En los últimos días, la inminente cercanía del asteroide Apofis (Apophis) con la Tierra ha sido un tema de discusión en medios de comunicación y redes sociales.
Esta atención ha sido impulsada por un video publicado por la NASA que ilustra la trayectoria orbital de ese objeto celeste mientras se acerca a nuestro planeta, en un evento previsto para el 13 de abril del año 2029.
El video es una animación en la que se ha acelerado el movimiento de Apophis 2.000 veces y muestra cómo ese asteroide de aproximadamente 335 metros de diámetro pasará a unos 32.000 kilómetros de la superficie terrestre.
Las imágenes también muestran los numerosos satélites artificiales que orbitan la Tierra, dando una perspectiva clara de la magnitud y proximidad del fenómeno.
Pero a pesar de la reciente atención pública, el último anuncio significativo sobre el asteroide Apophis se realizó en marzo de este año, cuando científicos confirmaron que no representa una amenaza de impacto para la Tierra en el futuro previsible.
Descubierto en 2004, Apophis fue en su momento uno de los asteroides más peligrosos para la Tierra debido a la posibilidad, en ese entonces, de un impacto en las próximas décadas. Sin embargo, tras años de monitoreo y cálculos precisos, los astrónomos han descartado cualquier riesgo de colisión.
A inicios de este año, Paul Wiegert, astrónomo de la Western University en Canadá, junto con el investigador Benjamin Hyatt, llevaron a cabo una simulación detallada de las trayectorias de los 1,3 millones de asteroides conocidos en el sistema solar.
Su investigación, aceptada para publicación en el Planetary Science Journal, descartó la posibilidad de que Apophis colisione con otro asteroide, un evento improbable pero teóricamente capaz de redirigir su curso hacia la Tierra. “Afortunadamente, no se prevén colisiones de este tipo”, señaló en su momento Wiegert.
Si bien el paso cercano de Apophis será uno de los eventos astronómicos más notables de la próxima década, los cálculos actuales indican que la gravedad terrestre desviará su trayectoria ligeramente sin riesgo de impacto.
La cercanía de su paso a unos 37.000 kilómetros —aproximadamente una décima parte de la distancia a la Luna— brindará una oportunidad única para que los astrónomos estudien la interacción de un asteroide con el campo gravitacional de la Tierra, pero no hay riesgo alguno de un impacto o colisión con nuestro planeta.
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El evento también permitirá observar de cerca y con detalle los efectos de la gravedad terrestre sobre un objeto tan grande, oportunidad sin precedentes para comprender mejor los asteroides cercanos a la Tierra y sus dinámicas orbitales, según comentó la NASA en marzo.