Cristina Castro

La llegada por segunda vez al poder de Donald Trump en Estados Unidos llevará a dinámicas muy distintas en las relaciones con el Gobierno de Gustavo Petro. Una de las principales dimensiones en las cuales se sentirán los cambios es en la política de drogas. El Gobierno norteamericano ha sido un aliado de Colombia en la lucha antidrogas. Pero además de un aliado, evalúa cada año los esfuerzos que hace el Gobierno colombiano (y otros países productores o de tránsito) contra el narcotráfico.

SEMANA: Usted ha dicho que ve muchas sombras para Colombia con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. ¿A qué se refiere?Luis Alberto Moreno: Me refiero a que por muchos años ha existido una gran alineación entre lo que venía haciendo Colombia con Estados Unidos en cooperación en un sinnúmero de áreas, en narcotráfico, en justicia, en derechos humanos, en extradición, en desarrollo rural, y, por cuenta de eso, Colombia ha avanzado con éxito en muchos de esos temas.

SEMANA: ¿Qué significa para Colombia el giro que da Estados Unidos con la llegada de Donald Trump al poder este lunes?Iván Duque: Colombia es un país que ha tenido históricamente una relación bipartidista y bicameral con Estados Unidos, en la que han sido prioridad la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, el comercio y la defensa de la democracia. El Gobierno Petro ha permitido la mayor bonanza de narcotráfico en 40 años, tanto en área cultivada como en producción y ventas de drogas a Estados Unidos. Ha debilitado esa lucha y ha designado a terroristas como “gestores de paz”.

El único triunfo más sorprendente en la historia de Estados Unidos después de que Donald Trump derrotó a Hillary Clinton fue la reciente victoria indiscutible del magnate frente a Kamala Harris. En la primera ocasión, Trump se había mostrado como un populista de derecha, sin pelos en la lengua, que decía imprudencias y exageraciones. En la nueva elección mostró más de lo mismo y cargó con un prontuario judicial que hacía parecer imposible que la mayoría del pueblo norteamericano lo eligiera por segunda vez.

Cuando Gustavo Petro estaba en campaña, su posición sobre lo que sería el fin de la guerra en Colombia con su presidencia era muy ambiciosa. Una vez llegó al poder, los hechos demostraron que la complejidad de resolver los conflictos que por años han azotado al país era mucho mayor de lo que él calculaba. Sin embargo, hubo una frase en una entrevista con la entonces directora de SEMANA, Vicky Dávila, que le suelen sacar en cara a menudo.La periodista le preguntó en su momento que si él llegaba a ser presidente, pediría en extradición a la cúpula del ELN en Cuba.

Los ojos y el corazón del país están puestos en el Catatumbo. La masacre en la que perdieron la vida el dueño de la funeraria de Tibú, Miguel Ángel López; su esposa, Zulay Durán Pacheco, y su bebé de nueve meses de edad, estremeció al país con un relato de la crueldad de la guerra que no se conocía hace mucho.En esta oportunidad, los grupos criminales, al parecer del ELN (aunque el grupo lo niega), se ensañaron con sevicia contra una familia. La mataron a sangre fría mientras se trasladaba en el carro de servicios exequiales con el que trabajaba a diario.

Los jóvenes a los que el Gobierno Petro les paga por “no matar” reciben la plata, pero siguen cometiendo asesinatos en el Cauca. Así lo reveló SEMANA en un reportaje en su última edición. Este medio recogió las historias de los asesinatos que se viven en Puerto Tejada, el municipio que la vicepresidenta Francia Márquez eligió para priorizar el programa.Tras la publicación del artículo, algunas voces políticas han pedido poner los ojos en ese programa.