Tras un trabajo de preparación de menos de diez meses para cumplirle al mundo, Colombia le da hoy la bienvenida en Cali a 196 delegaciones internacionales, que participarán en la versión 16 de la Conferencia de las Partes (COP) sobre Biodiversidad, el más importante espacio de discusión y negociación para el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD, por su sigla en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobado en 1992. Para el país, es la cumbre global ambiental de más trascendencia que haya albergado.
Serán en total más de 14.500 personas, incluidos 12 jefes de Estado y más de 100 ministros de medio ambiente, los que estarán presentes en el escenario de la llamada Zona Azul, el Centro de Eventos Valle del Pacífico, entre hoy y el 1 de noviembre.
El objetivo es evaluar la situación de la biodiversidad en el planeta y, específicamente, del cumplimiento de la Marco Global de Biodiversidad, Kunming-Montreal, adoptado en la COP15 del 2022, que se hizo en Canadá, y dar nuevos pasos en su implementación.
Lo que se debata y decida en esos 67.000 metros cuadrados, con salones de nombres colombianos, pero temporalmente bajo la bandera de la ONU, es de interés planetario y pondrá a Cali en el primer plano de la información mundial durante doce días.
Esto le dará a la ciudad y a su región la oportunidad de mostrar su riqueza natural, social y cultural y a la vez su potencial como destino para el turismo ecológico y la inversión en proyectos de desarrollo sostenible.
Las autoridades del Valle del Cauca creen que lo más importante de la COP16 vendrá después del primero de noviembre, cuando empiecen a materializarse, a través de los 18.000 visitantes internacionales y del cubrimiento de los medios internacionales, una transformación de la imagen de la ciudad y la región, que le permita afianzarse como destino de biodiversidad, y concretar la llegada de nuevos visitantes y de capitales de cooperación y de inversión que afiancen el desarrollo de proyectos ligados a la protección de la naturaleza.
Vamos a tener representantes de los gobiernos y los pueblos del mundo, todos interesados en un reequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, lo que se ha vuelto fundamental para simplemente vivir.
Detener la pérdida
La capital vallecaucana está en el país más biodiverso del planeta por hectárea y en el centro de una región estratégica como es el Chocó Biogeográfico, franja rica y lluviosa que bordea el océano Pacífico desde Panamá a Ecuador y toca una parte del Atlántico.
Su realidad es un claro ejemplo del valor de la biodiversidad del país y de toda Latinoamérica y el Caribe, y a la vez de los riesgos que se corren si no hay una acción decidida para proteger sus bosques, sus manglares, la riqueza de su mar, sus ríos y las muy variadas fauna y flora que albergan sus montañas y valles, y sacar a la mayoría de sus habitantes de la pobreza.
La realidad es que la pérdida de biodiversidad sigue avanzando sin que el mundo reaccione eficazmente. Para la muestra, una de las estadísticas sobre el tema: según la más reciente edición del Informe Planeta Vivo de la organización ambiental WWF, el cambio promedio en el tamaño de las poblaciones de más de 5.000 especies de mamíferos, aves, peces y anfibios disminuyó en un 73% en un lapso de 50 años (1970-2020). Cifras igualmente preocupantes hay en materia de destrucción vegetal.
En contraste, los esfuerzos por tener mundos naturales protegidos avanza lentamente. En 2022, según Naciones Unidas, solo cerca del 17% de la superficie terrestre y el 10% de la marina se encontraban en condición de protección.
La primera evaluación
Ante esta situación, en ese mismo año, las delegaciones que acordaron el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal se impusieron como meta al 2030 elevar al 30% el área protegida de zonas terrestres, aguas continentales, costeras y marinas de la Tierra.
¿Un objetivo realista o muy ambicioso? La cumbre caleña será la primera oportunidad para medir si ha habido avances o no, y si es necesario tomar otras medidas que hagan posible el propósito.
En las reuniones previas al inicio de la COP16 surgió un dato poco alentador. Solo 29 países, el 15% de los países miembros que adoptaron el Marco Global de Biodiversidad habían presentado sus planes y estrategias para proteger la biodiversidad en sus territorios, una de las tareas asumidas como obligatorias para esta cita, con lo cual el cumplimiento de las metas del acuerdo podría relegarse.
La estrategia
Este lunes, muy temprano, la ministra Susana Muhamad presentará el plan de Colombia, actualizado luego de un proceso participativo. Tendrá seis metas nacionales, que aportan a las 23 metas del Marco Global.
Entre ellas, poner en restauración ecológica y reconversión productiva a sistemas productivos sostenibles y regenerativos cinco millones de hectáreas que contribuyan a la recuperación de la economía en esos lugares.
También lograr que el 34% del territorio nacional quede bajo estrategias de conservación. “Pueden ser áreas protegidas, reconocimiento a la contribución de los pueblos indígenas y étnicos a la conservación, pero también puede ser bajo figuras de conservación de la biodiversidad tanto en tierra como en sus áreas costeras y los ecosistemas acuáticos internos y continentales”, dijo Muhamad.
Y un tercera medida será que el país pase de aportar el 0,8% al 3% del PIB nacional con modelos de economía de la biodiversidad. Se espera que esto genere más de 500.000 empleos asociados al cuidado de la biodiversidad y garantizará alternativas productivas sostenibles basadas en conocimiento e innovación tecnológica para generar valor agregado.
Movilización mundial
Después de este acto de presentación del plan para conservar la biodiversidad, la ministra Susana Muhamad, en la primera plenaria de COP16, tomará el cargo de presidenta de la cumbre, lo que corresponde al país anfitrión. El encargo se extenderá por dos años hasta la próxima COP de biodiversidad.
Con ella en ese escenario privilegiado de diálogo internacional, el gobierno del presidente Gustavo Petro, siguiendo el eslogan de la cumbre, le apostará a impulsar la creación de una “Coalición de Paz con la Naturaleza”, para lo cual se necesitaría, según la Ministra, “una movilización global masiva” que nazca de “recuperar como seres humanos la conexión con la vida y la naturaleza”.
En otros términos, el presidente Petro se ha referido al punto como una alianza entre los países pobres del sur con los progresistas del norte, que se contrapongan a los ecologismos “verde desteñido” y a “la codicia del capital fósil”.
Esta coalición, que busca involucrar tanto a los gobiernos como a las sociedades civiles del mayor número de países, será la plataforma de acción de Colombia, desde la cumbre y por los siguientes dos años.
El objetivo de fondo de esto será fomentar y fortalecer vínculos entre países y regiones, ampliar la cooperación internacional y generar más asistencia para los países en desarrollo.
Punto trascendental de la discusión en los encuentros por grupos y en las plenarias será el uso sostenible de los componentes de la biodiversidad, así como el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de la utilización de sus recursos genéticos.
También Colombia buscará fortalecer la participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales de diferentes maneras, y crear un diálogo equilibrado con las cumbres de cambio climático y desertificación, que por ciento se harán también este mismo año.
Lo ha dicho el secretario general de la ONU, Antonio Guterres: si se corrige la pérdida de biodiversidad, se podrá mejorar la salud de las personas, hacer realidad el desarrollo sostenible y abordar la emergencia climática.
PERIODISTA EXTERNO ACE