIM. Antes de irse, se despidió con amabilidad: choque de manos, abrazo y una sonrisa “Vamo’ arriba” remató con la “locura” que lo caracteriza y que, en el fútbol, lo ha llevado a ganarse, de buena forma, la fama de hombre rudo.

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