Un día, el Sol, la estrella que da vida a la Tierra, llegará al final de su ciclo y aunque este evento está a mucho tiempo de distancia, los científicos de la Nasa y la Universidad de Warwick lograron determinar, en estudios recientes, que fecha aproximada en que podría ocurrir es dentro de 5.000 millones de años.
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El fin del Sol no será un estallido repentino, sino un proceso que durará millones de años, pues primero pasará primero por una fase crítica cuando consuma todo su hidrógeno, el principal combustible de las reacciones nucleares en su núcleo. En ese momento, se expandirá y se convertirá en una gigante roja, tal y como lo explicó la Nasa en uno de sus informes en 2018: “Cuando el Sol agote su hidrógeno central, comenzará a fusionar helio, lo que provocará su expansión significativa”.
Este aumento en su tamaño será catastrófico para los planetas más cercanos, es decir, Mercurio y Venus serán absorbidos por la atmósfera expandida del Sol, así que de acuerdo con un artículo publicado por Space.com, estos no sobrevivirán a la fase de gigante roja, ya que serán destruidos cuando el Sol se expanda más allá de sus órbitas.
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Aunque la Tierra no será inmediatamente destruida, los efectos en nuestro planeta serán devastadores. Según el Instituto de Ciencia Espacial de Warwick, antes de que el Sol llegue a su máxima expansión, la Tierra perderá su atmósfera debido a los vientos solares extremos, y los océanos se evaporarán. Mientras que un artículo en Scientific American detalla que “la Tierra enfrentará un calor extremo y vientos solares que erosionarán su atmósfera, dejando al planeta inerte y desolado”.
Los científicos también han advertido que estos efectos comenzarían mucho antes de que el Sol se apague por completo. Según Matthias Schreiber, astrofísico de la Universidad de Warwick, “en los últimos mil millones de años del ciclo del Sol, la Tierra se volverá inhabitable debido a los cambios en su radiación y los efectos de la expansión solar”.
El impacto de la muerte del Sol no se limitará a la Tierra. Los científicos estiman que, tras la fase de gigante roja, el Sol se convertirá en una enana blanca, un remanente estelar extremadamente denso que ya no emitirá suficiente energía para sostener la vida en los planetas que sobrevivan.
Según la Nasa, “una vez que el Sol se convierta en una enana blanca, se reducirá a aproximadamente el tamaño de la Tierra y brillará con una luz tenue durante miles de millones de años más”.
Durante esta fase, el sistema solar quedará oscuro y frío, con la mayoría de los planetas interiores destruidos o completamente alterados.
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Si bien la desaparición del Sol aún está a miles de millones de años en el futuro, los astrónomos señalan que estos estudios sobre la vida estelar nos permiten comprender mejor el destino de nuestro planeta y la necesidad de explorar otras opciones de supervivencia fuera de nuestro sistema solar.
Para Neil de Grasse Tyson, astrofísico del Planetario Hayden, “si la humanidad quiere sobrevivir a largo plazo, tendrá que mirar más allá de la Tierra, porque nuestro planeta y el Sol no son eternos”.
Por ahora, la NASA continúa estudiando estrellas similares para entender mejor el futuro de nuestro sistema solar y el destino de la Tierra,