Trabajadores que sufrieron lesiones como consecuencia de su trabajo eran aislados dentro de la fábrica en Campinas (estado de Sao Paulo) y “expuestos a situaciones vejatorias y humillantes. También (…) discriminación racial”, según un comunicado del Tribunal Regional de Trabajo número 15.
La justicia condenó al fabricante a pagar 40 millones de reales (7,3 millones de dólares) por daño moral colectivo, en un fallo que todavía puede ser recurrido.
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Documentos del proceso relatan como, entre 2004 y 2019, varios trabajadores de la fábrica de Mercedes-Benz en Campinas fueron maltratados y discriminados luego de contraer “enfermedades profesionales”.
Tras su reintegro a la fábrica, los empleados fueron “víctimas de aislamiento, incluso físico, privados de oportunidades de promoción y aumentos salariales al ser designados como un ‘Grupo de Divergentes'”.
Algunos incluso fueron víctimas de insultos racistas como “mono”, relata el tribunal laboral.
“Aceptar estas prácticas como ‘hechos aislados’, tal y como las presenta la empresa, implicaría un grave retroceso social“, señala el juez del caso, Luís Henrique Rafael, citado en el comunicado.
Mercedes-Benz no respondió de inmediato a una consulta de la AFP sobre la sentencia.
En uno de los testimonios citados en el proceso, un trabajador que no podía cargar piezas de más de cinco kilos a causa de una enfermedad relató haber sido llamado “mono” por un colaborador de su jefe.
Trabajadores denuncian tratos discriminatorios
El afectado interpuso una queja ante su supervisor, pero recibió tres días de suspensión.
Otro de los demandantes, representados por el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de Campinas, aseguró que tras reintegrarse a la fábrica le fueron asignadas tareas como servir cafés y lavar el auto de un gerente, quien en una ocasión se burló de él por su piel negra.