La industria de los videojuegos ha experimentado en los últimos años un aumento en la producción de remasterizaciones de títulos recientes, una tendencia que parece responder tanto a la demanda del mercado como a la oportunidad de adaptar gráficos y mecánicas a las capacidades de las consolas actuales.
Este fenómeno permite que juegos que en su momento marcaron tendencias, o que representan experiencias culturales significativas, lleguen a nuevas audiencias y se mantengan relevantes en una industria caracterizada por la innovación constante.
El año 2024 se ha perfilado como uno de los más significativos en este sentido, con el lanzamiento de versiones remasterizadas de títulos reconocidos como Horizon Zero Dawn y Until Dawn, movimiento que parece apuntar a un interés generalizado en revalorizar obras recientes que, por sus logros narrativos o tecnológicos, han consolidado su espacio en la cultura popular de los videojuegos.
La primera versión de Horizon Zero Dawn, lanzada en 2017, recibió elogios por su entorno postapocalíptico, donde el jugador explora un mundo en el que criaturas robóticas dominan el paisaje.
El juego, que introduce a la protagonista Aloy, combina elementos de supervivencia, exploración y narrativa.
En la versión remasterizada de 2024, desarrollada por Nixxes Software, se han incorporado mejoras gráficas y de rendimiento que aprovechan las tecnologías actuales, incluyendo una iluminación más natural, mayor densidad de vegetación y texturas de alta definición.
Estas mejoras, según el medio Vandal, hacen que el juego alcance niveles de inmersión visual comparables a su secuela, ya que “Nixxes lleva Zero Dawn a la tecnología de Forbidden West”.
Pero la remasterización de Horizon Zero Dawn también plantea preguntas sobre el papel de los relanzamientos en la preservación de narrativas modernas.
Al dar una nueva vida a títulos que han dejado huella en su época de estreno, la industria permite que los videojuegos con un alto valor narrativo y técnico se mantengan accesibles y relevantes, preservando su impacto cultural y social en la comunidad gamer y en quienes estudian los videojuegos como un arte contemporáneo.
Esta tendencia a la preservación, según observa el crítico Mike Fahey en Kotaku, “nos lleva a repensar cómo los videojuegos, al igual que el cine o la literatura, son productos culturales dignos de mantenerse en el tiempo, ya que reflejan temas sociales, tecnológicos y humanos”.
En contraste con Horizon Zero Dawn, el juego Until Dawn explora el género del terror a través de una narrativa interactiva que sumerge al jugador en decisiones morales y dilemas éticos.
La versión original, lanzada en 2015, se destacó por su estructura narrativa ramificada, donde las decisiones del jugador impactan directamente en el destino de los personajes. Este enfoque en la narrativa interactiva no solo elevó el valor de entretenimiento del título, sino que lo posicionó como un juego de estudio para académicos interesados en el análisis de la toma de decisiones en entornos virtuales y su relación con la psicología del jugador.
La remasterización, que utiliza Unreal Engine 5, incorpora una cámara libre que otorga mayor control en la exploración y permite experimentar el entorno con una perspectiva nueva, destacando detalles en la ambientación que incrementan la inmersión en la atmósfera de terror.
Además, algunos elementos de juego, como los tótems que funcionan como pistas o augurios, han sido reubicados para enriquecer la experiencia de jugadores veteranos, incentivándolos a redescubrir aspectos del título.
Según EvelonGames, “han cambiado la ubicación de los tótems, lo que da un pequeño incentivo para volver a explorar la mansión de Blackwood Mountain”.
El caso de Until Dawn Remaster plantea una cuestión relevante sobre la capacidad de los videojuegos para revisitar temas fundamentales de manera que impacten a generaciones nuevas sin perder su esencia original.
Al igual que en el cine de terror, el miedo en los videojuegos no solo se logra a través de los gráficos, sino mediante la narrativa y la construcción de un ambiente psicológico.
La actualización gráfica y la mayor libertad de exploración ofrecen al jugador una experiencia enriquecida sin cambiar la esencia de la historia.
El fenómeno de los remasters, según críticos y medios especializados, puede tener múltiples razones detrás de su éxito.
La primera es la oportunidad de preservar y expandir el acceso a obras que, en su momento, alcanzaron un estatus emblemático por su innovación o capacidad narrativa.
La segunda es de orden económico: las compañías buscan capitalizar la nostalgia y el reconocimiento de marca de títulos exitosos.
Sin embargo, los críticos señalan que esta tendencia también conlleva un riesgo de saturación en el mercado y el peligro de que los jugadores sientan fatiga ante la repetición de experiencias, lo cual podría restar valor a futuros lanzamientos si no ofrecen aportes significativos.
En su análisis de los remasters, MeriStation destaca que “el remaster de Horizon: Zero Dawn ha resultado ser impresionante, una grata sorpresa que bien vale los 10 dólares que pide por actualizar”.
No obstante, otros como Polygon han cuestionado si la inversión en estos títulos limita el desarrollo de nuevos juegos originales, señalando que “los recursos dedicados a remasters podrían ser empleados en la creación de experiencias completamente nuevas”.
¿Qué significa esto para los jugadores de hoy? La recepción de los remasters en la comunidad de jugadores muestra que estos lanzamientos pueden polarizar opiniones.
Por un lado, permiten a los jugadores experimentar títulos en condiciones óptimas, adaptadas a la tecnología de última generación. Sin embargo, algunos jugadores perciben estas remasterizaciones como estrategias comerciales, especialmente cuando las mejoras son únicamente visuales.
No obstante, la preservación y actualización de estos títulos también es vista por muchos como un reconocimiento de su valor cultural, un aspecto que consolida el videojuego como un medio de expresión artística y narrativa a la par con otras artes contemporáneas.