Lo hace de manera increíble. Walter Salles nos mete en esa casa de familia de Río de Janeiro, en el Brasil de 1970, cuando el amor fluye. La ambientación es tremenda. La casa, la casa hermosa de dos pisos es un ente en sí, que acoge a esa familia de marido, mujer, cuatro hijas, un hijo y Zezé, la empleada interna. Y aun si es un lugar increíble, frente al mar carioca, donde son claramente felices, planean mudarse a una nueva que diseñan ellos mismos.