<p>Jorge Luis Ceballos, el glaciólogo del Ideam que lleva veinticinco años observando los seis picos nevados de Colombia, le dijo a EL TIEMPO una serie de frases devastadoras que tendrían que despertar a cualquiera: “Me estoy quedando sin trabajo”. “Es como llegar a la oficina, pero ver que ya no hay oficina: los glaciólogos en el mundo somos ya una especie en vía de extinción, y en el caso de Colombia solo estoy yo”. Hablaba del deshielo que se ha ido precipitando. Ponía al día al país en el hecho incontestable y triste de que dentro de unos seis años no habrá Nevado de Santa Isabel.</p>
<p>¿Qué está pasando allá arriba a 4.965 metros sobre el nivel del mar? Que la temperatura no solo ha subido a 5 º, sino que desde 2016, por causa del fenómeno de El Niño, se ha acelerado la pérdida del hielo de los picos. No hay cómo volver atrás: por su altura, y por su capa de ceniza volcánica que ha quedado al descubierto, el Nevado de Santa Isabel pasará a ser un páramo. La Sierra Nevada de Santa Marta, la Sierra Nevada del Cocuy, y los volcanes nevados del Ruiz, Huila y Tolima, sobrevivirán un tiempo más porque están a más de 5.000 metros de altura, pero sus futuros también son inciertos.</p>
<blockquote>No hay cómo volver atrás: por su altura, y por su capa de ceniza volcánica que ha quedado al descubierto, el Nevado de Santa Isabel pasará a ser un páramo</blockquote>
<p>Ceballos entiende los nevados de Colombia, un país tropical, como un milagro que él no solo tuvo la suerte de conocer, sino de estudiar antes de que desaparezca. El coronel Aureliano Buendía, frente al pelotón de fusilamiento, recuerda la tarde remota en la que su padre lo lleva a conocer el hielo, porque resulta increíble vivir y haber vivido en este lugar entre el sol en el que también cae la nieve. Queda dar a conocer el deshielo porque es una prueba de que el planeta se está calentando y hay que tomarse cada vez más en serio el hecho del cambio climático.</p>
<p>“Estamos ante un momento histórico”, advierte Ceballos en este diario. “No nos queda más que aprender de él”. Y, en vísperas de la COP16, tomar otra senda.</p>
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<p>Editorial El Tiempo</p>