La mentira es una faceta intrigante y compleja de la naturaleza humana. Desde pequeñas, las personas suelen crear engaños y con el tiempo esto se ha convertido en una condición arraigada a la psicología.
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Este fenómeno ha captado la atención de investigadores que buscan entender, no solo la frecuencia de las mentiras, sino también sus motivos y consecuencias.
Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Massachusetts, llevado a cabo en 2002 por el psicólogo Robert Stephen Feldman, arrojó resultados sorprendentes en cuanto a lo que motiva a las personas a decir mentiras.
Inicialmente, según citó El Universal, demostró que las mujeres tienden a engañar “para proteger los sentimientos de los demás”, mientras que los hombres “lo hacen para parecer más competentes o mejorar su imagen”.
Lo que llamó la atención fue que, pese a los diferentes motivos, tanto hombres como mujeres usan las mentiras con la misma frecuencia, pues en un ejercicio de conversaciones de 10 minutos entre parejas de estudiantes universitarios, cada uno dijo en promedio entre dos y tres mentiras por interacción, recogió el mismo medio.
“La gente dice una cantidad considerable de mentiras en las conversaciones cotidianas. Fue un resultado muy sorprendente. No esperábamos que mentir fuera una parte tan común de la vida diaria”, dijo Feldman en esa ocasión.
En conclusión, el estudio señaló que los hombres no mienten más que las mujeres ni las mujeres más que los hombres, sino que lo hacen de manera diferente.
Otro estudio relacionado con el mismo tema, llevado a cabo en 2010 por expertos de la Universidad Estatal de Michigan, citado por Clarín, y en el que se les pidió a mil personas contar la cantidad de mentiras que decían en 24 horas, mostró que el promedio estuvo entre 20 mentiras al día o incluso más.
¿Por qué las personas dicen mentiras?
Los motivos detrás de las mentiras son variados. Según los psicólogos, las personas mienten para proteger su imagen, evitar conflictos, o incluso para conseguir beneficios personales. En algunos casos, las mentiras pueden ser un mecanismo de defensa, una forma de lidiar con la presión social o la ansiedad.
Aunque a veces las mentiras pueden parecer inofensivas, la realidad es que mentir frecuentemente tiene sus consecuencias, debido a que afecta la confianza en las relaciones. Cuando se descubre una mentira, puede ser muy difícil recuperar la confianza, ya sea en una relación personal, familiar o laboral.