La Nasa ha sorprendido al mundo con un nuevo conjunto de imágenes impresionantes de Júpiter, enviadas por la sonda espacial Juno.
En un sobrevuelo reciente realizado el 23 de octubre de 2024, la nave capturó las tormentas y vórtices caóticos que caracterizan la atmósfera del planeta, revelando detalles asombrosos sobre el gigante gaseoso.
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Pero estas fotografías no solo destacan la belleza natural de Júpiter, sino que también aportan nuevos datos para los científicos que investigan la composición y dinámica atmosférica del planeta más grande del sistema solar.
Juno, lanzada el 5 de agosto de 2011 y en órbita alrededor de Júpiter desde el 4 de julio de 2016, fue la primera sonda en sobrevolar los polos del planeta.
Desde entonces, la misión ha sido una fuente constante de información valiosa. Su objetivo ha sido comprender la estructura y composición de Júpiter, explorando su campo magnético, su magnetosfera y fenómenos atmosféricos únicos, como las auroras polares.
Gracias a estos sobrevuelos periódicos, que ahora suman más de 66, se ha logrado recopilar un conjunto de datos sin precedentes, incluidos los detalles revelados por la cámara JunoCam.
Uno de los aspectos singulares de esta misión es que las imágenes en bruto captadas por la cámara JunoCam son procesadas no por un equipo especializado, sino por científicos ciudadanos.
Estos entusiastas descargan las imágenes sin procesar, aplican filtros de color y aumentan el contraste para resaltar los detalles de las tormentas y las bandas de nubes que surcan la atmósfera de Júpiter.
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Así, los procesos realizados no solo mejoran el valor científico de las fotos, sino que también permiten una visión artística de un planeta lejano, resaltando sus vívidos colores y la complejidad de sus patrones atmosféricos.
Las imágenes capturadas en octubre revelan una atmósfera marcada por tormentas que parecen infinitas y que se arremolinan en patrones complejos de vórtices y nubes de distintos colores. Estos fenómenos, según ha demostrado la misión Juno, se forman y evolucionan constantemente en el clima extremo de Júpiter.
La atmósfera del planeta está dominada por bandas de nubes con intensos colores rojos, marrones y naranjas, que destacan sobre el fondo turquesa y gris. Este conjunto cromático es un espectáculo visual que refleja las diferencias en la composición química y temperatura entre las distintas capas de la atmósfera joviana.
Durante su reciente sobrevuelo, Juno también pasó cerca de Amaltea, una de las lunas menores de Júpiter, conocida por su forma irregular y su tonalidad rojiza, que la convierte en el objeto más rojo del sistema solar.
Con un radio de tan solo 84 kilómetros, Amaltea proporciona un contraste con el enorme Júpiter y ofrece a los científicos información sobre los cuerpos celestes que orbitan el gigante gaseoso.
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La misión de Juno, programada para finalizar en septiembre de 2025, terminará de forma controlada con la sonda sumergiéndose en la atmósfera de Júpiter, lo cual evitará que se estrelle contra una de las lunas que potencialmente podrían albergar vida microbiana, como Europa.
Mientras tanto, dos misiones preparan su llegada al sistema joviano: JUICE, de la Agencia Espacial Europea, y Europa Clipper, de la Nasa, con el objetivo de continuar la exploración del planeta y de su luna Europa, famosa por su posible océano bajo una gruesa capa de hielo.
Las últimas imágenes de Júpiter capturadas por Juno subrayan el impacto de la misión en el entendimiento de este mundo lejano y sus dinámicas internas.
A través de la participación de científicos ciudadanos en el procesamiento de imágenes, se ha democratizado el acceso al conocimiento y se ha fortalecido la relación entre la ciencia y el público.
Así, Juno no solo ha sido una herramienta para la exploración espacial, sino también un vínculo entre la ciencia y la sociedad, dejando un legado que continuará con las misiones futuras.