Horas antes de la caída de Damasco en manos rebeldes el 8 de diciembre, el presidente sirio Bashar al Asad ya había huido del país sin avisar a sus familiares ni a sus más cercanos colaboradores, según revelaron a AFP cinco altos responsables.La noche previa, Al Asad había llegado a llamar a su asesora Buthaina Shaaban para pedirle que le preparara un discurso, nunca pronunciado.