Un nuevo estudio sugiere que capacidades claves que subyacen al lenguaje humano y a la cultura tecnológica pudieron evolucionar antes de que humanos y simios divergieran hace millones de años.
Muchos comportamientos humanos son más complejos que los de otros animales e implican la producción de secuencias elaboradas (como el lenguaje hablado o la fabricación de herramientas).
Estas secuencias incluyen la capacidad de organizar los comportamientos en bloques jerárquicos y de comprender las relaciones entre elementos distantes.
Por ejemplo, incluso comportamientos humanos relativamente simples como preparar una taza de té o café requieren la realización de una serie de acciones individuales en el orden correcto (por ejemplo, hervir la tetera antes de verter el agua). Dividimos estas tareas en bloques solucionables (por ejemplo, hervir la tetera, coger la leche y la bolsita de té, etc.), compuestos de acciones individuales (por ejemplo, “agarrar”, “tirar”, “girar”, “verter”).
Es importante destacar que podemos separar acciones relacionadas por otros fragmentos de comportamiento (por ejemplo, es posible que tenga que detenerse y limpiar un poco de leche derramada antes de continuar). Se desconocía si la capacidad de organizar comportamientos de manera flexible de esta manera es exclusiva de los humanos o también está presente en otros primates.
En este nuevo estudio, publicado en la revista PeerJ, los investigadores investigaron las acciones de los chimpancés salvajes (nuestros parientes más cercanos) mientras usaban herramientas, y si estas parecían estar organizadas en secuencias con propiedades similares (en lugar de una serie de respuestas simples, similares a reflejos).
La investigación fue dirigida por la Universidad de Oxford con una colaboración internacional en el Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Suiza y Japón.
El estudio utilizó datos de una base de datos de décadas de secuencias de video que mostraban a chimpancés salvajes en el bosque de Bossou, Guinea, donde se grabó a los chimpancés rompiendo nueces de cáscara dura usando un martillo y yunques de piedra. Este es uno de los comportamientos de uso de herramientas naturales más complejos documentados de cualquier animal en la naturaleza.
Los investigadores registraron las secuencias de acciones que realizaron los chimpancés (por ejemplo, agarrar una nuez, pasarla entre las manos, colocarla sobre un yunque, etc.), lo que suma un total de 8.260 acciones para más de 300 nueces.
Utilizando modelos estadísticos de última generación, descubrieron que surgían relaciones entre las acciones secuenciales de los chimpancés que coincidían con las encontradas en los comportamientos humanos.
La mitad de los chimpancés adultos parecían asociar acciones que estaban mucho más adelante en la secuencia de lo esperado, si las acciones simplemente se unieran una a una. Esto proporciona más evidencia de que los chimpancés planifican secuencias de acciones y luego ajustan su desempeño sobre la marcha.