La llegada de la vacuna contra el dengue, conocida como Qdenga, a Colombia representa un avance trascendental en la lucha contra una enfermedad que anualmente afecta a millones de personas en regiones tropicales y subtropicales. Desarrollada por la biofarmacéutica Takeda, este medicamento tetravalente ha sido diseñado para ofrecer protección contra los cuatro serotipos del virus, un desafío que hasta ahora había complicado la erradicación de la enfermedad.
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En palabras del doctor Carlos Arturo Álvarez Moreno, infectólogo de la Universidad Nacional y vicepresidente científico en innovación de la Clínica Colsanitas, “la introducción de esta vacuna en Colombia es un paso crucial, especialmente en un momento en que el país enfrenta una alta incidencia de casos debido a factores climáticos y a la presencia persistente del mosquito vector”, pues de acuerdo con el Boletín Epidemiológico del Instituto Nacional de Salud, en la semana 46 de 2024 se reportó un incremento en los casos de dengue, destacándose Antioquia como una de las regiones más afectadas.
Qdenga es una vacuna de virus vivo atenuado, basada en la estructura genética del serotipo 2 del dengue, modificada para incluir elementos de los serotipos 1, 3 y 4, una composición que le permite generar respuestas inmunitarias protectoras sin causar la enfermedad.
La doctora Vanesa Castellano, directora médica de la Fundación Vacunar en Argentina, que hasta el momento ha aplicado más de 70.000 vacunas Qdenga en su país, explicó que “la vacuna genera una respuesta robusta tanto a nivel celular como de anticuerpos, ofreciendo protección efectiva contra los cuatro serotipos del virus”, lo cual es respaldado por distintos estudios clínicos en los que se ha demostrado que la vacuna tiene una eficacia global del 60 % para prevenir la enfermedad y reduce en un 80 % las hospitalizaciones por esta enfermedad.
Dirigida a personas sanas entre los 4 y 60 años, Qdenga requiere la aplicación de dos dosis subcutáneas, con un intervalo de tres meses entre cada una. Las contraindicaciones incluyen estados de inmunosupresión y embarazo, y los efectos secundarios reportados son leves, como fiebre, malestar general y dolor en el sitio de la inyección, similares a los de otras vacunas.
Aunque Qdenga ya está disponible en el país de forma privada, su inclusión en el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) es un objetivo pendiente.
Este proceso requiere la evaluación del Comité Nacional de Prácticas de Inmunización (CNPI), que asesora al gobierno sobre la pertinencia de incorporar nuevas vacunas en los esquemas nacionales. El doctor Álvarez explicó que “para que la vacuna sea parte del PAI, es esencial demostrar su costo-efectividad y la viabilidad de implementarla a gran escala”. Este análisis podría tomar varios meses, pero su potencial para reducir la carga del dengue hace que sea una prioridad para las autoridades sanitarias.
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Así que, como en la actualidad el acceso a la vacuna está limitado a quienes pueden costearla en el sector privado, en este momento el sector de la salubridad tiene un reto enorme de equidad entre sus manos, pues tall y como lo comenta Castellano, “la inclusión de la vacuna en programas públicos es crucial para garantizar que quienes viven en áreas de mayor riesgo puedan beneficiarse de esta herramienta preventiva”.
Pero la vacunación, aunque esencial, es solo una pieza del rompecabezas en la lucha contra el dengue, ya que las festividades de fin de año y las altas temperaturas que suelen acompañarlas generan un entorno propicio para la proliferación del mosquito Aedes aegypti, principal transmisor de la enfermedad. Según el doctor Álvarez, “además de vacunarnos, debemos reforzar las estrategias de control del vector, eliminando criaderos de mosquitos, utilizando mosquiteros y aplicando insecticidas en las áreas afectadas”.
Una medida clave es la educación comunitaria, que permita a las personas reconocer los síntomas iniciales del dengue y buscar atención médica temprana en caso de complicaciones. “Es importante que la población sepa que no existe un tratamiento específico contra el dengue y que la prevención es la mejor herramienta para combatir la enfermedad”, enfatizó Álvarez.
En este sentido, las acciones locales y regionales desempeñan un papel fundamental. La implementación de programas como la liberación de mosquitos modificados con la bacteria Wolbachia, que reduce su capacidad de transmitir el virus, ha mostrado resultados prometedores en ciudades como Medellín. Sin embargo, estas iniciativas deben complementarse con esfuerzos sostenidos en el tiempo y adaptados a las necesidades específicas de cada comunidad.
La llegada de Qdenga a Colombia representa una luz de esperanza para miles de personas que viven en riesgo constante de contraer dengue. Aunque el camino hacia su inclusión en el PAI podría ser largo, la vacuna ya está disponible para quienes buscan protegerse y proteger a sus familias. En palabras de Castellano, “esta vacuna es un avance científico significativo, pero su impacto real dependerá de la voluntad política y el compromiso de todos los actores involucrados”.
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Mientras tanto, el llamado a la acción es claro: combinar esfuerzos de vacunación, control del vector y educación para construir una estrategia integral que permita reducir significativamente el impacto del dengue en Colombia. La ciencia ha hecho su parte, ahora, le corresponde a la sociedad adoptar estas herramientas y trabajar unida para proteger la salud de las generaciones presentes y futuras.