¿Por qué algunas personas recuerdan sus sueños y otras no? La ciencia responde

Yuriy Polyukhovych, embajador de Ucrania en Colombia.

Clara despertó sobresaltada. El eco de un sueño vívido se aferraba a su mente: una casa desconocida, un pasillo interminable y una melodía que, aunque familiar, no podía identificar. Quiso retener los detalles, pero al cabo de unos minutos, las imágenes se desvanecieron como tinta en el agua. Su pareja, aún medio dormida, le dijo que nunca recordaba sus sueños. Clara se preguntó por qué ella, en tantas oportunidades, sí.

Lea también: Día Mundial del Sueño: ¿qué hacer para contrarrestar las implicaciones que tiene para la salud no dormir bien?

La escena anterior es ficticia, pero ilustra un fenómeno que muchas personas experimentan al despertar. El neurocientífico Allan Hobson, de la Universidad de Harvard, descubrió que los humanos olvidamos el 95% de los sueños. Pero, ¿qué ocurre con el 5% restante? Un estudio liderado por Giulio Bernardi, de la IMT School for Advanced Studies Lucca, reveló que la capacidad de recordar sueños no es azarosa, sino una combinación de factores cognitivos, patrones de sueño y rasgos individuales. “Nuestros hallazgos sugieren que el recuerdo de los sueños es un reflejo de cómo las actitudes personales, los rasgos cognitivos y la dinámica del sueño interactúan”, explicó Bernardi.

Uno de los principales determinantes es la fase del sueño en la que se producen las ensoñaciones. Andrés Barrera Medina, psiquiatra de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional de México, señaló en la Revista Global UNAM que los sueños ocurren predominantemente en la fase de Movimiento Ocular Rápido (MOR), un estado en el que la actividad cerebral se intensifica: “Es más probable que recordemos un sueño si nos despertamos durante esta fase o inmediatamente después de ella”. Es decir, los sueños en fases profundas son más difíciles de retener.

Esto se debe a que ciertas estructuras cerebrales influyen en el almacenamiento de recuerdos. El hipocampo, encargado de la consolidación de la memoria, y la amígdala, vinculada a las emociones, se activan de manera significativa durante el sueño. “Cuanto más intensa es la activación de estas regiones, mayor es la probabilidad de que un sueño quede almacenado en la memoria al despertar”, explicó Barrera Medina. Además, la personalidad y los hábitos de cada individuo influyen en la retención de los sueños.

Entérese de más: Esto es lo que puede hacer para dormir mejor (por su salud)

En ese sentido, según el estudio de la IMT School, quienes tienen una actitud positiva hacia los sueños y suelen divagar en sus pensamientos diurnos, tienden a recordar más lo que sueñan. “Las personas con una inclinación a la ensoñación y la introspección tienen más facilidad para acceder a sus recuerdos oníricos”, señaló Valentina Elce, coautora de la investigación en la Agencia SINC. En contraste, aquellos con pensamiento estructurado y pragmático reportan menos recuerdos.

Ahora, la edad también juega un papel crucial. La investigación italiana reveló que los participantes más jóvenes recordaban con mayor frecuencia sus sueños, mientras que los adultos mayores experimentaban “sueños blancos”: la sensación de haber soñado sin poder recordar detalles. Según Bernardi, “nuestros datos respaldan la idea de que los sueños blancos son experiencias oníricas reales, pero cuya memoria se disuelve rápidamente al despertar”.

Factores ambientales también influyen. Durante la primavera, los participantes recordaban más sus sueños en comparación con el invierno. Aunque los mecanismos exactos no están claros, la exposición a la luz solar y los cambios en la duración del sueño podrían estar relacionados.

Los trastornos del sueño pueden alterar la capacidad de recordar los sueños. El insomnio impide alcanzar las fases profundas necesarias para un descanso adecuado, dificultando la retención de sueños. Por el contrario, quienes padecen pesadillas recurrentes tienen recuerdos oníricos más vívidos y detallados. “Los sueños intensos pueden afectar la calidad de vida, especialmente si están ligados a trastornos de ansiedad o estrés postraumático”, advirtió Barrera Medina.

Incluso la medicación puede influir. Ciertos fármacos, en especial los que afectan la dopamina y las neuronas piramidales, pueden aumentar la frecuencia e intensidad de los sueños. No obstante, también pueden inducir sueños fragmentados.

Le puede interesar: El buen hábito de dormir

Lo cierto es que aunque la ciencia ha identificado patrones en la memoria onírica, el porqué exacto de estas diferencias sigue siendo un campo abierto a nuevas investigaciones.

ID externos
d54436c9-275f-46a4-82f9-68faa05b3261

Compartir en: