
El avance de la tecnología transforma prácticamente a diario la forma en que nos comunicamos. A lo largo de la historia, muchos inventos que marcaron un antes y un después han quedado obsoletos con el paso de las décadas. Los disquetes, CDs y pendrives fueron reemplazados por el almacenamiento en la nube, las llamadas telefónicas por apps de mensajería. Ahora, el correo electrónico se encuentra en una encrucijada: sigue siendo utilizado por miles de millones de personas, pero cada vez parece ser menos relevante.
En 1971, el programador informático Ray Tomlinson envió el primer correo electrónico con el objetivo de crear un sistema de mensajería rápida que superara al correo postal. Durante décadas, el email fue el estándar de la comunicación digital, pero con el tiempo, la sobrecarga de información, la automatización y el spam lo han convertido en una herramienta de menor utilidad para la interacción cotidiana.
A finales de los años 90 y principios de los 2000, plataformas como Hotmail y Yahoo! Mail marcaron la era dorada del email. No solo eran herramientas de comunicación, sino también una clave de acceso a foros, redes sociales y otros servicios digitales emergentes.
En 2004, con la llegada de Gmail, Google estableció un nuevo estándar en almacenamiento y accesibilidad, consolidando su dominio en el sector. Hoy en día, Gmail y Apple Mail representan el 84% de la cuota de mercado de clientes de correo electrónico a nivel mundial, según datos del último año publicados por Statista.
El email sigue creciendo en términos de usuarios. Actualmente, 4.480 millones de personas (de los ocho mil millones que habitamos el planeta) utilizan ese servicio y se espera que la cifra aumente a 4.850 millones para 2027. Sin embargo, ese crecimiento no necesariamente refleja una mayor interacción humana.
El correo electrónico, en realidad, ha mutado para convertirse en una llave de acceso a cuentas y plataformas digitales, más que un medio de comunicación directa. Como señala un informe de la firma de ciberseguridad Kaspersky, “las direcciones de correo electrónico son el punto de partida de la mayoría de los formularios y portales de inicio de sesión en línea a nivel mundial”.
Más que una herramienta para hablar con otros, el correo electrónico es un requisito técnico, utilizado para abrir cuentas en redes sociales, hacer compras o recuperar contraseñas.
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Hoy en día, el correo electrónico se ha convertido en una herramienta saturada. Datos de Statista muestran que en 2024 se enviaron casi 362.000 millones de correos electrónicos al día, una cifra que ha crecido un 15% en los últimos cinco años. Pero gran parte de este volumen está compuesto por spam, promociones y correos automatizados, reduciendo su efectividad como canal de comunicación entre humanos.
El problema radica en la sobrecarga de información y la dificultad para gestionar múltiples cuentas. La mayoría de los usuarios tienen al menos 1,7 cuentas de correo activas, lo que contribuye a la confusión y la fatiga digital.
A esto se suma el impacto de plataformas empresariales como Slack, Microsoft Teams y WeChat, que han desplazado al correo electrónico en el entorno laboral, ofreciendo interacciones más dinámicas y organizadas.
Por ejemplo, en China (que suele ser una ventana del futuro cercano para el mundo occidental en términos de tecnología) el uso del correo electrónico ha disminuido un 22% en comparación con otras regiones. Allí, la aplicación WeChat domina la comunicación, tanto a nivel personal como corporativo. Empresas y trabajadores prefieren esta plataforma porque permite realizar pagos, compartir archivos y coordinar proyectos de manera más eficiente que el email tradicional.
Uno de los principales problemas que ha contribuido a la crisis del correo electrónico es el exceso de spam y la automatización indiscriminada. De los miles de millones de correos electrónicos enviados diariamente, casi el 50% son spam, revela un análisis de Statista, lo que convierte a la bandeja de entrada en un espacio cada vez más difícil de gestionar.
Las estrategias de marketing digital han encontrado en el email un canal masivo para impactar a los consumidores. Empresas de todos los sectores envían correos promocionales, boletines y notificaciones constantes, saturando la atención de los usuarios. El 86% de los consumidores sigue prefiriendo recibir novedades de marcas a través del correo, pero solo un 30% abre estos mensajes, y una fracción aún menor los lee en su totalidad.
La automatización también ha jugado un papel fundamental en la sobrecarga del email. Las empresas han implementado sistemas para enviar respuestas automáticas, recordatorios y notificaciones de manera incesante. Esto ha llevado a que muchas bandejas de entrada se conviertan en espacios donde la comunicación personalizada es mínima, siendo reemplazada por flujos automatizados que eliminan el contacto humano.
Para combatir este problema, los servicios de correo han implementado filtros cada vez más sofisticados, algunos incluso son impulsados por IA, pero el 85% de los usuarios aún considera que el spam es un problema, y el 60% ha optado por utilizar direcciones de email alternativas solo para registrarse en plataformas, evitando así el uso del correo para conversaciones significativas.
Por otro lado, además de su declive en la comunicación cotidiana, el correo electrónico también se ha convertido en un punto de vulnerabilidad para la seguridad digital. Según Kaspersky, los hackers han encontrado en las direcciones de email una herramienta para ataques de phishing, robo de identidad y fraudes en línea. “Las direcciones de correo electrónico pueden utilizarse para obtener información personal y profesional de una persona, desde su ubicación hasta sus redes sociales”, advierte la firma rusa.
Un problema aún mayor es que los delincuentes pueden robar identidades utilizando información filtrada de bases de datos. Si bien no es sencillo suplantar completamente la identidad de alguien con solo su correo electrónico, sí es posible acceder a datos personales sensibles si el usuario no protege adecuadamente sus credenciales.
Esto ha llevado a un aumento en las campañas de educación sobre seguridad digital, pero también ha generado una creciente desconfianza en el correo electrónico como medio seguro de comunicación, perdiendo su propósito inicial de conectar a las personas de manera directa y significativa, y cediendo cada vez más terreno ante apps de mensajería instantánea, como WhatsApp, Telegram y Signal, que han asumido el rol de la interacción cotidiana con inmediatez y privacidad, sin la sobrecarga informativa del email.