Con la caída del régimen de Bashar al Asad, se ha comenzado a conocer la magnitud de los horrores vividos en la prisión de Sednaya, situada a unos 30 kilómetros al norte de Damasco, Siria.Esta cárcel es una de las más infames del mundo, conocida por su brutalidad y las atroces torturas que se llevaron a cabo bajo el control de la dictadura durante años.