Un guardián del Inpec, que se convirtió en testigo de la Fiscalía, fue el encargado de exponer la radiografía corrupta que se enquistó en la cárcel La Picota, de Bogotá. SEMANA conoció la declaración, y los detalles de ese testimonio parecen el diario de una organización criminal con tentáculos en oscuros negocios de tráfico de drogas y licor, traslados de cárcel y hasta la venta de fueros sindicales.La declaración es contundente pero vergonzosa. Fue clave en la reciente captura de 12 personas, entre funcionarios del Inpec y sus esposas.