Son parte de los primeros blancos del presidente Donald Trump: los funcionarios federales estadounidenses, unos tres millones en todos los Estados Unidos, se sienten en “estado de sitio” tras una catarata de medidas del nuevo mandatario que les afecta. “La gente llora en las oficinas de sus supervisores, preguntándose qué va a pasar con sus empleos”, describe una funcionaria del Departamento de Interior a la AFP que trabaja a distancia el 100% en teletrabajo.“Ya estábamos angustiados y temerosos sobre lo que vendría” pero “cuando los decretos empezaron a salir, nos dijimos: ‘¡Guau!