La Copa Libertadores 2024 sigue confirmando una tendencia que se ha vuelto casi una regla en el fútbol sudamericano: el dominio de los equipos brasileños. Atlético Mineiro ya aseguró su lugar en la final tras eliminar a River Plate en una serie de semifinales en la que dejó clara su superioridad con un contundente 3-0 en el partido de ida y un sólido 0-0 en la vuelta. Ahora, si todo sigue como se espera, Botafogo, que este jueves enfrentará a Peñarol tras golearlo 5-0 en la ida, sellará su pase como segundo finalista, dando paso a otra final 100% brasileña.
Los equipos de Brasil mostraron una diferencia de nivel que va más allá de lo táctico: la inversión, la calidad en sus plantillas y una estructura sólida en el aspecto deportivo y económico han elevado al fútbol brasileño a un nivel casi inalcanzable para los demás equipos de Sudamérica.
El caso de Atlético Mineiro es emblemático. El equipo de Belo Horizonte no solo fue efectivo en ataque sino también impecable en defensa, al neutralizar completamente al poderoso River Plate, que no encontró formas de vulnerar el esquema defensivo del “Galo”. Mientras tanto, Botafogo mostró todo su potencial ofensivo al golear 5-0 a Peñarol en su casa, en una demostración que dejó claro que Brasil sigue teniendo el dominio total en la competencia.
El dominio de los clubes brasileños en la Libertadores no es algo nuevo, pero ha ganado aún más fuerza en las últimas ediciones. Desde 2019, los equipos de Brasil han ganado todas las finales, alcanzando un total de cinco títulos consecutivos: Flamengo se coronó en 2019 y 2022, Palmeiras alzó el trofeo en 2020 y 2021, y Fluminense se llevó la gloria en 2023. Esta seguidilla de campeonatos es prueba de que el fútbol brasileño atraviesa un ciclo dorado que lo ha consolidado como la potencia indiscutible de Sudamérica.
La hegemonía brasileña en la Copa Libertadores no es casualidad; responde a varios factores que han permitido a los clubes de Brasil aventajar a sus rivales continentales. Uno de los pilares fundamentales ha sido el crecimiento económico y la inversión en infraestructura, que han dado como resultado clubes más sólidos y con plantillas de alto nivel. Con un poder económico que permite contratar figuras internacionales y retener a jugadores clave, los equipos brasileños cuentan con escuadras que compiten al más alto nivel, combinando jóvenes talentos y jugadores experimentados de gran trayectoria.
Además, la liga brasileña ha atraído a entrenadores de renombre y cuenta con academias de desarrollo de talento juvenil bien estructuradas, permitiéndoles no solo mejorar sus plantillas sino también generar una cantera fuerte y con proyección internacional. Estos factores han contribuido a consolidar a Brasil como una fuerza insuperable en el continente.
Atlético Mineiro espera a su rival en la gran final, mientras que Botafogo, con un pie y medio en esta instancia, busca asegurar su pase este jueves. De concretarse, esta final volvería a confirmar la tendencia dominante de Brasil en la Libertadores y reafirmaría el estatus de su liga como la más poderosa de Sudamérica.
Aunque el fútbol sudamericano siempre guarda sorpresas, la realidad actual muestra una clara supremacía de Brasil, que parece difícil de romper en el corto plazo. Los equipos del resto de la región, aunque con gran tradición y talento, no logran igualar el nivel de preparación y los recursos económicos de los clubes brasileños. Sin embargo, esta situación podría motivar a otros países a fortalecer sus ligas y redoblar esfuerzos en busca de una mayor competitividad.
Con el desenlace de la Copa Libertadores 2024 cada vez más cerca, una final brasileña no solo consolidaría el poderío de Brasil en el continente, sino que también dejaría un mensaje claro para el futuro: la superioridad de los equipos brasileños en el escenario sudamericano es una realidad que parece no tener fin.